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El Grupo de los Siete busca prohibir todos los servicios que aseguran el transporte marítimo del petróleo y los productos petrolíferos rusos a nivel global a menos que el hidrocarburo se compre a un precio determinado o por debajo de un tope.
El expresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, advirtió este martes sobre los efectos adversos que tendría el plan del Grupo de los Siete (G7) para imponer topes de precios al crudo ruso. En particular, reaccionó a las palabras del primer ministro de Japón, Fumio Kishida, quien aseguró el pasado domingo que los topes de precio al petróleo ruso se establecerán a la mitad de su nivel actual.
Según Medvedev, que actualmente ocupa el cargo del vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, este paso, así como la creación de un mecanismo que impida la compra del crudo ruso a un precio superior al estipulado repercutiría negativamente en la economía mundial y particularmente en la japonesa.
"Habrá mucho menos petróleo en el mercado, mientras que su precio será mucho mayor. Se ubicará por encima de un precio astronómico de 300-400 dólares. Compárelo con la dinámica de los precios del gas. Japón no tendrá ni petróleo ni gas suministrado desde Rusia. También perdería su participación en el proyecto Sajalín-2 de gas natural licuado", escribió Medvédev en su canal de Telegram, antes de despedirse con un "¡Arigato! (gracias, en japonés).
El comunicado final de la cumbre del G7 celebrada a finales de junio señala que sus integrantes están considerando "un conjunto de enfoques", incluida la posibilidad de prohibir todos los servicios que aseguran el transporte marítimo del petróleo de Rusia y sus productos petrolíferos a nivel global a menos que el hidrocarburo se compre a un precio determinado o por debajo de un tope. Los líderes del grupo subrayaron que este límite tiene todavía que ser acordado en coordinación con sus socios internacionales.
La semana pasada se reportó que los integrantes del grupo están cerca de llegar a un acuerdo sobre los topes de precios al petróleo ruso con el objetivo de limitar la cantidad de dinero que Moscú puede ganar por cada barril que vende en el mercado global. Asimismo, el pacto trataría de estabilizar los mercados asegurando que el crudo ruso siga llegando a los consumidores de todo el mundo, incluso cuando los gobiernos occidentales imponen cada vez más prohibiciones a la importación de este en sus países.
Mientras, los pronósticos de los analistas del conglomerado financiero JPMorgan Chase & Co apuntan que los precios mundiales del petróleo podrían alcanzar unos 380 dólares por barril si los países occidentales aplican nuevas sanciones económicas contra Rusia.
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