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Leonardo Pflüger: "En una operación normal, la minería actual no genera ningún daño ambiental"


26-04-2022 02:19:27
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AGENCIA PACO URONDO entrevistó al director nacional de Producción Minera Sustentable. "¿La minería genera impacto? Sí, como cualquier actividad. ¿Genera daño ambiental? No", resumió. 

Por Enrique de la Calle

AGENCIA PACO URONDO dialogó con el licenciado en Gestión Ambiental Leonardo Pflüger, recientemente designado como director nacional de Producción Minera Sustentable, en la Secretaría de Minería. Antes, se desempeñó durante 15 años en el Ministerio de Ambiente nacional. Entre otros temas, se refirió al rechazo a la minería en muchas provincias: "Hay mucha hipocresía porque se pretende mantener una calidad de vida basada en recursos minerales pero en tanto la producción de esos minerales se realice lejos de casa. Creo que tenemos que empezar a pensar de manera más solidaria, entendiendo que el país es uno solo y necesita que cada provincia ponga su potencial productivo al servicio del desarrollo del pueblo argentino, y sobre todo de los más necesitados", contó. 

APU: Viene de una larga experiencia en el Ministerio de Ambiente (trabajó allí 15 años). Desde hace un mes, se desempeña como Director Nacional de Producción Minera Sustentable, en la Secretaría de Minería. Es un área muy importante considerando todos los debates que la minería genera en torno a la cuestión ambiental. ¿Cuál va a ser su tarea?

Leonardo Pflüger: El tema de la sustentabilidad no es algo que se puede plantear en términos binarios, algo que se puede tener o no. Una actividad no se puede plantear en términos de si es sustentable o no lo es, hay una cuestión de gradualidad. Tiene que ver con cómo se van construyendo prácticas, por parte del Estado, las empresas y la sociedad, para generar sustentabilidad. Por un lado está el debate sobre la producción pero también hay que considerar qué se hace con los recursos económicos resultantes. En este caso hablamos de recursos no renovables, con lo cual habría que pensar en recursos que en algún momento se van a agotar. Ese en algún momento pueden ser 10 años o 1000. Pero si la sustentabilidad dependiera de ese criterio, deberíamos decir que el ser humano es insustentable desde la edad de piedra, porque desde entonces usa minerales para vivir. Hay necesidades básicas de salud, educación y desarrollo - y no hablo de otros consumos - que dependen de los minerales que nos rodean. La sustentabilidad entonces pasa por otro lado, por generar un marco que satisfaga necesidades presentes a través de una actividad productiva y al mismo tiempo se generen condiciones para que ese beneficio que hoy genera la actividad deje un legado a futuro, es decir, que permita a las generaciones futuras también satisfacer sus necesidades.

APU: A veces se vincula lo no renovable con recursos que se van a agotar en los próximos años. Pero no es así. ¿En el caso minero, Argentina tiene reservas para cientos de años?

LP: Es así, pero eso no quita que se tengan que profundizar políticas ambientales que tienen que ver con la economía circular y el consumo responsable, para reducir la presión sobre esas reservas. Hay que pensar la sustentabilidad también en ese aspecto, en cómo se vuelven a aprovechar los recursos existentes. Por supuesto es un tema que excede a la función de esta dirección.

APU: Habló de sustentabilidad y lo vinculó con gradualidad. Es decir, las actividades productivas impactan sobre el ambiente. Lo que se debería medir es cuánto. ¿Es así?

LP: La vida humana impacta. La cuestión es tratar intentar evitar que se generen impactos significativos. Los que no se puedan evitar, tratar de mitigarlos. Y los que no se pueden evitar, compensarlos. Eso vale para la minería o para cualquier otra actividad. Y en Argentina y en todo el mundo eso se logran con los Estudios de Impacto Ambiental, que es el instrumento de prevención por excelencia. ¿La minería genera impacto? Sí, como cualquier actividad. ¿Genera daño ambiental? No. Si uno ve qué pasaba con la minería hace 40 años, va a encontrar daños. Pero eso tiene que ver con el nivel de madurez del país y de sus marcos regulatorios. Para cualquier actividad, enterrar un desecho en cualquier lado era legal hace 40 años, pero las cosas cambiaron. Hoy en día, en una operación normal, la minería no genera daños ambientales. Puede haber accidentes, por supuesto, como en cualquier otra actividad humana, pero la accidentabilidad en minería bajó considerablemente en los últimos años, gracias a dispositivos preventivos y planes de contingencia basados en estándares internacionales.

APU: ¿Cuando dice que no genera daño ambiental, se refiere también a la minería metalífera, llamada comúnmente como "megaminería"?

LP: Muchas veces, los detractores de la actividad la estigmatizan usando términos como megaminería, y lo hacen a partir de creencias que no son reales. Una de ellas tiene que ver con una supuesta diferencia en el modo de operar las empresas en los países desarrollados y en Argentina, por ejemplo. Y eso es falso porque en países como Australia o Canadá se hace mucha más minería que en Argentina, y se produce exactamente de la misma manera, con las mismas sustancias y las mismas tecnologías. Por eso lo que algunos acá denominan despectivamente como megaminería, es lo mismo que en el resto del mundo se conoce simplemente como minería.

APU: Una crítica que aparece siempre tiene que ver con las capacidades de un Estado, en nuestro caso, estados provinciales (porque los recursos son provinciales) para controlar a esas empresas. ¿Qué opina sobre eso?

