Regresar


Literatura y deporte Acá son todos de Ferro


04-03-2022 18:02:23
...

El escritor Pablo Abiad, fanático del club de Caballito, publicó un libro en el que repasa la historia del Verdolaga. De la gloria de los 80 al ocaso de principios de los 2000. De los títulos de la mano de Griguol a un magro presente en el ascenso.

En 1985, la revista El Gráfico publicó en la doble página central una imagen con la leyenda “Primeros en todo”, en la que aparecían 13 deportistas que se habían consagrado el año anterior representando al Club Ferro Carril Oeste en variopintas disciplinas como fútbol, básquet, vóley, handball, tenis, ajedrez, natación, paleta, gimnasia deportiva y hasta tenis de mesa, con el zurdo Néstor Tenca. Esa es la imagen cabal de la importancia de una institución que supo ser modelo en la década del 80. Después, a principios de este siglo, la pérdida de la categoría en el más popular de los deportes marcó definitivamente el fin de una era. De todo eso, de la gloria y del ocaso, pero también de la enorme vida social que se respiraba en la entidad de Caballito, versa el libro Juega Ferro. Timoteo, las vacaciones alegres y otras aventuras en el mejor club del mundo, de Pablo Abiad.

De Ferro hasta el cajón

“No nací hincha de Ferro”, admite Abiad en las primeras líneas de su libro. Y si bien señala que no podrá ya cumplir esa máxima del amor por los colores futboleros, que reza «te sigo desde la cuna…», “voy bien encaminado para cumplir con la segunda parte”: «…hasta el cajón». En su curriculum vitae figura como Gerente de Asuntos Públicos de la petrolera Axion Energy, y especializado en gestión de la reputación, comunicación institucional y relaciones con gobiernos de empresas y organizaciones. Pero lo que desconoce esa carta de presentación laboral de este abogado y periodista es cómo se define en Twitter: “Religioso de Ferro”.

“Soy socio vitalicio y fanático”, dice ahora en diálogo con El Eslabón. “Hace años colecciono cosas relacionadas a Ferro, y no sólo cosas materiales, sino también en formato digital. Sobre todo, me gustan mucho las historias relacionadas con el fútbol”. Todo eso confluye, desde hace unos 5 años, en el portal web La Ferropedia, una enciclopedia verde. “Planeta –dice, por la editorial– vio eso cuando un amigo se lo mostró, así que me sugirió hacer el libro, y esa es la génesis”.

Este ex columnista del diario Clarín en temas político-judiciales revela que “la consigna que me dio Planeta era un libro en primera persona”, poco habitual en periodismo. “Y además hace muchos años que no ejerzo el periodismo, y por eso fue muy difícil”, aclara. “Los editores que tuve, que fueron excelentes, me convencieron de que el libro tenía que ser la propia cronología de mi vida. Lo dejé y lo empecé varias veces, me llevó 4 años terminarlo”, cuenta el autor, que revela que “muchas veces releía cosas que escribía y pensaba que no le podía interesar a nadie, hasta que le fui encontrando la vuelta al tono, escribiendo cosas que me dejaron más satisfecho”. Y concluye, con el ejemplar ya en sus manos y rodando en librerías del país: “Ahora veo el producto final y me parece que es un tipo de historia, más allá de estar bien o mal lograda, que me interesa leer, un género que es más habitual en Inglaterra que acá”.

En el mientras tanto, aún con muchas páginas en blanco, Pablo comenta que “me gusta mucho la historia dura del club y los datos del fútbol, pero rápidamente me di cuenta de que el libro no tenía que ir para ese lado, sino todo lo contrario, que tenía que tener muchas arbitrariedades y muchas subjetividades”. Y da más detalles: “Traté de privilegiar, sin dejar de lado algunos de los hitos del Ferro social y deportivo, sobre todo de lo futbolístico, las historias que me parecían interesantes para contar o personajes para describir, más allá de los hechos”. En este sentido, pone de ejemplo la campaña del Nacional del 82, con el Verdolaga campeón invicto: “Creí que no tenía mucho sentido decir que a Concepción de Tucumán le ganamos 2 a 1 o 2 a 0, es un dato que podía estar o no, pero tampoco podía omitir el torneo, entonces traté de resolverlo en un párrafo. Lo que sí no podía omitir es contar la presencia de Cacho Espíndola, el actor famoso de Ferro en ese campeonato. O cómo era la convivencia, diferente a la de otros planteles, en la época de Griguol. O un buen perfil, bien completo, sobre el propio Timoteo. Traté de privilegiar las historias, y no la historia de Ferro. Traté de identificar lo que a mí me conmueve de cualquier libro sobre hinchas, incluso de otros equipos”.

