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Para que no gane el olvido Los derechos humanos, opcion de vida


27-06-2024 14:20:10
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“Hablar de derechos humanos es hablar de una opción de vida”. En esta idea se para la militante de Hijos y educadora Ingrid Schegtel al referirse a cómo impactan en la escuela los discursos de odio y el avasallamiento a los valores democráticos que encara el gobierno de Javier Milei. Afirma que hay que reforzar la enseñanza en valores, esos que invitan a mirarnos unos a otros como semejantes. 

La protesta contra la ley Bases del miércoles 12 de junio pasado frente al Congreso de la Nación terminó con cientos de personas reprimidas y 33 detenidas y procesadas. Todos presos políticos. Los relatos de lo que vivieron, desde las mismas detenciones ilegales, los apremios e interrogatorios a los que fueron sometidas estas personas remiten directamente a las prácticas de la dictadura cívico militar, en democracia. 

¿Cómo impactan estos hechos y discursos –no son los únicos– en las aulas escolares? ¿Qué valor tiene la enseñanza de los DDHH en esta realidad marcada por la violencia que baja desde el propio Estado?

Ingrid Schegtel describe una situación difícil y de desafío para quienes se reconocen –se incluye en esa definición– “como defensores de valores sociales, de valores colectivos, porque todas las actitudes que está teniendo este gobierno son precisamente disolventes de lo social”.

Foto: Julia Oubiña | El Eslabón/Redacción Rosario

Afirma que es preciso “volver a trabajar los valores colectivos, reafirmar que los derechos son colectivos”. “Es imposible pensar esa palabra (derechos) desde la individualidad. Si alguien entiende que tiene derechos para sí solo está totalmente equivocado con la palabra en sí misma. Todo eso hay que volverlo a plantear cada vez que hablamos de valores, a sostener que las sociedades somos un colectivo, un conjunto que tenemos que ayudarnos entre todos. Sino pasa esto que sostiene Daniel Feierstein (sociólogo) que dice que los genocidios son procesos, que empiezan a aplicarse precisamente desde estas políticas que entienden que hay un otro al que puedo culpar de todos los males; y que ese otro no sea entendido como un ser humano”.

Para Schegtel hay una tarea primordial para quienes trabajan en educación –y por fuera también– que es “la necesidad de volver a mirarnos y pensarnos en estos valores que nos unen, de trabajar el respeto hacia las ideas ajenas”.

Al margen de la ley

Las políticas violentas y represivas que encara el gobierno de La Libertad Avanza contradicen los ideales establecidos en la propia ley de educación nacional (26.206) para toda la escolaridad obligatoria y de enseñanza superior. Una normativa que apunta –entre otros fines y objetivos– a “brindar una formación ciudadana comprometida con los valores éticos y democráticos de participación, libertad, solidaridad, resolución pacífica de conflictos, respeto a los derechos humanos, responsabilidad, honestidad, valoración y preservación del patrimonio natural y cultural”, y también a “fortalecer la identidad nacional, basada en el respeto a la diversidad cultural y a las particularidades locales, abierta a los valores universales y a la integración regional y latinoamericana”.

Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario

La militante de Hijos Rosario rescata la riqueza de esta ley en tanto convoca “a construir ciudadanía desde los diferentes valores, desde el respeto al otro, de darle la palabra y reconocerlo”. “Lo que se está viviendo –agrega– es muy duro, es lo contrario a nuestros valores”.

A manera de ejemplo de la situación opuesta a lo social y colectivo que tiene la construcción de la vida democrática, cita la decisión del gobierno nacional de decretar 2024 como “Año de la defensa de la vida, la libertad y la propiedad”. Una inscripción que deben llevar todos los documentos oficiales de la administración pública, incluidos los de educación. “No hay nada más individualista y alejado de lo que pregona nuestra ley de educación, que es muy clara en esto de convocar a construir lo colectivo”, apunta la profesora.

Doble tarea

El educador español Miguel Ángel Santos Guerra insiste con la idea de la doble tarea que tiene la escuela, de enseñar y de ir contra la corriente de los discursos hegemónicos que dicen lo contrario a los mensajes de cuidado, respeto y tolerancia que buscan afianzarse desde las clases escolares. 

Ingrid Schegtel suscribe a esa reflexión y rescata el lugar del aula como espacio de encuentro y escucha. “El salón es algo sagrado, lo que ocurre ahí es maravilloso, me parece que es una de las cosas más lindas que hemos podido construir como sociedad. Que tengamos a los niños en un espacio creado para ellos, con distintos chicos que aportan cada uno desde su lugar, es algo que hay que cuidar”, dice, y celebra que “la escuela vaya a contramano” de los discursos violentos y las políticas que no respetan la vida en democracia. 

Schegtel rescata que la posibilidad de enseñar sobre derechos humanos no se remita sólo a una efeméride ni a un contenido específico (como puede ser el 24 de Marzo) sino que sea transversal y universal. La enseñanza de los DDHH “se transversaliza mucho, la educación en valores se aborda en un montón de materias, incluso por fuera de lo curricular planificado. Por suerte nos hemos dado el espacio para entender que esas cosas –las manifestaciones de las violencias– hay que hablarlas, porque si no se hablan van a seguir pasando”, reflexiona. 

Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario

“Para mí, hablar de derechos humanos es hablar de una opción de vida”, expresa la educadora, quien actualmente da clases en el nivel primario. Lo hace al referirse a la riqueza de materiales producidos por el Estado entre 2003 y 2015. “Desde Educ.ar en sus principios, hasta el Programa Nuestra Escuela (de formación docente) y desde ya todo lo producido por el Canal Paka Paka”, enumera.

La profesora Schegtel es una de las autoras de Cuadernos Memoriosos y Mundo Memorioso, una serie de recursos didácticos y pedagógicos producidos por el Ministerio de Educación y la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, en 2022, y en anticipación a los 40 años de democracia que se celebraron en 2023. El material está destinado a las escuelas secundarias y los profesorados, son los primeros en reunir orientaciones y experiencias escolares que remiten al pasado reciente en la historia santafesina, realizados desde la cartera educativa.

Hijos de una misma historia

Ingrid Schegtel comenzó a militar en Hijos Rosario en 1996 (la agrupación hacía apenas un año que se había fundado). En ese momento estaba en 5to año de la escuela secundaria y participaba del Centro de Estudiantes. “Mis papás se exiliaron (en dictadura) y para mí siempre fue no entender qué quería decir esa palabra. Le empecé a dar más sentido cuando ingresé a Hijos y conocí un poco más de historia; porque por más que la conociera, pertenecer a un grupo donde se charlaba justamente de cómo colectivizar la memoria y cómo seguir hablando del proyecto colectivo que tenían los desaparecidos hizo que ese fuera mi lugar de militancia. Además de conocer compañeros hermosos, como Juane Basso. Y ahí me quedé”, repasa, y aprecia que la Regional Rosario de Hijos sea una agrupación que sostiene “que todos somos Hijos de una misma historia”.
 

Fuente : redaccionrosario.com

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