POR LEONARDO FARIAS
En febrero de 1994, en una marcha multitudinaria, un grupo de sindicatos salía del ostracismo y realizaba una de las primeras protestas formales con el gobierno de Carlos Menem. Al frente de esa primera movilización estuvo el histórico Saúl Ubaldini, secundado por Juan Manuel “el bocha” Palacios, de la UTA, y un muy joven Hugo Moyano, el líder camionero. Los tres, junto a una docena de gremios, fundaban el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) que unos años más tarde volverían con éxito a al seno de la CGT.
En 2024, nuevamente, el Movimiento Obrero Organizado desde la Confederación General del Trabajo (CGT) se pone al frente de la defensa de los derechos de los Trabajadores. Ante el estrepitoso fracaso del gobierno de Alberto Fernández irrumpió el fenómeno anarcocapitalista que hoy gobierna la Argentina y que intenta eliminar derechos adquiridos de los argentinos y argentinas. Con la excusa de la defensa de la “libertad individual” se intenta aniquilar el Estado y todo tipo de regulación, incluida por supuesto, la laboral, a través del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).
Pero con la convocatoria al Paro Nacional anunciado por la CGT para el 24 de enero y la presentación judicial se puede decir que la oposición política comienza a tomar forma de cara al futuro inmediato con el Movimiento Obrero a la cabeza. En la presentación de 57 páginas para impugnar el DNU ante la Justicia, la CGT se extiende en detallar los perjuicios a los trabajadores de una reforma laboral autoritaria por el modo y regresiva por los contenidos que plantea dicho Decreto. También la Central obrera diseñó un plan de lucha que tiene como puntos destacados: los pedidos de reunión con todos los bloques de diputados y senadores; reunión con las demás centrales obreras para articular medidas en conjunto; Plenario de Delegaciones Regionales de CGT el 10 de enero; y finalmente el llamado al paro a partir de las 11 horas del 24 de enero, con movilización al Congreso Nacional.
También podemos afirmar que se sintió el impacto de la instancia judicial, básicamente porque la Justicia suspendió esta semana que pasó los artículos del DNU que implican la reforma laboral. Ahí fue que la Cámara de Apelaciones del Trabajo dictó una medida cautelar para dejar sin efecto el capítulo 4 del decreto que firmó el presidente Milei.
Por otro lado en este contexto son pocos los referentes políticos con autoridad para elevar su voz contra este Gobierno. La derrota reciente y la diferencia porcentual por la que se perdió dejan a muchos dirigentes deslegitimados y con escasa credibilidad. Son los que no formaron parte o participaron críticamente del Frente Unión Por la Patria quienes pueden hoy exponerse y hacer oír su voz. Véanse los casos, por ejemplo, de Juan Grabois o de Guillermo Moreno, dos ex candidatos a la Presidencia de la Nación en la última elección. O el caso del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kiciloff, que se ha legitimado por el apoyo de los bonaerenses en las urnas.
Pero es el Sindicalismo, desde la CGT, en esta nueva etapa de la Argentina quien cobra fuerza y legitimidad para oponerse a las primeras medidas de gobierno, de forma contundente. Como ha dicho Andrés Rodríguez, Secretario General de UPCN y Secretario Adjunto de la CGT: “Va a ser un año duro y difícil pero no por ello vamos a cejar en nuestro empeño de defender los derechos que corresponden a los trabajadores, entre todos unidos y organizados”. De esta manera, y haciendo honor a la historia del Sindicalismo Argentino, los trabajadores organizados plantaron bandera y marcaron la cancha para empezar el 2024 poniendo un freno al avasallamiento de las Instituciones y de la Republica. Y en el mientras tanto debería darse, naturalmente, el rearmado de la política y la reconstrucción del Peronismo para poder volver a convertirse en alternativa de Poder en el futuro de corto y mediano plazo.
Fuente : agenciapacourondo.com.ar
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