Los expertos advierten que la celebración del torneo de selecciones más antiguo del mundo en Brasil puede agravar la pandemia, que se asoma a la tercera ola en el país.
Protesta contra Bolsonaro en Brasilia, 29 de mayo de 2021Ueslei Marcelino / Reuters
El presidente Jair Bolsonaro ve en la Copa América de Brasil, muy cuestionada en un país que se asoma a la tercera ola de la pandemia, una oportunidad –aunque arriesgada– para recuperar su popularidad perdida.
Tras quedar descartada en Colombia por el estallido social y en Argentina por el recrudecimiento del virus, el mandatario utraderechista, fiel a su principio de que la vida (y la economía) siguen a pesar del virus, que en breve habrá matado a medio millón de brasileños, puso a disposición de la Conmebol al país del fútbol.
"Intenta presentar una agenda positiva a sus electores y al país en general. Desde que empezó el covid-19, Bolsonaro quiso mandar un mensaje de normalidad que nunca llegó y esto le ha afectado políticamente", comenta a RT Creomar de Souza, fundador de Dharma Political Risk and Strategy.
Pero no le será nada fácil conseguir este propósito. Los expertos advierten de que la celebración del torneo de selecciones más antiguo del mundo en Brasil puede agravar la pandemia.
Menos del 11 % de los 212 millones de brasileños han sido inmunizados con las dos dosis.
El gigante latinoamericano, con más de 474.400 fallecidos, está instalado en una meseta de cerca de 2.000 muertos diarios. Las tímidas medidas de cuarentena se relajaron al mínimo hace semanas, con lo que los casos tienen tendencia a subir de nuevo.
Además, la mayoría de los estados están con su sistema hospitalario al límite, circulan varias variantes del covid-19 y la vacunación avanza lentamente: menos del 11 % de los 212 millones de brasileños han sido inmunizados con las dos dosis.
En un contexto así, los expertos sanitarios de dentro y fuera del país se echaron las manos a la cabeza ante la decisión de Bolsonaro de albergar el torneo que arranca este domingo y que finalizará el 10 de julio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya comentó que "algunos países deberían reconsiderar sus decisiones de organizar eventos masivos, si no cuentan con una adecuada gestión de riesgos", en una clara referencia a Brasil.
Esta desconfianza ha quedado reflejada también en las redes sociales donde circulan memes sobre la rebautizada como Cepa América en los que se ve, por ejemplo, a un ataúd jugando con una pelota en forma de coronavirus o a Messi y a Neymar vestidos de astronautas para no contagiarse.
A pesar de las críticas y advertencias, el Gobierno brasileño asegura que el campeonato se disputará "en un ambiente sanitario controlado", como dijo el lunes por la noche el ministro de Salud, Marcelo Queiroga. Los partidos se disputarán sin público y, aunque el gobierno no exija la inmunización obligatoria, por lo menos ocho de las diez delegaciones (formadas por un total de 65 personas entre jugadores y personal) estarán completamente vacunadas. También se someterán a test PCR cada 48 horas. Las selecciones se desplazarán en aviones fletados entre las cuatro sedes del torneo (Brasilia, Goiania, Cuiabá y Rio de Janeiro), y los jugadores tendrán la movilidad restringida para evitar aglomeraciones.
Pero para muchos lo peor no son los riesgos sanitarios de la Copa América de Brasil, sino el mal ejemplo que está dando Bolsonaro frente a la pandemia y la falta de respeto hacia las víctimas y sus familias.
"La Copa América en Brasil es un desenfreno y una falta de respeto para las 460.000 familias en duelo del país. La decisión se tomó exactamente en el momento en que comienza la tercera ola. Como aficionado al fútbol, lamento que el deporte se aleje cada vez más de la gente", destacó el epidemiólogo Pedro Curi Hallal.
Bolsonaro es uno de los líderes del mundo más cuestionados por su caótica gestión de la pandemia. Desde hace semanas, es objeto de una investigación en el Senado sobre las posibles omisiones en la crisis sanitaria, y algunas de las comparecencias ya han dejado entrever que hubo fallos en la compra de vacunas.
Manifestaciones y cacerolazos con el lema Fora Bolsonaro [Fuera Bolsonaro] van ganando intensidad con el paso de los meses.
Desde el gobierno de Bolsonaro, se piensa que una victoria de Brasil en el campo puede traducirse en una gran triunfo político. Pero podría ocurrir el efecto contrario.
Un reciente sondeo reveló que el 49 % de los brasileños son favorables a un impeachment contra el ultraderechista y que un 55 % pone como favorito al expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva –su archirrival– para ganar las elecciones presidenciales de 2022.
La formación de Lula, el Partido de los Trabajadores (PT), recurrió ante el Supremo Tribunal Federal (STF) la celebración de la Copa, denostada por la mayoría de organizaciones de oposición y al menos seis gobernadores, que se negaron a acogerla.
"No queremos Copa, queremos vacuna", reza un cartel en el exterior del estadio Maracaná, Río de JaneiroPilar Olivares / Reuters
Pero desde el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, se piensa que una victoria de Brasil en el campo puede traducirse en una gran triunfo político.
"El gobierno considera que si Brasil gana con Neymar levantando la copa en el Maracaná, en presencia del presidente, será un punto (político) a favor de Bolsonaro", explicó el periodista André Rizek.
Sin embargo, Souza recuerda que si la Seleçao no gana la competición podría ocurrir el efecto contrario y que la derrota de Brasil se traduzca en un fracaso del gobierno.
El torneo también ha dado pie estos días a toda una telenovela entre los bastidores del mundo futbolístico brasileño.
Algunos jugadores y la comisión técnica de la Seleçao, liderada por Tite, mostraron su oposición a disputar un campeonato que consideran apresurado e incluso se rumoreó con un posible boicot.
Finalmente se filtró que los jugadores participarán en el torneo, pero está previsto que hagan público un comunicado este martes tras un partido con Paraguay para las eliminatorias de la Copa del Mundo.
Neymar en un partido de la selección brasileña contra la de Ecuador en las eliminatorias del mundial, Porto Alegre, 4 de junio de 2021Diego Vara / Reuters
El apoyo de Tite a los jugadores habría causado malestar en el gobierno y, según la prensa, el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Rogerio Caboclo, prometió a Bolsonaro sustituir al técnico.
Mientras, seguidores bolsonaristas, con Flávio Bolsonaro, hijo del mandatario, lanzaron ataques en las redes contra el técnico hasta el punto de que el hashtag #TiteComunista se convirtió en uno de los más comentados en Twitter.
En medio de esta tensión y para sorpresa de muchos, el domingo, justo una semana antes del campeonato, se anunció que Caboclo era apartado del cargo por treinta días tras una denuncia por acoso sexual y moral, que él niega.
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