Tras el impacto de la doble derrota electoral, nacional y local, el disgregado peronismo santafesino comienza a desperezarse. De abajo hacia arriba, identidad provincial y actualización doctrinaria, en debate.
Las consecuencias del terremoto que la irrupción de los hermanos Karina y Javier Milei provocaron en el sistema político ofrecen, por ahora, más interrogantes que respuestas. Con una indiscutible centralidad en la escena pública –un ring donde el libertario pareciera enfrentarse sólo a él mismo y a la suerte de su ¿programa? económico-, el Gobierno no encuentra con quién confrontar, más allá de las diatribas diarias del presidente contra la prensa y todo aquél que no coincida con él, y los involuntarios obsequios que recibe como el affaire Alberto Fernández. Esa escasez, sin embargo, pareciera ser una de sus principales fortalezas, junto al cada vez más resistente índice de inflación, único objeto de fijación libidinal del oficialismo a falta de buenas noticias para darle a las mayorías. El peronismo, principal fuerza opositora desde las últimas elecciones, busca reacomodarse en un tablero donde predominan –por ahora– la dispersión; la ausencia de liderazgos definidos; los efectos de la novedad que supuso el arribo al poder de un “extraño” a la política; el debate interno y la discusión acerca de si El Loco es sólo la representación coyuntural de un fenómeno más o menos pasajero de hartazgo social, o la punta de un iceberg que, debajo del agua, esconde un cambio de época. En ese berenjenal de preguntas, en Santa Fe el PJ y las fuerzas del campo nacional y popular comienzan a moverse en procura de algunas respuestas y con la vista puesta en las elecciones legislativas de 2025 que, más allá del lugar común acerca de que es algo para lo que “falta mucho”, en este presente, el transcurso de un año se avizora efectivamente como largo plazo.
Los múltiples sectores de los que desde hace más de una década se nutre el peronismo santafesino comenzaron a desperezarse tras el impacto de la doble derrota electoral: provincial y nacional.
Tal vez desde la pérdida de valor relativo que tuvo la figura de Carlos Reutemann en la escena política, el peronismo provincial no posea un liderazgo que amalgame, mayoritariamente, a sus vastas tribus. El Lole, es cierto, contó a su favor con la Ley de Lemas, que permitía a cada cual jugar la suya y tributar, a la vez, a la causa común del ex corredor de automóviles. Sin necesidad de un armado más o menos homogéneo.
Durante los años del kirchnerismo en el poder, incluso cuando Néstor y Cristina estuvieron más políticamente potentes, el PJ de Santa Fe no logró superar con un liderazgo más o menos indiscutido su fisonomía de archipiélago. Esos mismos actores, más alguno nuevo o extrapartidarios, como los integrantes de Ciudad Futura, son los que animan ahora la discusión sobre el futuro. Que, a esta altura, no está claro si llegó hace rato, o está por construirse.
Esta semana, el espacio que en la provincia lidera el ex candidato a vicepresidente, Agustín Rossi, lanzó la Corriente +, con el fin de reunir voluntades y ampliar ese espacio del peronismo.
“Mediante un plenario, con más de 1.000 personas de todo el territorio santafesino se presentó en el Club Banco Santa Fe de Rosario un renovado espacio militante santafesino en el cual convergen diversas expresiones peronistas, del campo nacional y popular, claramente enfrentadas a las políticas inhumanas y de ajuste del gobierno que lidera Javier Milei”, informó el espacio a través de un comunicado.
“Tenemos la obligación y el compromiso de recrear una esperanza, convocando a cada compañero y compañera”, dijo Rossi durante su discurso, para convocar desde “un diseño distinto”. “Esta hora exige otras respuestas ante nuevos desafíos, necesitamos un diseño distinto al peronismo en Santa Fe, hay que buscar puntos de acuerdo en la provincia, necesitamos una identidad clara, nosotros no dudamos nunca en el lugar en el que teníamos que estar”, añadió el ex ministro de Defensa.
Allí estuvieron, además del presidente del bloque de diputados nacionales de Unión por la Patria (UxP), Germán Martínez; la vicepresidenta del PJ santafesino, María Luz Rioja; el ex diputado provincial Luis Rubeo; Jose Tessa; la secretaria de Derechos Humanos de Sadop, Patricia Mounier; Eduardo Buzzi (ex presidente de Federación Agraria, cuando se discutió la resolución 125 y se enfrentó a Rossi, que era jefe del bloque de Diputados); el ex legislador provincial Federico Reutemann, Facundo Olivera, el secretario general de la Juventud Peronista provincial, Pablo Garello, y el ex titular del PJ, Ricardo Olivera.
