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Escuela, fútbol y libros Cuando leer es mundial


20-11-2022 19:52:09
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El Mundial de fútbol puede ser también una puerta al mundo de la lectura y de los libros. La idea la defiende el profesor Oscar Yaniselli, un especialista en literatura infantil y juvenil y referente del Plan Nacional de Lecturas; además de sugerir una serie de producciones literarias en torno a este campeonato.

“La escuela y los docentes no pueden quedar fuera de la conversación social”, dice Yaniselli sobre el tema que ganará buena parte de las charlas cotidianas alrededor del Mundial de Qatar 2022. “El fútbol y todo lo que rodea al fútbol, tanto como espectáculo como fenómeno cultural, pueden ser un disparador interesante para dialogar y leer con los chicos, en la escuela y con sus familias, y para el fomento de la lectura”, expresa sobre lo que considera una rica oportunidad.

“¡Bienvenido sea!”, saluda el educador de “cualquier tema o tópico que conduzca a los niños y adolescentes hacia la lectura”. Y el caso del Mundial no es la excepción. El hecho social provoca mucha expectativa, algo que percibe –apunta– en las charlas con sus hijos que están en edad escolar como en los debates que se dan por estos días en las escuelas y en las editoriales dedicadas a la literatura infantil y juvenil que están publicando libros vinculados al Mundial. “¿Por qué no pensar que el fútbol, y el Mundial en este caso, pueden resultar para los estudiantes un portal de acceso al mundo del libro y la lectura?”, invita a pensar.

Yaniselli es actualmente el rector del Instituto Superior de la Fundación Mempo Giardinelli, que forma docentes en pedagogía de la lectura. Es profesor superior de letras por la Universidad Nacional del Nordeste (Unne); también ha integrado la Comisión Asesora Nacional para la selección y compras de libros del Plan Nacional de Lecturas (dependiente del Ministerio de Educación de la Nación).

Entre la gran cantidad de lecturas posibles alrededor del fútbol y el Mundial, Yaniselli sugiere –a pedido de El Eslabón– cinco propuestas de libros para leer y compartir.

Foto: Ministerio Educación Santa Fe

El secreto de la pelota, de Franco Vaccarini y de editorial Cántaro. “Una novela de tres capítulos muy bien encarados, un libro interesante para leer con los más pequeños y primeros lectores”.

La Superliga, de Editorial Loqueleo. “Una serie de cuentos sobre el fútbol y el Mundial, de autores iberoamericanos muy reconocidos”. Escriben Roy Berocay, Martín Blasco, Ricardo Mariño, María Inés Falconi, Silvia Schujer, Jorge Eslava, Mario Méndez, Rafael Ordóñez y Ricardo Silva Romero. Hay textos para las distintas edades, tanto para las chicas y los chicos de primaria como de secundaria.

Historias insólitas de los mundiales de fútbol, de Luciano Wernicke, editado por Planeta. Está más orientado “para lectores adolescentes y adultos”. Su autor es un “periodista deportivo que publica en distintos medios vinculados con el deporte; y el libro “es un compendio de curiosidades, de cosas increíbles, de hechos y situaciones que pasaron desde el primer Mundial en Uruguay de 1930” hasta los últimos. “Es más un texto informativo, humorístico. Cuenta hechos insólitos de jugadores, de hinchas y de cuestiones organizativas de los mundiales”. 

La leyenda de Los Invencibles, de Horacio Convertini. “Un libro de la Colección Naranja del Barco de Vapor de SM, una editorial que ya no está en la Argentina, pero sí en las escuelas. Una pequeña novela destinada a niños de educación primaria”.

El fútbol, de la mano, de Eduardo Sacheri, editado por Alfaguara. “Son historias de vida y de fútbol. El autor dice que son postales, historias y otros relatos que escribió entre 2013 y 2015 para El Gráfico. Son una serie de relatos literarios con algún sesgo más periodístico”.

Colecciones imperdibles

El profesor Yaniselli invita a tener en cuenta también las colecciones de libros que se entregaron gratuitamente en las canchas de fútbol de todo el país, en el marco del Plan Nacional de Lectura desarrollado entre 2003 y 2015. “Sesenta millones de ejemplares se distribuyeron”, resalta el educador de aquella campaña educativa. Inicialmente esa colección se llamó “Cuando leés, ganás siempre, y más tarde “Pasión por leer”. Incluyen –están disponibles para su lectura en Internet– una selección de cuentos breves y de gran belleza literaria, para todas las edades.

Entre los autores y títulos de esos libros recomendados figuran El penal más largo del mundo, de Osvaldo Soriano; Lo que se dice un ídolo, de Roberto Fontanarrosa; Apuntes del fútbol en Flores, de Alejandro Dolina; Último hombre, de Eduardo Sacheri; Banderín solferino y La gloria de ser difícil, de Juan Sasturain; Pobre mi madre querida, de Eduardo Galeano; Homero y Piel de Judas, de Juan José Panno, y El Hincha, de Mempo Giardinelli.

