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Un título del diario La Nación como evidencia del gobierno de los jueces. La amenaza de Alberto a CFK se inscribe en la misma lógica. Las Paso del oficialismo: no se discute la democratización sino el futuro político.

La certeza de Cristina Fernández de Kirchner acerca de que lo que denomina el Partido Judicial o gobierno de los jueces sería una interferencia ineludible en el proceso electoral que se aproxima, y que condicionó al menos en parte su decisión de no postularse en el próximo turno, quedó expresada una vez más en el titular del sitio web del diario La Nación, que “informó” como “mala noticia para CFK” la conformación de un tribunal para revisar una sentencia de un juicio en el que resultó condenada. Que el mero trámite para la constitución de un tribunal sea según un medio de comunicación una mala noticia pone en evidencia –una vez más- la componenda de un sector judicial-político-mediático que gestiona los resortes del poder. “Tal como adelanté en el año 2019… la condena ya la tienen escrita”, insistió la vicepresidenta, mientras los restos del presidente Alberto Fernández la amenazaban con acudir al mismo poder del Estado para dirimir la discusión política al interior del ex Frente de Todos, ahora Unión por la Patria, sobre el porcentaje de votos como piso que se debe obtener en las elecciones primarias (Paso) para acceder a las listas definitivas. Que un pigmeo en términos de volumen electoral se le anime a un gigante sólo puede explicarse por el poder de daño que acumuló en los últimos años el Partido Judicial.

La respuesta del Partido Justicialista bonaerense, que conduce el diputado Máximo Kirchner, fue contundente: “La victimización artificial generada en relación a la «democratización del peronismo» resulta un recurso semántico mediocre que no hace más que alimentar a quienes desean la desaparición del peronismo, la estigmatización y la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner”.

“Ojalá hubieran puesto la misma dedicación y esfuerzo en recuperar el poder adquisitivo de los ciudadanos, en la administración de las reservas del Banco Central o en el acuerdo con el FMI que quedó muy lejos de las bondades que el Presidente anunciara una mañana de enero de 2022”, sostuvo el PJ bonaerense en un comunicado en directa relación a los “temas” que fracturaron al oficialismo, sin que la quebradura selle hasta ahora.

Aun en ese contexto, algunas de las decenas de causas impulsadas por el tándem mediático-corporativo-judicial contra el objeto de sus deseos comienzan a caerse por su endeblez estructural (ver aparte).

Malas y buenas 

Esta semana, la vicepresidenta escribió en sus redes sociales: “Anoche, en el portal de La Nación, leí este título: «Mala noticia para CFK. Se completaron los tribunales que revisarán la condena de Cristina y el sobreseimiento de Macri. Diego Barroetaveña intervendrá en el caso Vialidad y Mariano Borinsky analizará el caso del espionaje sobre los familiares de los marinos del ARA San Juan»”.

Cristina se preguntó: “¿Mala noticia para CFK? ¿Por qué Julio Saguier? ¿Ya sabés cómo va a votar Barroetaveña?”. Saguier es uno de los accionistas del diario La Nación, en el que existen sospechas que también posee participación el ex presidente y empresario Mauricio Macri.

“Tal como adelanté en el año 2019… la condena ya la tienen escrita”, abundó Cristina Fernández. Uno de los miembros del tribunal oral que falló en su contra y le dictó una sentencia que la inhabilita a ocupar cargos públicos –cuestión central de la resolución-, Rodrigo Giménez Uriburu, integraba el equipo de fútbol amateur Liverpool, que jugaba un torneo en la quinta “Los Abrojos” del ex presidente Macri, demostrativo de que el deporte produce imparcialidad.

Además, la vicepresidenta completó el texto del periódico fundado por Bartolomé Mitre: “Eso sí, les faltó agregar: «Y muy buenas noticias para Macri».

Foto: Télam

“¿Por qué buenas para el jefe del PRO? Porque el camarista Alejandro Slokar, que lo iba a juzgar por el espionaje a los familiares de las víctimas de la tragedia del ARA San Juan, fue apartado porque según los acusados no daba garantía de imparcialidad”.

Slokar, ex presidente de la Cámara de Casación y de larga trayectoria en el Poder Judicial y en el ámbito académico, es considerado “garantista” por inscribirse en la línea de pensamiento penal del ex juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, uno de los pocos que en las últimas décadas cumplió con la norma que obliga a dejar el máximo tribunal a quien cumple 75 años. Otros republicanos se abrazaron al cargo hasta la demencia senil.

La defensa de Macri recusó a Slokar por su pertenencia a la agrupación Justicia Legítima, el sector progresista del Poder Judicial que desde hace años promueve una profunda reforma y democratización de la “Justicia”, el único poder del Estado que no se somete a la voluntad popular.

Con esos argumentos, Slokar fue desplazado del tribunal que debe revisar la resolución de primera instancia sobre la presunta participación del ex presidente Macri en el espionaje ilegal a familiares de las víctimas del hundimiento del ARA San Juan.

Pero el asunto no quedó allí. Escribió Cristina en sus redes: “¿Y a que no sabés por quién lo reemplazaron? Por Mariano Borinsky. Sí… el camarista que jugaba al paddle con Macri en la Quinta de Olivos. Es joda. Más explícito no se consigue”.

Participar explícitamente de una agrupación que reúne a fiscales y magistrados del Poder Judicial puede ser elemento suficiente para apartar a un juez de una causa. Practicar deportes con un presidente en ejercicio parece puro diálogo democrático interpoderes.

