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Proceso de “unificación” que conserva todavía sellos separados, convocaron a una marcha federal con movilización a la Plaza de Mayo.

La iniciativa planteaba el objetivo de “la unificación de todas las luchas del país para, en los primeros días de diciembre, confluir en Plaza de Mayo con una marcha federal que grite ‘la patria no se vende’, en palabras de Godoy, y para “recuperar esa articulación entre la construcción política y la movilización social”, según Hugo Yasky, en clara sintonía con la política electoral del PJ 2025/27.

A 20 días del anuncio, la todavía nonata marcha federal amenaza con transformarse en un episodio en medio de la interna del PJ. Así surge de una reunión de ambas CTAs con intendentes peronistas como Fernando Espinoza (La Matanza), Mario Secco (Ensenada), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Andrés Watson (Florencio Varela), Fabián Cagliardi (Berisso), Gastón Granados (Ezeiza) y funcionarios del gobierno bonaerense de Axel Kicillof, ocasión en la que se planteó también la invitación a la jornada que se realizaría el 5 de diciembre de patronales de diversas cámaras pymes.

También podrían sumarse sectores de la Corriente Federal de Trabajadores de la CGT, con burócratas como el reciente renunciado secretario general de la CGT, el camionero Pablo Moyano, o el gráfico Héctor Amichetti. Este último, justamente, en un reportaje reciente puso paños fríos respecto a la convocatoria que, dijo, se está postergando, tanto en su composición cuanto en su formato (podría ser un acto) porque se está buscando la más amplia conformación social en el camino de formar “un frente de la producción y del trabajo” y en defensa “de la soberanía nacional”. Es decir, un bloque de contención y de desvío político preventivo frente a luchas obreras que enfrentan, fuera de la CGT y de las CTAs, el ajuste de Milei y los gobernadores.

Recientemente, Amichetti planteó que la tarea del momento es responder a la necesidad “de un Partido Justicialista para ordenarnos en la resistencia y generar una alternativa, con los planteos de Cristina para ordenar al peronismo” (Radio Gráfica, 22/10), a saber, la reforma laboral, el superávit fiscal y la reforma educativa en contra de los derechos de la docencia.

La involución de la todavía inexistente marcha federal es una adaptación de las CTAs a la decisión de los gordos de la CGT de congelar cualquier medida de fuerza –sobre todo un paro- contra Milei, y a la presión contraria a toda movilización de parte de la nueva presidenta del PJ, Cristina Fernández de Kirchner.

Ambas CTAs y de los sectores de la Corriente Federal que se les pudieran sumar, con sus escarceos opositores, están muy lejos de querer poner en pie al movimiento obrero para derrotar a Milei. Apenas se proponen “reclamar a las autoridades nacionales medidas que eviten que empeore la situación de los sectores más afectados por las brutales medidas de ajuste” (El 1, 21/11).

Por una acción independiente de ocupados y desocupados

Si algo está planteado en la actual situación es la necesidad del movimiento obrero –ocupados y desocupados–, que sale a la lucha como los docentes de las provincias, los universitarios, el movimiento piquetero –que movilizó 10 mil compañeras y compañeros el pasado 20 de noviembre–, los municipales y los químicos de Córdoba, los docentes misioneros –que han reanudado su lucha–, los trabajadores del Garrahan, de desarrollar un canal de intervención para todos los trabajadores y un plan de lucha de paros hasta la huelga general para echar a Milei.

En ese rumbo, el 5 de diciembre, el movimiento obrero en lucha tiene que intervenir con una impronta propia, independiente de la burocracia sindical y del nacionalismo burgués, que sume a un reagrupamiento del clasismo para desenvolver una agenda obrera que se plantee la tarea de derrotar a Milei y a todos sus cómplices.
 

Fuente : prensaobrera.com