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CICLO SOBERANÍA Y DESARROLLO Daniel Schteingart: “El desarrollo, para un país periférico, es como jugar al truco con 3 cartas medio malas”


12-06-2023 14:43:26
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POR ENRIQUE DE LA CALLE

El sociólogo Daniel Schteingart es director de Planificación Productiva de Fundar, una ONG que piensa políticas públicas para el desarrollo. Ex integrante del Ministerio de Economía, donde coordinó el plan Argentina Productiva 2030, conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre los desafíos que tiene Argentina en su camino hacia el desarrollo.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo aporta el desarrollo productivo a la soberanía de un país?

Daniel Schteingart: Los países desarrollados tienen menos necesidades que satisfacer, eso ya te da un grado de libertad bastante alto a la hora de tomar decisiones políticas. En segundo lugar, los países que se desarrollan suelen ser aquellos que tienen mucho más recursos, de distintos estilos. Recursos fiscales, capacidad productiva, tecnológicas. Y todo eso, en definitiva, es Soberanía. Si nos ponemos a pensar cuáles son los países soberanos del mundo, se tiende a pensar en los países desarrollados y viceversa. Por supuesto que hay distintos grados de libertades y pueden coincidir otros factores. Hay países desarrollados que no tienen tanta autonomía y viceversa. Pero es difícil pensar en países subdesarrollados que sean soberanos, realmente, en todo sentido, o a qué precio de bienestar.

APU: ¿Qué pasa con Argentina?

D.S.: Hay 3 cosas que son ciertas para Argentina. No es un país de mierda, como muchas veces se piensa. En cualquier métrica que tomes de desarrollo económico o productivo está muy de mitad de tabla para arriba. Índice de desarrollo humano, esperanza de vida, escolarización de la población, riqueza, términos per cápita, diversificación productiva y en otros tantos indicadores. En segundo término, los últimos 50 años sí fueron bastante una mierda, muy negativos. Fue de los países que menos creció en el mundo, se volvió mucho más desigual, algunas métricas te muestran que se volvió más pobre cuando el resto del mundo siguió mejorando. Argentina sigue estando entre los mejores de la región, pero no ya en un claro lugar de liderazgo. La tercera cuestión es que nuestro país tiene un gran potencial para volver a crecer fuertemente y desarrollarse, dejando atrás ese largo estancamiento de las últimas décadas, en el trazo grueso. Lo digo así, porque hubo momentos de crecimiento, pero en la película larga, es un sendero de bajo crecimiento.

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Minería en San Juan

APU: ¿Ves posibilidades de crecimiento, entonces?

D.S.: En un país como el nuestro, sí. Eso no significa que todo crecimiento sea desarrollo. Países como Noruega, Alemania o Francia, tienen PBI per cápita alto, 2 o 3 veces el que tiene Argentina. Son más igualitarios, pero particularmente, mucho más ricos. El crecimiento es lo que te permite ir incrementando tu capacidad de generación de riqueza. No es suficiente, porque podés crecer de modo excluyente como pasó en los 90. El país creció, pero la pobreza subió. Es una rara avis lo que pasó, en la gran mayoría de los procesos de desarrollo suelen ir de la mano. Crecer es una condición necesaria, no suficiente, es importante que ese crecimiento venga acompañado de una distribución del ingreso suficientemente progresiva, sobre todo si partís de estándares desiguales como tenemos. Para desarrollarnos necesitamos crecer, pero no alcanza sólo con eso.

APU: ¿Pueden los países periféricos desarrollarse?

D.S.: El desarrollo, para un país periférico, es como jugar al truco con 3 cartas medio malas. ¿Estás condenado a perder para siempre? No, porque sería un determinismo total. Ahora, es cuesta arriba y depende de tu ingenio si robás un par de puntos. Si mirás la historia del desarrollo, algunos países pudieron mejorar su situación relativa y muy pocos pasaron del tercer al primer mundo. Corea del Sur, por ejemplo, donde la geopolítica incidió, por supuesto. No es menos cierto que muchos de los países de la región, hoy viven mejor que hace 50 años, si bien sigue siendo tercer mundo, tienen mejor calidad de vida. Argentina, en algunos de esos, también. No es que estemos en todos peor. Crecer no es tan difícil, sino converger con el primer mundo, pasar a tener el mismo nivel de calidad de vida. Corea del Sur, Taiwán, Singapur, lo hicieron por cuestiones geopolíticas, pero también por condiciones locales que jugaron a favor. EEUU apoyó, pero hubo política productiva local, de desarrollo nacional, en parte ligados a la seguridad nacional. Hubo otros países que Estados Unidos apoyó y no se desarrollaron.

APU: ¿Dónde están las posibilidades para Argentina?

D.S.: El mundo que se viene, de la transición energética, va a tener grandes oportunidades para Argentina. Si lo sabemos aprovechar, podemos volver a reencauzar ese tren del desarrollo que tanto nos costó arrancar.  En el proceso de transición, Vaca Muerta puede servir a nivel global, una gran fuente de generación de divisas, además de ayudarte en la soberanía energética. La generación de divisas es soberanía, porque te volvés menos dependiente de “manguearlas” a otros países. Además, al generarlas, podés ir ganando otro tipo de capacidades productivas. Que no brotan por arte de magia, pero podemos desarrollar, por ejemplo, las máquinas que se utilizan para Vaca Muerta, la industria petroquímica, que le agregaría valor. La transición nos encuentra bien parados porque, además de Vaca Muerta, tenemos un extraordinario potencial en las energías renovables, como la solar y la eólica, que te da pie a una industria incipiente como es la del hidrógeno verde. Y también nos encuentra bien parados con respecto a los minerales: litio, cobre y otros que Argentina está en condiciones de producir.