Otros títulos de estas colecciones son Fóbal del grande, de Ernesto Sábato; Nunca jamás, de Walter Saavedra; El guardapelo, de Carlos Gagni; Vuelo supremo, de Julián Marchena; Abril, en Río, en 1970, del brasileño Rubem Fonseca; Segundo Tiempo y Cuando me gustaba el fútbol de los ecuatorianos Carlos Béjar Portilla y Raúl Pérez Torres.

En las escuelas

¿Ver o no ver los partidos en las horas de clases? ¿Hablar o no hablar de la competencia de Qatar? Como sucede ante cada Mundial de Fútbol, el debate se reavivó en las escuelas de todo el país también este año. Yaniselli opina que la discusión es oportuna y bienvenida en el ámbito escolar. Una ocasión “para hablar de muchos otros temas, también para no idealizar el fútbol y lo que pasa alrededor del Mundial”. 

El profesor mira a la escuela y a sus docentes como facilitadores de un rico intercambio, de nuevas lecturas y propuestas con las familias. “Una directora me contaba que invitaron a los padres a que vayan a la escuela a contarles a los chicos historias alrededor del Mundial”, repasa como ejemplo de las actividades a las que invita el evento deportivo. Y la literatura llega como un aporte para enriquecer esas experiencias escolares.

A principios de noviembre, el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, se mostró –en una entrevista de la Televisión Pública– a favor de que los partidos del Mundial en los que juega la Selección Argentina se vean en las escuelas. También consideró que se trata de una manifestación cultural de la que se puede aprender mucho y valoró las puertas que abre a la lectura.

“El Mundial es el evento deportivo y cultural más masivo, para ver y aprender”, apreció Perczyk y dijo que “es bueno que los partidos de Argentina se vean en la escuela, con los compañeros”. También, subrayó, para “que haya clases”.

Perczyk destacó que entre los muchos aprendizajes a los que se lo puede asociar, el Mundial favorece a la lectura y a la escritura. “Hay literatura vinculada al fútbol, al deporte, que es extraordinaria” con autores como Roberto Fontanarrosa, Eduardo Saccheri, Osvaldo Soriano o Roberto Santoro, valoró el ministro.

Las escuelas santafesinas también se preparan con diferentes iniciativas para que el Mundial llegue a las aulas. Por su parte, el Ministerio de Educación provincial dispuso que podrán verse los partidos en los que juegue el equipo argentino sin modificar el horario escolar.

El Mundial de Qatar 2022 se extiende desde el 20 de noviembre al 18 de diciembre. Dos de los tres partidos que la Selección disputará en la fase inicial del certamen coinciden con el horario escolar: el primero será el martes 22 a las 7, cuando Argentina juegue con Arabia Saudita, y el del miércoles 30, a las 16, ante Polonia. 

 

Un cuento de la colección «Pasión por leer»

 

La gloria de ser difícil*

Por Juan Sasturain

Entrañable e inseparable de nuestro universo infantil, el juntar figuritas es una experiencia única, fundadora: con ellas se aprenden los números antes que en la primaria, se reconocen los mecanismos de funcionamiento del mundo –la lógica de la oferta y la demanda, la interdependencia del trueque, la compulsión del consumo– se saborea el vértigo del riesgo en el juego, se envidia y se aprende la jactancia, el orgullo de llenar un álbum, de conseguir “la única que me falta”. Se acostumbra a perder, también.

Escuela de educación social, los pibes aprenden –aprendimos– las diferencias de clase por el poder adquisitivo de figuritas antes que por otra cosa: siempre hay alguno en el barrio que “se compró una caja” y llenó el álbum en dos días.

Entre el cartón escenográfico del fútbol-espectáculo y el otro cartón, el de la tapa de “El Gráfico”, el futbolista de carne y hueso no dudará en el momento del balance: ni la una ni la otra. El privilegio de ser un símbolo, casi una estampita entre los dedos sucios de uñas comidas en un destino insuperable. Como lo he sabido de un oscuro volante que pasó por Lanús alguna vez y que nunca fue reportaje o nota a color. 

Cierta vez me apuntó con el dedo señalándome el pecho, el lugar donde yo debería guardar la sin duda valiosa confesión y me dijo:

—Yo, pibe… en el 56 fui figurita difícil.

Luego de las últimas batallas válidas para el corazón del hombre –contra sí mismo, contra el olvido, por amor, por la esperanza– un rostro borroneado en un redondel de cartón es la medalla mayor que ningún coronel puede ostentar, pero sí cualquier penoso insider acosado por un retiro efectivo sin cargos ni galones. Porque los caminos de la gloria son insondables como las gambetas de Rojitas o el bolsillo más profundo y lleno de pelusas de la infancia donde guardábamos las figuritas Starosta.

*Publicado por el Plan Lectura Nación 2008

Fuente :

redaccionrosario.com

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