Andréi Mélnik afirmó que al llamar al canciller alemán Olaf Scholz "salchicha de hígado ofendida" no quería ofenderle, sino solo intentaba "provocar" para que Berlín cambiara su política hacia Kiev.
Jens Schlueter / Gettyimages.ru
El embajador ucraniano en Berlín, Andréi Mélnik, volvió a arremeter contra el Gobierno alemán acusándolo de falta de compromiso y cooperación con Ucrania.
Las autoridades germanas "no quieren verse arrastradas a la guerra, quieren mantener su prosperidad", criticó Mélnik en una entrevista con el grupo mediático Funke publicada este jueves. "Creo que mucha gente en Alemania anhela vivir como una gran Suiza en medio de Europa. Quieren mostrar su solidaridad con Ucrania, pero sin hacer demasiado", sostuvo.
Mélnik, quien recientemente creó polémica tras arremeter contra el canciller Olaf Scholz utilizando una frase coloquial en alemán que significa literalmente "jugar a la salchicha de hígado ofendida", indicó en la entrevista que "no quería ofender a nadie". Sin embargo, señaló que le parece "extraño" que "siempre se busquen excusas para no tomar una decisión necesaria, como la entrega de armas pesadas a Ucrania, o para posponerla".
Scholz no se siente insultado por el embajador ucraniano que lo llamó "salchicha de hígado ofendida"
Refiriéndose a la fallida visita del presidente alemán Frank-Walter Steinmeier a Kiev el pasado abril, el embajador señaló que "en Ucrania se ha seguido muy de cerca el papel de Steinmeier en los últimos años" y no entiende por qué el jefe de Estado no pudo viajar finalmente a Kiev con sus colegas de Polonia y los países bálticos.
"El hecho es que no hubo invitación en su momento, así que no se puede hablar de cancelación de invitación", indicó Mélnik, afirmando que el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, está deseando reunirse con su homólogo alemán en Kiev.
De igual forma, el diplomático resaltó que "muchos ucranianos se sorprenden de que el canciller Olaf Scholz no haya visitado aún Kiev", por lo que considera que debería hacerlo. "Desde nuestro punto de vista, la cuestión es que si te consideras un socio y lo declaras públicamente, entonces no solo ayudas con armas pesadas. También son importantes gestos simbólicos fuertes, como una visita a Kiev. Pero ambas cosas faltan", argumentó.
Finalmente, el embajador reconoció que su dura retórica puede llegar en ocasiones a ofender a ciudadanos alemanes que apoyan a Ucrania. "Puedo entenderlo muy bien como ser humano, así que tengo que sopesar cada palabra con cuidado. Pero a veces no hay más remedio que ofender retóricamente, incluso provocar", defendió, admitiendo que esto puede dar lugar a controversias. "Lo principal es que la política alemana cambie de rumbo. La República Federal [de Alemania] también se beneficiaría de ello", agregó.
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