“El mundo que se viene, de la transición energética, va a tener grandes oportunidades para Argentina”.

APU: ¿Dónde pondrías el punto?

D.S.: La clave para que no sea una típica economía extractivista es desarrollar toda una cadena de proveedores asociada. Todo esto te puede cambiar la ecuación económica, si hacés bien las cosas. Por supuesto que hay sectores que van a seguir siendo relevantes, como el agro, que hoy significa el 60% de las exportaciones. Tenemos que encarar el desafío de expandir la producción sin expandir la frontera agropecuaria, desforestando, como se hizo en las últimas décadas. Ni hablar de la industria manufacturera que sigue teniendo un rol importante como proveedora de estos sectores que van a ser los que lideren la generación de divisas. Y, por supuesto, el servicio, que incluye al turismo, a la economía del conocimiento, software. El mundo que se viene es uno que, si hacemos bien las cosas, le podemos sacar provecho.

APU: ¿Qué balance podemos hacer del sector minero y sus posibilidades de desarrollo?

D.S.: El balance es agridulce. Veamos el vaso medio lleno: la minería era marginal hasta los años 90, hoy es casi el 1% del PBI y en algunas provincias tuvo un impacto realmente bueno. San Juan es una provincia que tenía 10 puntos más de pobreza que la media nacional antes del auge de la minería y ahora tiene 3, 4 puntos menos que la media. Pasó de ser la más pobre de Cuyo a la menos pobre. Santa Cruz es otra provincia que pudo desarrollar la minería sin mayores conflictos, donde buena parte de los empleos lo da la minería y con muy altos salarios. Junto al petróleo es la actividad mejor paga de toda la economía. Y se convirtió en un complejo exportador considerable, sin llegar a ser mayoritario, con un 4%.

APU: ¿Y el vaso medio vacío?

D.S.: Las expectativas que se habían generado en cuanto al desarrollo de la actividad no se cumplieron. La minería está a media máquina. Chile exporta 18 veces más minerales que nosotros con la misma cordillera. También sucedió que el desarrollo de proveedores se fue dando, pero no en la magnitud que uno querría. Hace 25 años, cuando empieza la minería en gran escala, con La Lumbrera en Catamarca, hasta el catering era importado de Chile. Hoy eso no ocurre más, ese tipo de proveedores los fuiste desarrollando. Lo que pasa es que la parte más complejas de esos insumos siguen siendo importados. Creo que los incentivos no fueron del todo buenos. La ley es muy generosa para fomentar la importación de bienes terminados y ahí tenés un espacio de política industrial para calibrar mejor. Por otro lado, también es cierto que pueden no haberse desarrollado porque la minería es mucho más chica que el petróleo y el agro, por ejemplo. Eso hace que se dificulte tener un entramado grande de proveedores, básicamente, porque no tenés demanda suficiente. Si la minería crece en los próximos años, contás con la posibilidad de que esos proveedores puedan emerger y, para eso, necesitás políticas productivas.

Los recursos naturales han sido palancas del desarrollo de países, van a seguir siendo importantes y siempre es determinante, cuando se los extrae, sacarle el mayor provecho posible. Que te sirva para industrializar el país, para generar divisas que permitan a otros sectores crecer, que el Estado pueda capturar parte de esa renta. Y, por supuesto, la extracción tiene impactos ambientales: que puedas contenerlos con buena capacidad de fiscalización y control.

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Mina Veladero

APU: ¿El Estado no estaría interviniendo correctamente para promover el desarrollo de este sector?

D.S.: El Estado es muy heterogéneo en su interior. Tenés áreas que funcionan tipo la NASA, muy bien, y otras donde falta capacidad. Me encontré con esa experiencia. Recordemos la pandemia, ahí las empresas no podían producir. El gobierno saca un paquete de ayuda, que tenía el IFE y el ATP. Este programa de Asistencia al Trabajo y la Producción estaba centrando en el segmento formal de la economía, pagándole la mitad del sueldo, evitando que las empresas quebraran y los empleados pudieran seguir teniendo ese ingreso. El ATP, bajo esa modalidad, sale un 20, 23 de abril de 2020. A las 2 semanas estabas pagando 3 millones de sueldos. Eso lograste que funcionara muy rápidamente. INVAP, que es una empresa pública, de renombre, que exporta reactores nucleares de investigación a otros países, que puede producir radares, satélites. Y a la vez, tenés áreas donde las capacidades de análisis, de gestión, de control son más débiles. La clave es fortalecerlas, no es desmantelarlas. Después, podemos discutir si el Estado tiene más gente de la que necesita, si esa gente está bien paga o no. La discusión sobre el mismo está mal enfocada. Los libertarios dicen que es el problema, la casta, el choreo; y por el otro, una contrarreacción de sectores más nacionales progresistas donde el Estado es todo lo bien. Y no es cierto que el Estado, todo bien. Depende de cuál. Los lugares que lograron desarrollarse tuvieron uno fuerte, con capacidades. Funcionarios reclutados en base al mérito en lugar del amiguismo. Gente idónea. Donde esos funcionarios pueden pensar una carrera a largo plazo, donde se juegan la reputación frente a sus pares y eso los disuade de corromperse o trabajar mal. En nuestro Estado es muy difícil construir esa carrera, todo el tiempo tenés "barandazos" políticos, cambia la orientación y vivís dentro de una incertidumbre. No por eso hay que dejar de buscarlo, y hay algunos organismos que han logrado cosas interesantes. Un ejemplo es el Consejo Federal de Inversiones.
 

Fuente : agenciapacourondo.com.ar

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