De todos modos, la abogada Valeria Carreras, querellante de los familiares, presentó un planteo de recusación contra Borinsky por temor fundado en su “falta de imparcialidad”. Si lo consigue, será un revés para el empresario devenido en dirigente político. Si no, una volea suave.

Enemistad manifiesta

La misma lógica se apoderó de la disputa al interior de Unión por la Patria, el nombre con el que el peronismo y sus aliados inscribieron la coalición para participar de las elecciones nacionales de agosto (Paso) y octubre (generales).

Sin definición aún sobre las precandidaturas, y con tensiones incluso acerca de si habrá más de una lista en las Paso, Alberto Fernández volvió a negar el principio de realidad al amenazar a través del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, con judicializar la discusión acerca del piso de votos que hay que obtener en la interna para poder participar del armado de las listas legislativas definitivas. Al planteo se sumó el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, postulante presidencial por el grupo de negadores de su propio poder electoral.

Si a los niños se los amenazaba hace décadas con la aparición del “cuco” si no tomaban la sopa, a CFK se le advierte con acudir a los servicios del siempre presto Partido Judicial si no se allana a los deseos de quien hace cuatro años designó como candidato a presidente del FdT.

No es una interpretación caprichosa. Tras aceptar reducir del 40 por ciento de los votos al 30 por ciento el piso para integrar las listas legislativas, el PJ bonaerense lo dijo expresamente.

“Teniendo en cuenta que quien mayor consenso genera hacia dentro y fuera del peronismo se encuentra proscripta por decisión del Partido Judicial”, dijo a través de un comunicado en referencia a Cristina, sumado a “la reciente intervención de la Corte Suprema en las elecciones de Tucumán y San Juan”, el espacio “decidió aceptar la propuesta del sector encabezado por Scioli y Alberto Fernández”.

El PJ provincial le reprochó al sector de Scioli haber “expresado que, de llevarse adelante la propuesta rechazada recurriría al Partido (poder) Judicial, haciéndolo trascender también por intermedio de periodistas y medios de comunicación”.

El peronismo bonaerense señaló que aceptó la propuesta de Scioli “ante la posibilidad de que dicho sector abriera las puertas a la intromisión judicial, aprovechándose de la enemistad manifiesta y la animosidad persecutoria para con quien hoy tenemos la responsabilidad de conducir el PJ Bonaerense”.

“Decidimos dar por concluida una discusión que lejos se encuentra de aquello que deseamos discutir y que tiene que ver con el presente y futuro de nuestro pueblo”, agregó el PJ bonaerense en el texto dado a conocer el miércoles, cuando venció el plazo para inscribir los frentes electorales.

El 24 de junio opera el vencimiento del plazo para anotar las precandidaturas, lo cual augura otros rounds.

Debate político

Fernández el presidente –y un grupo reducido de albertistas- decidió enfrentar en internas a CFK, La Cámpora, los gobernadores, varios intendentes y al Frente Renovador de Sergio Massa, el ministro de Economía. ¡A quién no le gustaría conseguir un turno con el coach ontológico presidencial!

El debate acerca de las Paso en el oficialismo no es el debate sobre la “democratización” del peronismo, sino sobre sus chances electorales en un contexto por demás de complejo, determinado tanto por factores externos como por decisiones o “errores” no forzados. Aquellos que llevaron a la fractura del espacio tras los comicios de medio término de 2021, profundizados con el acuerdo con el FMI.

Concurrir a unas Paso con varios precandidatos que obtengan porcentajes escasos de apoyo popular debilitará al que consiga el mejor desempeño, por el riesgo de que sea el tercero o cuarto en cosecha de votos en relación a los postulantes de Juntos por el Cambio y la Libertad Avanza, el partido de Javier Milei.

Si bien las Paso fueron concebidas para el ordenamiento interno de las fuerzas políticas o las coaliciones que conformen, su carácter obligatorio y simultáneo las convierte en la mejor encuesta sobre los posicionamientos reales de los candidatos y candidatas de cara al electorado.

El presidente no parece interesado en la democrática interna, sino en la destrucción de quien lo ubicó en la primera magistratura del país. No es pluralismo sino daño. Porque entiende que su futuro queda en el pasado.

Para el PJ Bonaerense, “la victimización artificial generada en relación a la «democratización del peronismo» resulta un recurso semántico mediocre que no hace más que alimentar a quienes desean la desaparición del peronismo, la estigmatización y la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner”.

Cabría preguntarse acerca del mecanismo democrático que convirtió a Alberto Fernández en candidato del FdT.

En la misma línea, consideró que “parece mentira que el sector que encabeza el Presidente se queje del trato que se le brinda a la minoría que representa, siendo que en 2019 era minoría de minorías y fue propuesto como candidato a presidente por Cristina”.

“La decisión de la vicepresidenta fue motivada con la intención de construir la mayoría que derrotara al macrismo en las urnas; y que nadie, por pequeño que fuese, tuviera una excusa para irse permitiendo de esta manera la reelección de (Mauricio) Macri”, concluyó.

En ese contexto se inscribió la coalición Unión por la Patria, que aspira a convertirse en una opción electoral frente a la derecha “moderada” y la fascista que representan Juntos por el Cambio y Milei, en un escenario que –es arriesgado predecirlo- podría ser de tres tercios.

Ahora, las energías del oficialismo se concentran en el próximo plazo del cronograma electoral: la inscripción de las precandidaturas.

La construcción de triunfo requiere de un/a candidato/a con potencial electoral, pero también un programa, para que los errores y decisiones equivocadas no se conviertan en formas de proceder.

Fuente : redaccionrosario.com