El espacio que conduce el Chivo pone en movimiento su militancia en procura de un armado provincial que junte pedazos rotos con el objetivo de “tener presencia” electoral, dentro y fuera del PJ.
Sin embargo, este año sufrió pérdidas de figuras relevantes para el sector, como el ex candidato a gobernador, Leandro Busatto, y la concejala Norma López.
Ambos se mostraron esta semana en una actividad organizada por el armado que desde el año pasado construyen el Movimiento Evita y Ciudad Futura, que también contó con la participación del intendente de Pérez y figura visible de “Vamos” –un espacio a nivel comunal–, Pablo Corsalini.
Antes, Busatto había replicado una actividad similar, con los mismos actores, en Santa Fe. El ex legislador provincial explicó a El Eslabón que “cuando terminó 2023 tuvimos la sensación de que había un ciclo terminado, que había que regenerar la matriz política y tomar algunas decisiones importantes hacia adelante, por eso salimos de La Corriente”.
Kiko, como lo conocen sus allegados, señaló que junto a Norma López y otros compañeras y compañeros que pasaron por La Corriente decidieron “buscar nuevos horizontes” relacionados a vectores comunes como “renovar la política no sólo en términos generacionales, sino de prácticas”.
Eso los llevó a acercarse al armado entre Ciudad Futura y el Movimiento Evita, que electoralmente se denominó “Rosario sin miedo”.
¿Cómo ve al PJ? “Es un peronismo que yo creo que está hoy en Santa Fe con muchas dificultades para anclarse en algún lugar, sin sustentación por abajo, sólo con acuerdos de cúpula”, dijo, y agregó que se trata de “una oposición muy débil, muy endeble”.
Por eso, agregó, cree que renovar las prácticas políticas implica, también, actualizar la doctrina peronista. “Hay una renovación del público al que le hablamos, las generaciones que se están incorporando al mundo de la política incluyen al pibe que labura con la cripto y el trabajador autónomo”, sostuvo Busatto.
“No haber tenido esas discusiones a tiempo creo que, en cierta medida, fue lo que trajo como consecuencia que lo que el peronismo construyó como un derecho (por ejemplo, los laborales) se vea como un privilegio”, cerró.
“El triunfo de Milei es el fracaso de la política argentina en general, y del peronismo en particular”, aseguró el diputado nacional Roberto Mirabella, consultado para esta nota.
“El proceso político de Santa Fe, para adentro, debe ser hacer reflexión y autocrítica. Más allá de la pandemia, la sequía y el desastre de Alberto Fernández, nosotros también cometimos errores”, agregó el referente del espacio “Hacemos Santa Fe”, que orienta el ex gobernador y actual diputado provincial, Omar Perotti.
Para Mirabella, “la reconstrucción política es un tema de debate en todos los espacios”. No lo dijo él, pero puede pensarse en el lugar en que Milei dejó a Mauricio Macri. Si al libertario le va mal, el fundador del PRO queda abrazado al desastre. Si le va bien –sea lo que eso pudiera ser–, el presidente no lo necesita: los votantes de Juntos por el Cambio son los de La Libertad Avanza (LLA).
Mirabella cree que “hay que repensar un montón de cosas: la mayoría sigue a personas e ideas, no partidos. Estamos en una crisis de los espacios políticos que está atravesada por una crisis moral también”.
De todos modos, el diputado nacional sostuvo que el peronismo “se va a ir reconfigurando, a medida que pase el tiempo, y habrá que barajar y dar de nuevo”.
Cree que “la construcción va a ser de abajo hacia arriba, en Santa Fe en particular”, porque “los peronismos con algún grado de éxito han tenido una configuración propia, provincial”.
Mirabella dio como ejemplos del caso cordobés, primero con José Manuel de la Sota, luego con Juan Schiaretti y ahora con Martín Llaryora, último heredero del “cordobesismo”, un ísmo que sólo se consigue en la provincia mediterránea. También sumó a ese tipo de armados a uno de los gobiernos de Jorge Capitanich en Chaco y al PJ bonaerense.
De hecho, esa fue la apuesta política que realizó Perotti a mitad de su mandato, cuando alumbró un espacio propio en la interna del PJ llamado, sin ánimo de originalidad, “Hacemos Santa Fe”.
