Varios trenes a su llegada a los andenes de la estación de Atocha, a 21 de marzo de 2022, en Madrid. Foto: Jesús Hellin – Europa Press.
El pasado 26 de julio La Moncloa aprobó la iniciativa para que, a partir del 1 de septiembre y hasta el 31 de diciembre, los viajes en tren de corta y media distancia sean gratuitos, financiados por el Estado. La medida, que apunta a frenar el impacto inflacionario y reducir el consumo energético, se financiará con un nuevo impuesto extraordinario a los bancos y las empresas energéticas. Semanas antes, Alemania había implementado una baja en el precio del transporte público con objetivos similares, vinculados a reducir la emisión de gases por cuestiones ambientales y la dependencia del insumo ruso. Por ANRed.
La nueva medida propuesta por el Gobierno incluye los trayectos en cercanías y trenes de media distancia. Es decir, a partir de septiembre y hasta finales de diciembre los pasajes para viajar en este tipo de trenes serán totalmente gratuitos. Por su parte, los viajes en trenes de larga distancia o alta velocidad, como AVE y Alvia, no están incluidos en el plan. Tampoco lo estarán las rutas en Avlo, la opción lowcost de AVE, ni los Avant de media y alta velocidad. Estos últimos tendrán una rebaja del 50% sobre el precio original.
Estarán cubiertos por esta medida los bonos 10 regionales, las tarjetas 10 sencillas, las tarjetas 10 libres, los abonos mensuales regionales, las tarjetas mensuales 40 sencillas y las tarjetas mensuales 40 libres. Los pasajes simples solo de ida o de ida y vuelta no están incluidos en la promoción. Al igual que la tarjeta plus 10, la tarjeta plus 10-45 y la tarjeta plus 10 estudiantes.
La medida se financiará con un nuevo impuesto extraordinario a los bancos y las empresas energéticas, que se han beneficiado enormemente de la subida de tipos de interés y los precios de la energía.
Entre los sectores que se opusieron se encuentran las patronales de empresas de autobús, que se quejaron por sentir perjudicado al sector y reclamaron medidas de apoyo. El reclamo sonó en regiones que no tienen como principal medio el tren y sí mantienen un uso importante del transporte en carreteras, como sucede en la región de Aragón y su capital Zaragoza. Allí, nucleados en la Asociación Empresarial de Transportes Interurbanos de Viajeros en Autobuses de Aragón (Aetiva) se sumaron a una campaña contra la gratuidad del tren, donde lanzaron críticas contra en Renfe, la empresa estatal española dependiente del Ministerio de Transporte encargada del transporte ferroviario.
Además del enfoque socioeconómico con el que apuntan a reducir la inflación, también tiene como objetivo la reducción del consumo de energía. En este contexto se tomaron otras medidas, como la de fijar un tope de 27 grados en el uso de aires acondicionado en transportes públicos y empresas.
En una medida similar, hace un mes Alemania introdujo un abono de transporte mensual de 9 euros para ayudar a los ciudadanos que se enfrentan a la crisis del costo de vida, por el incremento de la inflación, pero también y principalmente, como parte de la lucha contra el cambio climático y el consumo de combustibles fósiles. Allí afirman que más de 20 millones de personas ya compraron el abono. Ahora el gobierno está pensando en introducir un «pasaje climático», que introduciría medidas tarifarias permanentes para hacer más atractivo el transporte público local.
«Queremos que los ciudadanos conozcan las posibilidades que ofrece el transporte público, que lo utilicen y que lo integren permanentemente en su movilidad cotidiana. Con este billete, estamos fomentando este objetivo», había declarado el ministro federal de Asuntos Digitales y Transporte de Alemania, Volker Wissing, tras el anuncio.
Las medidas se dan en un marco de una inminente crisis energética fomentada por la guerra entre Rusia y Ucrania y la dependencia que Europa tiene del gas ruso para garantizar los actuales niveles de consumo.
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