El Grupo ETC y el Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sustentables (IPES-Food) publicaron Un movimiento de largo plazo por la alimentación, que presenta dos futuros muy diferentes para los sistemas alimentarios, las personas y el planeta. El estudio advierte de las amenazas específicas que se ciernen sobre la agricultura, la seguridad y la soberanía alimentarias si los planes de la agroindustria llegan a materializarse. Por Desinformémonos
La inteligencia artificial rediseña los ecosistemas. El avance de tractores robóticos y drones va tan rápido como lo permiten las infraestructuras digitales. Millones de habitantes de zonas rurales serán obligados a emigrar a zonas urbanas.
Los alimentos—y ahora también los datos sobre la alimentación— son valiosos activos estratégicos. Es inminente una nueva ola de acaparamiento de tierras, océanos y recursos.
Los más poderosos gobiernos y empresas se aprestan a controlar el suministro de alimentos a través de vastos corredores económicos. Las largas y complejas cadenas de suministro mundiales serán más vulnerables a las pandemias, el cambio climático y la congestión de los puntos críticos para el intercambio comercial.
La “híper-persuasión” aumenta: los datos de las transacciones cotidianas (que pueden obtenerse de las plataformas digitales y de los servicios automatizados de comida) se combinan cada vez más con la información recopilada en línea para manipular los hábitos alimentarios de las personas de una forma nunca antes vista.
El informe expone una serie de estrategias para construir sistemas alimentarios sustentables en los próximos 25 años. Se calcula que, unida, la sociedad civil podría forzar un viraje de la cadena alimentaria industrial a la soberanía alimentaria y la agroecología hasta por 4 billones de dólares. Esto incluye 720 mil millones de dólares en subsidios que se destinan a la producción masiva de agroexportaciones (commodities) y hasta 1.6 billones de dólares en ahorros en atención a la salud, si se acaba con la comida chatarra. Estas acciones en conjunto podrían reducir 75% de las emisiones contaminantes del sistema alimentario.
Algunas de las estrategias clave son:
– Fortalecer a los productores de alimentos en pequeña escala con los fondos que ahora se destinan a subsidiar a las commodities y a financiar investigación y nichos de innovación agrícola.
– Apoyar las cadenas de suministro cortas y los mercados territoriales: En 2045, hasta 50% de los alimentos vendría de cadenas de suministro locales y regionales, y hasta 80% de las poblaciones con mayores recursos económicos asumirían un vegetarianismo flexible.
– Gravar con impuestos la comida chatarra, los tóxicos, las emisiones de CO2 y los ingresos de las multinacionales.
– Adoptar medidas de seguridad alimentaria para emergencias, que primen sobre las normas comerciales y de propiedad intelectual.
– Garantizar que la hambruna, la malnutrición y la degradación ambiental se consideren violaciones criminales que puedan juzgarse internacionalmente.
– Defender el multilateralismo consolidando la reforma del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la ONU.
lfm_exec_summary_es_1
https://desinformemonos.org/wp-content/uploads/2021/03/lfm_exec_summary_es_1.pdf
Fuente :
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!