Pero esa experiencia no cuajó bien en términos electorales. “En Santa Fe no pudimos”, dijo Mirabella, quien de todos modos entiende que el camino consiste en “profundizar la búsqueda de una identidad propia” porque, al menos en términos personales, “no me banco que desde Buenos Aires me digan lo que tengo que hacer”.
Los intendentes y presidentes comunales del PJ nucleados en “Vamos”, espacio que lidera Corsalini hijo, coinciden –al menos en algo– con el diagnóstico anterior: es de abajo hacia arriba.
“«Vamos » es otra forma de hacer política, ya no hay un peronismo de jefes y empleados”, dijo el intendente de Pérez durante un acto en Villa Constitución, hace una semana. Pensar el peronismo –y casi cualquier partido político– sin liderazgos es todo un desafío.
En esa actividad, que reunió a un centenar de referentes territoriales, Corsalini dijo que “nuestra obligación es recrear un proyecto que le devuelva el presente y el futuro a los santafesinos, como lo hacemos en nuestras localidades”.
Foto: Jonatan Bustos
Como desde hace años la política no es sólo razón sino, fundamentalmente en este presente digital, emoción, el intendente sostuvo que “tenemos que estructurar un conjunto de ideas y acciones capaces de interpelar a los que peor la están pasando, y al cabo de 4 años van a quedar al lado del camino”. Por eso, remarcó, “es una doble tarea: ser la política de la acción y no sólo del discurso, para llegar al corazón de aquél que, por un motivo u otro, dejó de creer en que éramos capaces de ofrecerle soluciones”.
La última parte de la formulación de Corsalini tal vez encierre el principal desafío del peronismo que venga. Hacia adentro del PJ son muchas las voces que coinciden en que, una parte esencial del desenamoramiento con la fuerza que creó Juan Perón a mediados del siglo pasado, se explica por qué no está siendo capaz de ser percibida por sectores amplios de la ciudadanía –en particular, los menos favorecidos entre los desfavorecidos– como una respuesta a sus necesidades o una representación de los derechos, aun de los no alcanzados todavía.
Si en 2015, tras la derrota electoral de Daniel Scioli en el balotaje frente a Macri, el kirchoperonismo cantaba “vamos a volver”, la ausencia de consigna actual es estruendosa. Y, a la vez, reveladora del cambio que se produjo en estos casi diez años y las consecuencias del paso del gobierno de Alberto Fernández. De todos modos, como aventuró en septiembre del año pasado el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, a lo mejor “va a haber que componer una nueva canción”, pero sobre aquella que ya sabemos.
Con un Cabildo Abierto se puso en marcha una nueva propuesta política del peronismo local. A salón lleno, QueTePasa (QTP) Rosario abrió las puertas de su centro cultural Mística para responder una pregunta: “¿Qué te pasa, Rosario?”. Joel Natali (El Piojo) y Constanza Estepa (Cony) dieron inicio al evento compartiendo la historia del espacio, que comenzó en 2015 tras una derrota electoral. En ese momento, la desilusión y la frustración resonaban, evidenciando la necesidad de “construir una alternativa a las formas de organización tradicionales”, comentó Joel.
“A partir de ese contexto, surgió la idea de convocar a la ciudadanía en torno a una pregunta que Néstor Kirchner alguna vez planteó al poder concentrado de Argentina, una pregunta que encapsulaba la convicción de que en este país se puede vivir mejor, al mismo tiempo, es una pregunta íntima, como la que le hacemos a un amigo o a un hermano cuando queremos que abra su corazón”, señaló el espacio en un comunicado.
Así, con este interrogante como eje, los organizadores delinearon la misión principal del primer Cabildo Abierto: “Promover una discusión que movilice a nuestra comunidad a participar y debatir, no sólo un plan de gobierno, sino una nueva forma de gobernar”, señaló Constanza.
La propuesta presentada por los referentes subrayó con firmeza que los protagonistas de la decadencia política actual, tanto a nivel nacional como local, no serán quienes nos traigan la solución. Sin embargo, concluyeron: “Hoy no venimos a buscar culpables, sino a proponer alternativas y demostrar que, sin el aparato del Estado, sin un candidato famoso y sin ropas prestadas, podemos construir un espacio potente con capacidad de transformar las injusticias, porque quienes estamos aquí no fuimos derrotados”.
Fuente : redaccionrosario.com
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