En medio del conflicto actual con Hamás, Israel vive una ola de enfrentamientos internos entre árabes y judíos. Según el pensador, las fuerzas del orden se alinearon explícitamente con estos últimos, así que los ciudadanos palestinos "no pueden apelar a ninguna agencia superior que intervenga cuando son atacados".
Soldados israelíes durante protestas en Hebrón, Cisjordania, Palestina, el 12 de mayo de 2021.Mamoun Wazwaz / Anadolu Agency / Gettyimages.ru
Las hostilidades, que se están desarrollando entre palestinos e israelíes desde la semana, pasada muestran que el Estado de derecho en Israel se está desintegrando, dejando a los palestinos solos e indefensos frente a ataques racistas de la derecha judía, opina el filósofo esloveno Slavoj Zizek, en un artículo de opinión publicado este lunes en RT.
Al referirse a los tres países de Europa que se solidarizaron con Israel e izaron su bandera —la República Checa, Austria y Eslovenia—, Zizek indica que el gesto no contiene "nada de las llamadas habituales a la moderación mutua", sino es "una clara asignación de la culpa" del conflicto a Hamás. Sin embargo, la escalada no empezó con el lanzamiento de cohetes palestinos, ni incluso en Gaza, sino en Jerusalén Este, donde las autoridades israelíes colocaron barreras de seguridad durante el Ramadán y desalojaron un barrio árabe, recuerda el filósofo.
La frustración de los palestinos es fácilmente comprensible: durante más de 50 años después de la Guerra de los Seis Días de 1967, han estado atrapados en Cisjordania en una especie de limbo, sin identidad, refugiados en su propia tierra
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La política de las autoridades israelíes consiste en la conservación de la mayoría de los palestinos en este limbo, opina Zizek: "Quieren Cisjordania, pero no quieren anexarla directamente, porque al hacerlo tendrían que convertir a los palestinos que viven allí en ciudadanos israelíes". En este contexto de protestas y opresión en Cisjordania, Hamás lanzó sus cohetes. Conforme al filósofo, este paso ayudó al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, a "ganar puntos políticos", al presentar "una auténtica protesta desesperada contra la limpieza étnica israelí" como "otro conflicto entre Hamás e Israel, en el que Israel simplemente responde a ataques con cohetes". No obstante, incluso un enfrentamiento externo no pudo ocultar los disturbios civiles entre judíos y árabes dentro del propio Israel, descritos por el alcalde de la ciudad de Lod como "una guerra civil". Disolución de la fachada En la situación de este fuerte enfrentamiento interno, las fuerzas del orden se alinearon explícitamente con las pandillas de judíos de extrema derecha, indica Zizek. Menciona las declaraciones del propio ministro de Seguridad Pública de Israel, Amir Ohana, quien calificó como "autodefensa legítima" el asesinato de un árabe en Lod sin presentar ninguna prueba. El aspecto más peligroso de la situación es que la Policía israelí ni siquiera pretende actuar como agente neutral de la ley y la seguridad pública; según reportes, aplaudían a la turba judía de extrema derecha, que ondeaba banderas israelíes en Lod Según Zizek, este acercamiento de la Policía a los alborotadores muestra que "el Estado de derecho se está desintegrando en Israel, al menos para sus ciudadanos palestinos: se los deja solos; no pueden apelar a ninguna agencia superior que intervenga cuando son atacados". En cuanto a las causas de este proceso, el filósofo escribe que es consecuencia de "lo que ha estado sucediendo en Israel en los últimos años: la extrema derecha abiertamente racista […] es cada vez más reconocida como legítima y se está convirtiendo en parte del discurso político público". Aunque esta postura racista "siempre ha sido la base de facto de la política israelí", antes "nunca fue reconocida públicamente", y la posición oficial de Tel Aviv fue la de dos Estados y el respeto de los acuerdos internacionales. Ahora esta "fachada […] se está disolviendo". Para Zizek, el cambio no es solo cosmético, sino supone una nueva realidad. "No es suficiente decir que la realidad que vemos ahora fue la verdad detrás de la apariencia desde el principio. Las apariencias son esenciales; nos obligan a actuar de cierta manera. […] La distancia entre la apariencia pública y la oscura realidad detrás de ella permitía a Israel presentarse como un Estado de derecho moderno en contraste con el fundamentalismo religioso árabe, pero con esta aceptación pública del racismo fundamentalista religioso, los palestinos son ahora una fuerza de neutralidad secular, mientras que los israelíes actúan como fundamentalistas religiosos". "Parte de una tendencia global" En una perspectiva más amplia, lo que ocurre en Oriente Medio requiere reconsiderar el rol de las Fuerzas Armadas, que se perciben generalmente como instituciones políticamente neutrales. Zizek cita como ejemplos las cartas abiertas de militares franceses y estadounidenses. "En Francia, la carta atacaba la tolerancia del Estado contra la islamización, y en Estados Unidos, advirtieron sobre las políticas 'socialistas' y 'marxistas' de la administración Biden. El mito del carácter despolitizado de las Fuerzas Armadas se disipa: una parte considerable del Ejército apoya la agenda nacionalista", indica el filósofo. "En resumen, lo que sucede ahora en Israel es parte de una tendencia global", concluyó.
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