La obra del autor Abel Gilbert se publicó en febrero de este año por la editorial Gourmet Musical. Un ensayo que analiza la música y el sonido de la última dictadura.
Por Gito Minore
El 24 de marzo del 1976 se inició uno de los capítulos más sangrientos de la historia argentina. Un período oscuro construido con cuerpos desaparecidos, violaciones a los Derechos Humanos, destrucción del aparato productivo nacional, y sobre todo, mucho temor de gran parte de la ciudadanía. Una época en la que muchos prefirieron cerrar los ojos, pero que a pesar de ello, no pudieron dejar de escuchar, lo que a pocos metros de ellos estaba sucediendo.
Satisfaction en la ESMA, Música y sonido durante la última dictadura (1976-1983) hace pie en un tema infrecuente en los estudios sobre la última dictadura: el sonido y la música. Tal como lo expresa su autor en el prólogo: “Este trabajo bucea en el fondo inexplorado de las persistentes relaciones entre música/sonido y ruido con la política en su etapa de mayor violencia estatal en la Argentina. El terror tuvo un efecto perceptual que configuró el sentido auditivo.”
De manera exhaustiva, el libro se introduce en las diferentes marchas militares que formaron la banda sonora del gobierno de facto y sus actos; los diversos sentidos del término “cantar” y sus implicancias en las confesiones bajo tormento; los gritos de dolor de los secuestrados, entremezclándose con el sonido ambiente de una ciudad que seguía el curso normal de su vida; la selección de música que sonaba en la sala de tortura y sus efectos psicológicos; el impacto del Mundial 78; la música de moda e incluso las canciones infantiles.
Editado por el sello Gourmet musical, Satisfaction en la ESMA es el segundo libro que el compositor y escritor Abel Gilbert, publica en la misma casa donde, en 2019 junto a Martín Liut, lanzó Las mil y una vidas de las canciones,
Muñido de abundante documentación, tanto bibliográfica como testimonial, el autor ofrece en este texto un enfoque distinto para entender una época de nuestra historia que al día de hoy sigue siendo una herida abierta. En sus propias palabras: “Una sociedad se refleja en su producción sonora. No como mera transposición. Sí a través de síntomas o detalles que nos ayudan a detectar pliegues inadvertidos de la máquina consensual, aquella que organiza lo decible, narrable, opinable y lo que se debe callar”.
Un libro lúcido, preciso e imprescindible.
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