Mijaíl Pichuguin protagonizó toda una tragedia en un pequeño bote pesquero en el mar de Ojotsk. Durante casi un mes, hasta su rescate, llevó consigo los cadáveres de sus familiares, que no resistieron.
Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia.
Mijaíl Pichuguin, rescatado este lunes tras permanecer a la deriva 2 meses en un pequeño bote pesquero en el mar de Ojotsk, en el Lejano Oriente ruso, contó detalles de su historia. Originario de la república rusa de Buriatia, había partido el pasado 5 de agosto en un viaje en compañía de su hermano Serguéi y su sobrino Ilia, de 15 años, desde la región rusa de Jabárovsk hacia la de Sajalín.
Según reveló, al día siguiente el motor de su embarcación se estropeó a 60 kilómetros de la costa. Intentaron llegar a tierra, pero más tarde su remo se rompió. Después perdieron el ancla, y fueron arrastrados poco a poco mar adentro.
Al verse varados entre las aguas, comenzaron a alimentarse de sus provisiones, además de lo que pescaban. Pasadas varias semanas, el adolescente, que casi no había comido, falleció. Pocos días después, murió su padre, Serguéi.
Por si no fuera suficiente, durante casi un mes, Mijaíl llevó consigo los cadáveres de sus familiares. Durante su travesía, perdió la mitad de su peso: antes pesaba unos 100 kilos. Finalmente, su embarcación fue encontrada por pescadores cerca de las costas de la península de Kamchatka.
Fue trasladado a un hospital de la ciudad de Magadán. Según el médico Yuri Lednióv, el paciente se encuentra "más o menos estable" y continúan revisando su estado de salud. Las autoridades locales llevan a cabo acciones procesales para esclarecer los motivos del trágico incidente.
Mijaíl asegura que lo único que le ayudó a resistir fue el pensamiento de que en casa lo esperaban su madre y su hija. "Dios me ayudó, no sé cómo explicarlo de otra manera", cuenta desde la cama del hospital donde permanece.
El hombre recuerda que recogía agua de lluvia para hidratarse y lograba superar el frío y las tormentas gracias a un traje especial de invierno y un saco de dormir de pelo de camello. A pesar de que estaban mojados, se metía dentro y se movía un poco para sentir algo de calor. "No tenía otra opción", dijo.
Así, un cotidiano viaje se convirtió en una tragedia para toda una familia. Hay pocos casos de supervivencia como este, y la historia de fortaleza y fe de Mijaíl Pichugin permanecerá en la mente de los viajeros y se convertirá en una valiosa lección sobre la precaución.
Fuente : actualidad.rt.com
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