A casi dos meses del golpe de estado, ocurrido el pasado 1 de febrero, la violencia sigue escalando día a día en Myanmar. Las personas asesinadas por el gobierno militar ya son mas de 500. La semana pasada las fuerzas armadas celebraron el día del ejercito mientras muchas familias velaban a sus seres queridos asesinados. Por su parte, grupos étnicos armados dieron hoy un ultimátum a la junta militar en el que amenazan con anular su acuerdo de alto el fuego si continúa la matanza indiscriminada de manifestantes. Por Ramiro Giganti (ANRed).
Mientras se desarrollaba otra jornada sangrienta, registrando la cantidad de muertes en un día, el pasado fin de semana la junta celebró el día del ejercito incrementando aún mas la indignación. Mientras tanto la represión siguió creciendo, al igual que la resistencia. Las fuerzas represivas avanzaron sobre barricadas reprimiendo con balas de plomo y hasta armas de guerra, incluso granadas. Así lo informa un corresponsal del medio Frontier Myanmar que afirma haber visto como un soldado arrojaba una granada contra manifestantes el pasado domingo 28.
El ejercito reprime una barricada en el distrito de Dagon, en el sur de Yangon. Foto: Frontier Myanmar
Ya son, al menos, 512 personas las que han perdido la vida durante las protestas contra el golpe militar. De esta cifra 141 murieron el sábado 27 de marzo, el día más sangriento de los disturbios, según reporta el grupo de defensa de la Asociación de Asistencia a Presos Políticos (AAPP).
A pesar de la masacre ocurrida el fin de semana, hoy, martes, se siguen desarrollando las llamadas «huelgas de desobediencia civil» que han paralizado varios sectores de la economía. Los manifestantes piden a la gente que tiren basura en las calles, con el fin de intensificar la presión.
Los manifestantes tiran desechos en una calle después de que los activistas lanzaran un «ataque de basura» contra el gobierno militar en Yangón, Myanmar. 30 de marzo de 2021. Foto: Stringer / Reuters
La represión esta generando miles de personas refugiadas de distintas etnias que son forzosamente desplazadas, al que no es novedad por la historia de enfrentamientos que tiene el país, y que incluso ocurrió durante el gobierno derrocado de Aung San Suu Kyi, cuando cientos de miles de personas de la comunidad rohinyá fueron desplazadas y refugiadas en el vecino país Bangladesh.
Durante el fin de semana, varios aviones militares de Myanmar bombardearon a insurgentes de la etnia karen, por lo que cerca de 3.000 personas huyeron a Tailandia. Más tarde, el Gobierno de este país negó las acusaciones de algunos manifestantes de que los refugiados estaban siendo obligados a regresar, incluso, un funcionario tailandés dijo que el Ejército le estaba diciendo a las personas que regresaran a Myanmar porque se consideraba seguro de ese lado de la frontera. Sin embargo, a más de una docena de personas se les permitió cruzar a Tailandia para recibir tratamiento médico, según dijeron testigos a la agencia Reuters.
Familias de la etnia Karen refugiadas en el bosque para protegerse de los bombardeos aéreos por parte del ejército. Se estima que 3000 personas cruzaron la frontera hacia Tailandia. Foto: AP
Tres de los principales grupos étnicos armados de Myanmar estarían dispuestos a romper con el acuerdo de alto el fuego pactado con la junta militar. Se trata del Ejército de Arakan, el Ejército de Liberación Nacional Taang y el Ejército de la Alianza Democrática Nacional de Myanmar. Los grupos firmaron un comunicado conjunto en el que advirtieron al Ejército birmano de colaborar con los manifestantes en las protestas de la llamada Revolución de la primavera si las tropas no detienen sus acciones violentas en las calles.
Hace dos semanas, un grupo denominado Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH) pidió a los grupos étnicos armados del país “unir fuerzas” contra la junta golpista.
Manifestante muestra balas de plomo utilizadas por el ejercito durante una represión en Yangón. Foto: Frontier Myanmar
Lentamente occidente empieza a visibilizar y repudiar la brutalidad del gobierno militar en Myanmar. Estados Unidos y Gran Bretaña empiezan a tomar medidas de ruptura de acuerdos comerciales, algo que ya habían hecho Australia y Nueva Zelanda. Mientras que la ONU justifica su inacción para, por ejemplo, tomar medidas a través del Consejo de Seguridad, en el poder de veto que tienen Rusia y China a quienes se les acusa por su «silencio cómplice» frente a esta situación.
El relator especial de la ONU, Tom Andrews, pidió una cumbre internacional de emergencia.
Desfile por el Día de las Fuerzas Armadas, el pasado sábado en el que se escuchó un discurso del líder golpista Min Aung Hlaing, el pasado sábado 27. Foto: EPA
Rusia se mantiene expectante, sin repudiar el golpe ya que esta crisis podría suponer oportunidad para ganar terreno en la región. China por su parte tiene numerosos intereses comerciales afectados y su involucramiento se vería mucho mas atado a cuestiones económicas que el de cualquier otro país en el mundo.
Aunque China había establecido buenas relaciones con el Gobierno de Suu Kyi, no ha condenado el golpe, que considera un “asunto interno” birmano, y evita posicionarse. Sin embargo, el ataque a fábricas y negocios chinos en Yangón —la capital comercial— el pasado domingo 20 de marzo, con los manifestantes acusando a Pekín de connivencia con el golpe, provocó una violenta respuesta por parte del Ejército (matando a más de 40 personas en la jornada más sangrienta hasta ese entonces, previo a la masacre del pasado fin de semana) y ha desatado una severa respuesta por parte de Pekín. China ha asegurado que podría considerar “acciones más drásticas” para defender sus intereses en Myanmar, desde oleoductos y gasoductos a proyectos de redes de transporte.
La inacción ante un golpe de estado que ya se cobró mas de 500 vidas parece estar vinculada a intereses económicos, poniendo nuevamente en evidencia la prioridad de los estados en «hacer negocios» ante la defensa de los Derechos Humanos, algo que verbalmente muchas veces dicen defender, y hasta en nombre de la «defensa de la democracia» utilizan ese discurso para justificar otros golpes de estado y hasta bombardeos a otros países.
Ni Rusia, ni China, ni la ONU, ni las potencias de occidente, como Estados Unidos, habían tomado medidas hace pocos años cuando en ese mismo país, y bajo el gobierno «democrático» liderado por Aung San Suu Ky, se realizaron masacres y desplazamientos durante una «limpieza étnica» contra el pueblo rohinyá. Dicho accionar había sido realizado por la misma junta militar que años después realizó este golpe de estado, que ya cumple dos meses, cientos de personas asesinadas. y miles de familias desplazadas.
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