LP: Varias cosas. Está el mito de que la empresa grande sería más deficitaria ambientalmente que la pequeña empresa. Y no es así. A mayor escala, la empresa tiene mayor capacidad de implementar ciertas medidas de cuidado ambiental, por ejemplo. Porque a mayor escala, más bajos son los costos por unidad por producto, incluidos los costos de protección ambiental, y por eso es más bajo el impacto por unidad de producto. Hay una brecha muy amplia entre la percepción social y la realidad de la actividad minera. Hoy en Argentina, por ejemplo, tenemos tres minas en procesos de cierre. Esas minas están llevando a cabo planes de cierre de mina sin que haya una ley nacional de cierre de minas, y lo hacen conforme a marcos regulatorios internacionales. Siempre se puede mejorar el desempeño ambiental de una empresa, por supuesto, pero la realidad es que el actual desempeño ambiental de la minería está muy por encima de la mayoría de las actividades productivas.

APU: ¿Pero las provincias tienen capacidades estatales y recursos para controlar minería o cualquier otra actividad?

LP: Es cierto que muchas provincias o el Estado nacional mismo tienen recursos limitados para controlar actividades productivas, al igual que sucede en muchos países. Pero eso no tiene que ver con la minería, específicamente. Hay asimetrías entre provincias que tienen que ver con el nivel de desarrollo de cada una. Hay provincias que tienen menos recursos, menos inspectores, menos vehículos, menos equipamiento. El modo de resolver eso no es prohibiendo actividades, sino generando más desarrollo, más producción, mayor recaudación de impuestos. No hay forma de tener mayor control ambiental si no tenés más desarrollo. Eso se ve claramente en provincias mineras, en donde los beneficios económicos de la actividad contribuyen a fortalecer las capacidades de control del Estado.

APU: Considerando que los recursos son provinciales. ¿Cuál es el rol de una dirección nacional?

LP: Generar lineamientos generales y recomendaciones sobre cómo se debe desarrollar la actividad en términos ambientales y desarrollar procesos de fortalecimiento institucional para asistir a las provincias en su responsabilidad primaria. Eso lo hacemos con un enfoque de federalismo de concertación, en permanente diálogo con el Consejo Federal de Minería. Además, la Secretaría de Minería Nacional que conduce la Dra. Fernanda Ávila es autoridad de aplicación de la ley de inversiones mineras, que es un marco que estimula el desarrollo de la actividad, y eso es clave para que se generen las inversiones necesarias para que el país se desarrolle.

APU: ¿Cuál es su impresión general sobre cuáles son las capacidades de las provincias para controlar a la actividad?

LP: Mi respuesta tiene que ver con mi conocimiento del sector minero y también mi experiencia en el Ministerio de Ambiente, donde estuve 15 años, donde también hay asimetrías entre las provincias. Por eso, es importante que, si bien los recursos pertenecen a las provincias, tengamos una visión solidaria, con un rol fuerte del Estado Nacional para fortalecer y apoyar a aquellas provincias que están más rezagadas. Pero aclaro algo: las provincias necesitan mayores recursos y capacidades para controlar no solo a las grandes empresas sino sobre todo a las pequeñas, que son muchas y que están muy atomizadas. Y para fortalecer esas capacidades es imprescindible que el país crezca. No existe ningún país con el PBI per cápita de Argentina que haya resuelto sus desafíos ambientales.

APU: Cuando se habla de modelos virtuosos del desarrollo minero: ¿Hay que nombrar a San Juan y Santa Cruz?

LP: Sí, también Catamarca que, por ejemplo, tiene una Dirección Provincial de Gestión Ambiental Minera cuyos controles están certificados por la norma internacional ISO 9000, algo que es de vanguardia para un organismo gubernamental. También se implementan monitoreos ambientales participativos, que incluyen a escuelas, universidades, comunidades locales, que realizan muestras en ríos, acuíferos, etc.

APU: Describió una actividad que tiene muchas cuestiones virtuosas, desde el punto de vista económica y social. ¿Por qué entonces tiene tanto rechazo en muchas provincias, donde es prohibida en varias?

LP: Hoy tenemos provincias con movimientos que se oponen al desarrollo de la actividad. Pero también hay que decir que hay sectores que están a favor en esas provincias, y que son invisibilizados. Por ejemplo, tuvimos el caso reciente de Chubut, donde la actividad tiene rechazo en ciudades de la costa o de la coordillera, que viven de otras actividades. Pero que están lejos del lugar donde se pretendía practicar la actividad, que es la Meseta Central. En ese lugar, donde la pobreza y las carencias son extremas, la minería tiene mucho apoyo. ¿Por qué en otros lugares genera rechazo? Hay mucha incoherencia, porque ese rechazo a la producción minera no se condice con el consumo de bienes y servicios que provienen de esa producción. Todos queremos vivir con celulares, computadoras, televisores, autos y muchísimos servicios que tenemos gracias a la minería. Hay mucha hipocresía porque se pretende mantener una calidad de vida basada en recursos minerales pero en tanto la producción de esos minerales se realice lejos de casa. Creo que tenemos que empezar a pensar de manera más solidaria, entendiendo que el país es uno solo y necesita que cada provincia ponga su potencial productivo al servicio del desarrollo del pueblo argentino, y sobre todo de los más necesitados.

Fuente :

agenciapacourondo.com.ar

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