Asambleas y plenarios de delegados, por un paro nacional y un plan de lucha.
Desde que Milei y Caputo asumieron el gobierno los salarios perdieron alrededor de un 23% promedio de su poder adquisitivo, según un estudio realizado por ATE (julio 2024). En igual periodo el salario mínimo, que impacta en numerosas actividades (casas particulares, empleo no registrado, etc.) cayó un 32,1% (Ámbito 16/7).
Ahora ha trascendido que para el último cuatrimestre la decisión del gobierno es no homologar acuerdos paritarios que superen el 2% mensual, con el propósito de consolidar este derrumbe salarial récord sin que los trabajadores puedan aspirar, ni siquiera, a una “recuperación” de los niveles miserables anteriores.
El valor de la Canasta Básica Total -calculado por el Indec y claramente subvaluada (no incluye alquiler, por ejemplo)- alcanzó los $900.000 (línea de pobreza). La categoría inicial en Comercio (un millón de trabajadores aproximadamente) es de $764.321 bruto, aunque ninguna categoría alcanza la línea de pobreza. En la UOM, el IMGR (Ingreso Mínimo Global de Referencia) fue en agosto de $692.753 y solo la categoría más alta de la escala (Oficial Múltiple) supera muy levemente la línea de pobreza. En Alimentación (Stia), el salario del operario al mes de agosto, sumando valores remunerativos y no remunerativos, fue de $797.735,40. Ejemplos de actividades que muestran que la mayoría de los trabajadores, incluso los que están bajo convenio cobran salarios de pobreza.
Ni hablar de los salarios de los estatales. Como plantean por ejemplo los trabajadores del Hospital Garrahan, ahora en lucha, que denuncian que una enfermera inicial percibe como haber $765.000 y que las mayorías de las categorías no médicas, la mayoría, no alcanzan la línea de pobreza.
En el caso de los estatales el gobierno “propone” un 3% bimestral en septiembre-octubre y directamente el congelamiento salarial (0% de aumento) para noviembre/diciembre. La burocracia sindical de UPCN aprobó este acuerdo. Y, en general, la aceptación de paritarias a la baja es la política de la abrumadora mayoría de la burocracia de la CGT y la CTA.
El “dogma” libertario del rechazo a la intervención del Estado cae por su propio peso. La política oficial muestra que el intervencionismo estatal es un recurso de las patronales para imponer sus intereses de clase y darle otra vuelta de rosca al robo de la riqueza generada por los trabajadores.
La estación final de política antisalarial de Milei es el fin de las paritarias y el congelamiento de los ingresos la otra cara de la moneda de la desocupación masiva y precarización.
Hay que rechazar el tope paritario y luchar por recuperar lo perdido por la inflación y alcanzar un mínimo salarial que permita cubrir el costo de la canasta familiar real, que sea móvil de acuerdo a la evolución del nivel de precios. Necesitamos impulsar asambleas en todos los lugares de trabajo, plenarios y congresos de delegados para imponer un paro general y un plan de lucha con continuidad.
Fuente : prensaobrera.com
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