“No me sorprendió nada lo que hicieron porque ya tuvieron peleas” en Zárate, afirmó el remero Pablo Ventura previo a declarar en el juicio contra los rugbiers que asesinaron a golpes a Fernando Báez Sosa. “No existe actitud más miserable que acusar a un inocente”, sostuvo el abogado Fernando Burlando.
Pablo Ventura, el remero de Zárate que fue incriminado falsamente por los rugbiers en las primeras horas de la investigación del crimen de Fernando Baéz Sosa en Villa Gesell, dijo este miércoles que “no le sorprendió” lo que hicieron los ocho acusados del homicidio porque ya habían tenido peleas y agregó que no sabe puntualmente quién lo involucró en el hecho ni el motivo.
“No me sorprendió nada lo que hicieron porque ya tuvieron peleas” en Zárate, dijo el joven sobre los ocho acusados, al ingresar cerca de las 8.10 a los tribunales de Dolores para declarar como testigo en la tercera audiencia del juicio por el crimen de Báez Sosa (18).
Acompañado de su padre, José María, el joven afirmó en declaraciones a la prensa que no sabe cómo se va a sentir cuando los tenga frente a frente, aunque adelantó: “Con buena cara no los voy a mirar”. Y añadió: “Yo los conocía de vista, es una ciudad chica Zárate, hay un solo boliche y nos cruzábamos ahí”.
Por último, el joven sostuvo que hasta el día de hoy desconoce cuál de los ocho rugbiers lo mencionó como integrante del grupo en los momentos posteriores al crimen y cuando él estaba en Zárate. “Al día de hoy no sé quién fue, nadie me lo dijo. Hasta el día de hoy no sé por qué me acusaron”, expresó.
Ventura salió a cenar la noche del 17 de enero de 2020 con su familia a un restaurante de Zárate y tras ello se fue a dormir sin imaginarse que horas después quedaría detenido por un asesinato cometido a unos 470 kilómetros de donde él se encontraba.
Fueron detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Campana quienes lo apresaron en Zárate luego de que uno de los entonces diez rugbiers involucrados en el caso lo señalara como sospechoso del crimen de Fernando.
En una entrevista que tiempo atrás dio a Télam, Ventura recordó cómo fueron los momentos en los que la Policía llegó a su casa el mediodía de aquel 18 de enero y lo trasladó a la sede policial de Campana: “Me dijeron que solo tenía que ir a testificar a Campana, recién ahí me dicen que debían llevarme a Villa Gesell. Yo no sabía nada de lo que había pasado. Al llegar allá, me dicen que me acusaban de asesinato. Fue una situación horrible”.
El joven contó que fue trasladado en patrullero a la localidad balnearia y estuvo tres días detenido en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI), en una celda “totalmente solo”. Y agregó: “El primer día fue horrible, todos me miraban como si yo fuera el asesino”.
Finalmente, por falta de pruebas y tras comprobarse que no había salido de Zárate la noche del hecho, Ventura fue excarcelado el 21 de ese mismo enero de 2020 por pedido de la fiscal de Villa Gesell a cargo de la causa, Verónica Zamboni, y la orden del juez de Garantías David Mancinelli.
Foto: Télam
Por su parte, el abogado que representa a los padres de Fernando Báez Sosa, Fernando Burlando, aseguró que “no existe actitud más miserable en la vida que acusar a un inocente y privarlo de su libertad”, al referirse así al remero. “Ventura fue acusado injustamente”, señaló a la prensa antes de ingresar a la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, donde se desarrolla el tercer día de debate.
“Si sos inocente, hacés lo de Ventura (ponerse a disposición de la Justicia); si no los sos, desviás la acción de la Justicia diciendo que la zapatilla tuya, que era número 41 y de (Máximo) Thomsen, decís que es de Ventura que calza 50”, expresó el letrado, y añadió que dicho elemento “es una prueba contundente, que más allá de la huella de la suela reproducida en la piel de Fernando, tenía ADN”.
“En los códigos de la calle y de la vida no hay actitud más miserable que acusar a un inocente y privarlo de la libertad”, aseguró el abogado, quien además se refirió al testimonio de Tomas DAlessandro, uno de los amigos de Fernando que fue golpeado junto a él y que declaró este martes en el juicio: “Tomás fue uno de los chicos que más arriesgó. Intentó por todos los medios salvar a su amigo y se nota la brutalidad de las patadas. Entonces cómo le habrán pegado a Fernando patadas si las de Tomás fueron tremendas”.
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