Central lo ganaba con gol de Ruben de penal, pero todo cambió en el complemento, en el que Arce, Sepúlveda y Castro lo revirtieron: fue victoria 3 a 1 para Barracas Central, en el Gigante de Arroyito, donde el próximo domingo se jugará el clásico ante Newells.
En un ambiente muy caldeado, con el típico pedido de “el domingo, cueste lo que cueste…” y despedida al plantel con silbidos, Rosario Central perdió otra vez de local, en el mismo estadio donde el domingo, por la fecha 7, recibirá a la Lepra, en una nueva edición del derby rosarino.
El Canaya fue muy superior a su rival en toda la primera parte, pero necesitó de un penal para ponerse en ventaja. Marco Ruben avisó en un par de oportunidades: ni con el pie ni con la cabeza le pudo dar la dirección correcta. Sin embargo, a los 33, el goleador histórico sí logró torcer el maleficio de las últimas ejecuciones desde los doce pasos (Emiliano Vecchio falló dos al hilo) con un remate cruzado, que el arquero Maximiliano Gagliardo adivinó, pero fue tan esquinado que no llegó ni a tocarla.
Central fue por más: entre Lautaro Blanco y Lucas Gamba armaron una linda pared, que el lateral izquierdo finalizó con pase atrás a Vecchio, quien buscó colocarla contra un palo, pero el remate no tuvo la suficiente potencia como para vencer la resistencia del arquero de Barracas.
En la única aproximación del equipo dirigido por Alfredo Berti en esa primera parte, Dylan Glaby apareció sólo por detrás de toda la defensa en una jugada de pelota parada, y con un toque sutil le quiso dar un pase a la red, pero la pelota se fue, despacio y desviada. En seguida respondió Ruben, que eligió patear antes que el pase a Walter Montoya, y Gagliardo le puso firme las manos para desviarla
Pero en el segundo tiempo todo cambió, incluido el resultado. A los 10, al volante Carlos Arce le cayó, lejos, una pelota rechazada, y la conectó tan bien que su disparo se transformó en golazo al ángulo. Tal fue el desconcierto del local, que en la jugada siguiente, el delantero Neri Bandiera, de cabeza, casi lo da vuelta en cuestión de segundos.
El conjunto dirigido por Cristian González seguía sin asimilar el golpe de la igualdad. Así lo demostró el defensor Juan Cruz Komar al dejar dejar corto un pase atrás que el atacante Bruno Sepúlveda, tras eludir a Gaspar Servio, convirtió en gol a los 19.
La desesperación por conseguir la igualdad llevó al dueño de casa a cometer varios errores. Uno de los tantos fue de Damián Martínez, que no pudo rechazar de cabeza un centro cruzado, se la dejó en los pies al ingresado Facundo Castro, quien esta vez, a los 40, no perdonó y liquidó el duelo.
El equipo se fue silbado y con el fuerte pedido de una victoria en el clásico. Los del Kily lo ganaban bien y hasta pudieron estirar la diferencia, pero el empate lo desmoronó, y ya nunca logró reponerse.
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