Washington debe "superar la obsoleta mentalidad de rivalidad", reanudar los contactos con China y dejar de entrometerse en sus asuntos internos, asevera un alto diplomático del país asiático.
China y EE.UU. pueden lograr "grandes cosas" si trabajan juntos, pero para ello, Washington debe "superar la obsoleta mentalidad de rivalidad", reanudar los contactos y dejar de entrometerse en los asuntos internos de Pekín. Así lo ha afirmado Yang Jiechi, director de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China, quien asegura que el desarrollo de su país "es un proceso que ninguna fuerza podrá detener".
En un discurso en un foro en línea organizado por el Comité Nacional de Relaciones entre EE.UU. y China, Yang recordó que Washington y Pekín representan "las dos economías más grandes" del mundo y son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, cuya cooperación eficaz "influye directamente en el bienestar de todas las personas, así como en la paz, el desarrollo y la prosperidad" mundial.
Sin embargo, durante los últimos años, la Administración Trump "adoptó políticas equivocadas" respecto a China, hundiendo la relación en lo que fue "su período más difícil desde el establecimiento de relaciones diplomáticas", se lamentó el diplomático, añadiendo que algunas personas en EE.UU., "siguiendo el pensamiento de la Guerra Fría", percibieron a Pekín "como una amenaza", han interferido en sus asuntos internos y han socavado sus intereses, además de haber "interrumpido los intercambios y la cooperación mutuamente beneficiosa entre las dos partes".
Este tipo de acciones "han dañado gravemente" las relaciones entre China y EE.UU., así como los intereses fundamentales de los dos pueblos, constató el jefe de la comisión, quien enfatizó que la tarea de ambas naciones ahora es "restaurar la relación a una vía de desarrollo predecible y constructiva".
Cuatro claves para restaurar la relación
El diplomático aseguró que China está dispuesta a trabajar con EE.UU. para hacer avanzar la relación por un camino sin conflictos ni confrontaciones, basada en el respeto mutuo y la cooperación de beneficio mutuo, y que las dos partes podrán devolver la relación "al curso de un desarrollo sólido y constante". En este sentido, ha nombrado cuatro condiciones clave para que esto pueda suceder.
- Primero, "China debe verse como es", indica Yang, recordando que la Administración anterior "ha seguido algunas políticas equivocadas" hacia el país, viéndolo "como un competidor estratégico importante, incluso un adversario", lo cual es "histórica, fundamental y estratégicamente incorrecto". Lo que busca Pekín es "mejorar la vida de su gente", explica el diplomático, quien asegura que los dos países "pueden y deben cooperar y coordinarse más estrechamente entre sí" para su bien común, y que el gigante asiático espera que Estados Unidos "supere la obsoleta mentalidad de rivalidad entre las principales potencias y trabaje con China para mantener la relación en el camino correcto".
- En segundo lugar, es necesario restaurar las interacciones normales, enfatiza el alto diplomático, que espera que la nueva Administración estadounidense "elimine los obstáculos a los intercambios entre personas, como acosar a los estudiantes chinos, restringir los medios de comunicación chinos, cerrar los Institutos Confucio y reprimir las empresas chinas".
- En tercer lugar, se requiere una gestión adecuada de las diferencias. A este respecto, Yang subraya que China "nunca se entromete en los asuntos internos de EE.UU.", ni tampoco exporta su modelo de desarrollo o busca el enfrentamiento ideológico. "China no tiene la intención de desafiar o reemplazar la posición de Estados Unidos en el mundo, ni de crear una esfera de influencia", puntualiza el alto cargo chino. Por su parte, Pekín pide a Washington que cumpla con su compromiso en virtud de los tres comunicados conjuntos chino-estadounidenses, acate estrictamente el principio de 'una sola China' y respete la posición y las preocupaciones del país asiático sobre la cuestión de Taiwán. Además, EE.UU. debe "detener la interferencia" en los asuntos de Hong Kong, el Tíbet y Sinkiang, que son importantes para la soberanía e integridad territorial de China, y detener los intentos de frenar el desarrollo de la nación, advierte el diplomático, que califica estos problemas como "una línea roja que no debe cruzarse".
- En cuarto lugar, debería ampliarse la cooperación de beneficio mutuo, opina Yang, que nombra la respuesta a la pandemia de covid-19, la recuperación económica y el cambio climático entre las áreas prometedoras de cooperación para ambos Estados.
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