La OIT señala que la caída solo es la punta del iceberg de problemas anteriores en el mercado laboral de la región.
Una pérdida de 26 millones de empleos se registra para la región de América Latina y el Caribe como consecuencia del impacto económico generado por la Covid-19, refiere este jueves una nota técnica de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
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Al concluir 2020, señala la nota oficial, la tasa de ocupación promedio de la región se había reducido de 57,4 a 51,7 porciento, una fuerte caída que equivale a la pérdida de alrededor de 26 millones de empleos, de los cuales un 80 porciento, es decir más de 20 millones de personas, salieron de la fuerza de trabajo.
Además, la OIT señala que el presente año dio inicio con un panorama laboral agravado por nuevas olas de contagios y lentos procesos de vacunación que hacen más inciertas las perspectivas de recuperación en los mercados laborales.
“La búsqueda de una mejor normalidad va a requerir de acciones ambiciosas para recuperarnos de los retrocesos en el mundo del trabajo”, advirtió Vinícius Pinheiro, director de la OIT para América Latina y el Caribe.
“Ahora toca volver a generar los empleos perdidos por la pandemia y crear nuevas oportunidades de trabajo decente”, dijo Pinheiro, al señalar que pese a las adversidades se deben tomar medidas y lograr consensos. “2021 sea el año de la vacunación y de la recuperación económica con generación de más y mejores puestos de trabajo”, agregó el director de la entidad regional.
Por otro lado, el alto directivo planteó que “en la búsqueda de la recuperación resultará ineludible abordar las condiciones preexistentes en la región, que son claves para entender por qué el impacto de la pandemia en el empleo fue tan fuerte. Muchos de los desafíos que teníamos antes de la pandemia continúan vigentes, aunque ahora son más urgentes”.
Al referirse a ese contexto antecedente al problema detonado por la Covid-19, el directivo señaló como causales la alta informalidad, los reducidos espacios fiscales, una persistente desigualdad, baja productividad y escasa cobertura de la protección social, además de retos que persisten como el trabajo infantil y el forzoso, los que consideró “asignaturas pendientes en la región”.
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