Campeones de fútbol, boxeo y hockey (y más)

En los 70 y 80, el Club Ferro Carril Oeste tuvo su etapa, más que verde, dorada. Tan así que la mítica revista El Gráfico le dedicó un número con los deportistas de las diversas disciplinas en las que se había consagrado campeón. “Para nosotros eso era la vida cotidiana del club. Si bien me da mucha vergüenza decirlo, creo que la primera persona muchas veces me permite estar en algunos detalles”, apunta Abiad, y relata su experiencia: “Yo jugaba al minibasquet en esa época en la que Ferro era campeón sudamericano. Me tocaba entrenar a la tarde y era un club con un régimen muy exigente. Y en algunos ratos jugábamos con los jugadores de Primera, que muchos eran de la Selección. Los tipos tenían un compromiso tal con el club que para ellos compartir un espacio con nosotros era normal”. Y sigue: “En una clínica de fútbol, en una colonia de vacaciones, lo tuve a (Juan Domingo) Rocchia, que era una de las estrellas del equipo de fútbol, y también estaba el capitán de la Selección Argentina de Handball. Los tipos venían a la colonia a dar charlas a los chicos”.

También recuerda que “Diego Maggi, jugador de la Selección de básquet, me dijo una vez: que «cuando volvíamos de los Juegos Panamericanos de Caracas, en el avión decíamos que tenía que aterrizar en Caballito, en vez de Ezeiza, porque los de basquet, de natación, de fútbol, de atletismo, eran todos de Ferro”. Y reflexiona: “Deportivamente fue un fenómeno irrepetible. El proceso formativo de los chicos y Ferro como educador. Lo teníamos a Timoteo, a Velasco en voley y a León Najnudel en básquet, tres monstruos que coincidieron en un mismo club y en un mismo tiempo. Fue un club muy formador de valores y que nos dio muchas herramientas para la vida: el respeto por el adversario, el tiempo y el esfuerzo que hay que dedicarle al trabajo, el premio al mérito”.

Descarrilamiento

El 24 de mayo de 1984 –la fecha está intacta en la memoria de Pablo Abiad– en tan sólo media hora de juego, Ferro ya le ganaba 3 a 0 a River en el Monumental, por la final de ida del torneo Nacional, con el que se quedaría una semana después al vencer 1 a 0 en la revancha. Ese es el momento exacto de “mayor gloria” para el por entonces hincha de 12 años. “Era un baile al River que tenía un montón de estrellas, como Alonso, Pumpido, el Tolo Gallego, Francescoli. La tribuna estaba repleta y la sensación de estar ahí era hermosa, ser hincha de un equipo que transmitía ser invencible”. En ese contexto victorioso se crió este fanático del verdolaga, que desde hace años deambula por la segunda categoría del Fútbol Argentino. “Yo vi a Ferro golear a River y a Boca, y la fecha pasada perdimos contra Maipú de Mendoza, de local”, contrasta.

Foto: La Ferropedia

Es que los neoliberales años 90 pasaron factura, Ferro incluido, que también quedó en la vía, como dice el tango. “Como hincha fue muy doloroso”, recuerda con amargura el letrado y periodista, que como antes eligió el punto más alto de su equipo, el techo, ahora va por el piso: “El partido más triste en la historia de Ferro fue en Rosario, contra Argentino. Un Ferro quebrado, que empezó el campeonato en la 5ta. fecha porque en las anteriores no pudo jugar”. Y si algo le faltaba a ese momento de terror, era la derrota. “Iba a jugar contra Argentino de Rosario, que para nosotros era un equipo… –y duda, por temor a ofender a los cronistas y a los posteriores lectores de este semanario rosarino–… chiquito, con el perdón a sus hinchas. Nunca nos habíamos imaginado jugar ahí, y perdimos con un gol en contra del arquero faltando 10 minutos”. Por eso, califica como “violento” el “contraste entre el Ferro que yo me crié y ese mundo”. Y cierra la idea: “Imaginate después de 22 años que estamos en la B”. 

En cuanto a las causas de la debacle, asegura que “no es casual”. Y explica: “Hay toda una parábola de la decadencia de la clase media argentina y la decadencia de Ferro, el club prototípico de la clase media, un tiempo sociológicamente interesante aunque a mí me hincha un poco las pelotas, pero creo que hay algo de eso. Y así como Ferro tomó decisiones muy exitosas, luego tuvo dirigentes muy malos y acá estamos: endeudados, con el fútbol privatizado, y en la B”.

Un gran profesor

“Es la figura más importante de la historia deportiva de Ferro”,dice, tajante y sin titubear, Pablo Abiad sobre el gran Carlos Timoteo Griguol, a quien le dedica –faltaba menos– gran parte del libro y un lugar de privilegio debajo del título principal. “Descubrió que había un modelo de trabajo, que creo que ningún club supo generar las condiciones en Argentina para que venga un tipo con la cabeza de Griguol, con la generosidad, con la capacidad de innovar, con el conocimiento”.

El autor de Juega Ferro asegura que al Viejo “lo dejaron hacer e hizo un desastre”. Desastre de los lindos, claro: “El tipo le cambió la mentalidad al club, y además entró en sintonía con todos esos monstruos e hicieron de Ferro un juego olímpico, como me decía uno de los jugadores de básquet que entrevisté. Griguol fue el motor de todo eso, porque le hizo vender al club jugadores por mucha guita, formó generaciones”.

Fuente :

redaccionrosario.com

Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!


Total Visitas (300) -- Visitas unicas (184)

Commentarios ( 0 )

Deja un comentario

Si tienes una cuenta, se utilizará para mostrar su foto de perfil.


Regresar