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En la Ciudad de Buenos Aires, en diciembre, la inflación promedio fue del 21,1%, consagrando un 198,4% en 2023, según las cifras de la Dirección de Estadística y Censos porteña. Este es el mayor en tres décadas, sin embargo, distintas consultoras advierten que, como los aumentos de los precios fueron superiores en la segunda mitad del mes luego de la devaluación del 118% aplicada por Caputo, se estima para enero un “arrastre estadístico” de 5 puntos.

Los alimentos subieron un 30,4% en diciembre, acumulando un 243,8% anual y batiendo un nuevo récord, casi 100 puntos por encima de la inflación. Esto significa que las patronales agrarias engordaron sus bolsillos a costa de los bolsillos de los consumidores. La devaluación favoreció a estos capitalistas, mientras la población paga la comida a precio de exportación, situación que se agravará con la quita de retenciones a ciertos sectores exportadores que se encuentran en el DNU de Milei y la desregulación de precios que este favorece.

A esta dramática situación se agrega el aumento en el precio de los combustibles, el cual acumula un 100% solo durante el gobierno de Milei e impacta de lleno en toda la cadena productiva, y que el gobierno no dará continuidad a la devolución parcial del IVA para la compra de productos alimentarios, por lo que acceder a productos de primera necesidad se vuelva cada vez más difícil, en un país con 6 de cada 10 chicos en la pobreza.

El salto en los precios de los alimentos también golpea con fuerza a los cientos de comedores populares que, con esfuerzo y sacrificio, se sostienen en los barrios pobres del conurbano bonaerense, y que son atacados con los recortes en los alimentos del gobierno nacional, al tiempo que crecen las necesidades y los comensales.

La inflación de diciembre, como la de todo 2023, golpeó con mucha más fuerza a los sectores de menores recursos y con haberes fijos, como asalariados y jubilados que destinan una proporción mayor de sus ingresos a comprar alimentos básicos.

Con estos números, el valor de la canasta familiar de pobreza se encuentra en torno a los $500.000 mensuales, mientras el salario mínimo se encuentra en $156.000 (brutos) y la jubilación mínima en $105,712. Para lo ingresos de estos sectores, que se encuentran en un piso histórico y que siguen licuándose al ritmo de la imparable inflación, no hay anuncios oficiales. Al contrario, hay en agenda tarifazos en la luz y el gas y nuevos boletazos en el transporte.

Sucede que el gobierno, que prometía en campaña que el ajuste lo iba a pagar “la casta”, le está trasladando el costo a los laburantes y jubilados de una manera brutal, mientras la casta integra el gobierno y recibe beneficios por desregular a sectores capitalistas que integra, como el bancario, en el caso de Diana Mondino, accionista mayoritaria del Banco Roela, o el industrial, en el caso de Caputo, cuya familia es dueña del Grupo Mirgor, por citar algunos ejemplos.

Los trabajadores debemos organizarnos de forma independiente para derrotar la ofensiva inflacionaria y antiobrera, donde aumentan todos los precios menos el salario. Para ello, es necesario trabajar en la convocatoria al paro activo nacional contra el Rodrigazo y por el rechazo al DNU antiobrero y la Ley Ómnibus ajustadora, garantizando una movilización histórica. Por un aumento de emergencia del salario mínimo para llevarlo a $500.000 de mínimo y aumento de jubilaciones por sobre este umbral.

Fuente : prensaobrera.com