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Deporte y memoria Esta campana volveremos a estar contigo


26-09-2024 17:09:39
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La Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino lanzó una movida para acelerar el proceso de expropiación del ex boliche Cromañón, que está frenado desde la asunción de Milei, para la posterior construcción allí de un espacio de memoria.

Mientras un colmado estadio de Ferro Carril Oeste recibe al equipo al canto de “Ferro, mi buen amigo, está campaña volveremos a estar contigo…”, Silvia Bignami y Delia García de Fucci corren detrás de la formación vestida de naranja (y no del verde tradicional) para la ocasión. Mientras los futbolistas levantan las manos para saludar a la hinchada, Silvia y Delia elevan una bandera que reza: “Los pibes y pibas de Cromañón, presentes. Ahora y siempre”. Entre las 194 fotos que ilustran el trapo, están la de sus hijos Julián Rozengardt y Pablo Fucci, víctimas de la tragedia ocurrida el 30 de diciembre de 2004 en el boliche donde tocaba la banda de rock Callejeros. Las cámaras que persiguen a estas dos mujeres para registrar el momento, en la previa al duelo ante Güemes de Santiago del Estero en Caballito, son de Nicolás Pappolla, Papo (del colectivo El camino es cultural), y Hernán Álvarez (de No nos cuenten Cromañón), ambos sobrevivientes.


La movida –que también tuvo lugar en Argentinos Juniors y que continuará en otras canchas– es parte de una campaña que lanzó la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino junto a distintas agrupaciones de familiares y sobrevivientes de Cromañón. Es que, en octubre, si el gobierno nacional no apropia el inmueble ubicado en el barrio de Once, se perderá la posibilidad de hacer allí el Sitio de Memoria que recuerde a las víctimas. 

El Gobierno no escucha y sigue

La Ley 27.695 sancionada en octubre de 2022 declara “de utilidad pública y sujeto a expropiación” los inmuebles ubicados en Bartolomé Mitre 3038/78 y Jean Jaures, donde funcionó el boliche República Cromañón hasta la fatídica noche de 2004, en la víspera a la Nochebuena, cuando un recital de la banda Callejeros terminó en una verdadera masacre tras el incendio del lugar y normas de seguridad inexistentes.

A esa ley ya aprobada, dice el presidente de la subcomisión de Derechos Humanos de Ferro Carril Oeste y miembro de la Coordinadora, Mariano Vignozzi, “lo que le falta es la decisión política” del Gobierno de Javier Milei. “Lo que se vence ahora es el plazo para poder llegar a un arreglo con el dueño del inmueble, para que eso se convierta en un espacio de memoria”. 

Foto: Oscar de la Vega

“Pasaron 20 años, pero parecen menos porque todavía tenemos esas imágenes. 20 años es un montón, un montón de lucha de familiares y sobrevivientes”, recuerda este hincha y socio verdolaga, que defiende esos sitios donde se pone a resguardo la memoria: “Sabemos la importancia que tienen esos espacios. No son únicamente lugares que quedan abiertos y uno va, como a museos. Es un lugar donde hubo mucho sufrimiento, mucho dolor. Ahí hubo una masacre”. En este sentido, reflexiona: “Imaginate lo que eso puede generar en los sobrevivientes, en familiares y amigos de las víctimas, si ese lugar se vende y después se vuelve a hacer un boliche”.

Viendo en el fútbol una linda herramienta que va más allá de once tipos por lado corriendo detrás de una pelota –como se suele denostar al noble deporte del balompié– la Coordinadora que reúne a gran cantidad de clubes de Primera y el Ascenso, salió a la cancha con esta campaña junto con los diversos colectivos de familiares y amigos de Cromañón y sobrevivientes.

En el estadio de Caballito, la iniciativa dio el puntapié inicial: además de la intervención que hicieron los familiares en la calle, con fotocopias y carteles de las zapatillas y las huellas de los chicos y las chicas, ingresaron al campo de juego con la bandera con los rostros de las víctimas. En la previa también hubo reparto de volantes, se juntaron firmas, entre otras acciones. Ese mismo domingo 15, pero a la noche, la movida continuó en el estadio Diego Armando Maradona, donde Argentinos Juniors recibió (y derrotó) a Newell’s. Luego tomaron la posta Vélez y Banfield, que fueron locales el pasado lunes. “También estamos en trámites con gente de Rosario Central, con los clubes de Córdoba”, adelanta Vignozzi.

Jugar de memoria

Mariano admite que le resulta “raro que no le quieran dar a un padre, a una madre, el lugar donde murieron sus hijos”. Pero como dijo el escritor y futbolero Martín Kohan ante el celebrado (por el oficialismo) cierre de Télam: “La crueldad está de moda”. Este hincha y militante de y en Ferro, resalta que “lo más engorroso ya se hizo” con la aprobación de la ley, y que “ahora sólo falta la compra del inmueble” por parte de Nación. “Hay que llegar a un acuerdo con el dueño, poner la plata y listo”, sentencia. Vignozzi, en ese sentido informa que las distintas agrupaciones ligadas a las víctimas y sobrevivientes de aquella noche fatídica “están tratando de pedir una prórroga, que sería lo más normal, porque vence pronto. Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados”.

Pendientes de lo que pasa cada fin de semana con sus respectivos equipos, los muchachos y muchachas de la Coordinadora también juegan sus partidos apartes, como en las áreas de derechos humanos y contra las Sociedades Anónimas Deportivas: “Los clubes no se venden y los espacios de memoria se defienden”, subraya Vignozzi.

Para afrontar esa lucha, Mariano cuenta que desde ese espacio que comparte con el resto de los clubes “la idea es invitar a una gran reunión de todos los grupos que estén trabajando contra las SAD. Clubes de barrio, organizaciones sociales”, con el objetivo de “salir en conjunto, masivamente” a rechazar la iniciativa del gobierno de Javier Milei. “Nosotros, como Coordinadora nos tendremos que cambiar los botines para jugar en este campo de juego que está bastante en mal estado, y encontrarnos”.

Madres de la cancha 

Foto: Oscar de la Vega

Julián Rozengardt y Pablo Fucci no se conocieron. Si bien ambos compartían el fanatismo por la banda liderada por Pato Fontanet –y eso los hizo coincidir aquella noche en el recital del boliche que terminó en llamas– en 2004 Julián tenía 18 años y vivía en Palomar, mientras que Pablo tenía 24 y era de Mataderos. Y, además, uno era fana de Independiente, el otro de Racing. Silvia y Delia, sus mamás, ahora son vecinas en el populoso barrio porteño de Mataderos, y también son compañeras de lucha en el Movimiento Cromañón. “Está todo muy difícil”, le dice Silvia a este medio sobre la posibilidad de conseguir ese espacio donde 20 años atrás murieron asfixiados 194 pibes y pibas. “Los tiempos, las burocracias lo hacen complejo. Pero no nos van a sacar de la lucha, que es por los que no están, por los que sí estamos, y por los que vendrán”, concluye la mujer.

Fuente : redaccionrosario.com

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