El escritor Roberto Retamoso presenta La hermanita perdida, novela que fue publicando por entregas en el semanario El Eslabón y que ahora se transforma en libro. Un soldado que construye memoria histórica desde una trinchera en las islas y en pleno terrorismo de Estado.
Los tres mosqueteros, El Conde de Montecristo, Los miserables, Madame Bovary, Crimen y Castigo, Operación Masacre y Los hermanos Karamazov tienen en común, además de ser grandes obras clásicas, el haber sido publicadas por entregas en periódicos o revistas literarias. Surgida en el siglo XIX, esta práctica respondía a la imposibilidad de las clases menos pudientes de acceder a un libro. El docente y escritor Roberto Retamoso la retomó en tiempos de pandemia y le dio vida –a través de capítulos que fueron apareciendo en las páginas de este semanario– a La hermanita perdida, novela que refleja el padecimiento de Juan López al enfrentarse al enemigo inglés en las islas y a los propios oficiales argentinos que torturaban y estaqueaban a sus soldados en medio del horror del terrorismo de Estado, que a la vez secuestró a sus padres y a su hermana, por ese entonces en el vientre materno.
“Estoy muy contento de poder presentar esta novela que se publicó el año pasado por entregas en El Eslabón, algo que habitualmente se denomina folletín”, dice el autor, y detalla: “Es un género ligado a los medios de comunicación sociales, y le da un carácter fuertemente popular, porque los lectores de folletín, a través de un periódico o revista especializada, es un público muy distinto al público más específico, más ligado al campo de la literatura. Cuando uno escribe no puede encerrarse en los límites estrechos, está bueno abrirse a límites más amplios”.
Al ser consultado por el nacimiento de la idea, Retamoso aclara: “No es que yo tenía el propósito previo de escribir algo sobre Malvinas. A veces uno puede escribir sobre algo que le está dando vueltas en la cabeza, pero otras veces no. Eso es lo bueno de la ficción, porque en vez de uno estar detrás del tema, a veces el tema te asalta a vos. A mí me ocurrió un poco eso. Seguro que hay cosas de la historia, de la experiencia común, que están dando vueltas”.
Y respecto de cómo vivió en lo personal y en su momento la guerra, rememora: “Se estaba terminando la dictadura militar, genocida. Si bien no la sufrí en carne propia, o sí. A mí no me secuestraron ni me torturaron, ni pasé por esos vejámenes físicos, pero sí sufrí la censura. Me había recibido en la Universidad y tenía ganas de participar de la vida universitaria y me rajaron de ahí como a tanta gente por cuestiones ideológicas. Yo tenía muy claro lo que era esa dictadura y cuando se produjo la invasión, el 2 de abril, lejos de generarme una suerte de euforia y adhesión, tenía muchísima bronca, porque era lo que buscaban los militares para zafar del desastre que habían hecho en el país. Por eso estaba en contra de la invasión a las islas y en contra de la guerra delirante, pero eso no significa que yo no comparta y valore la reivindicación histórica de la Argentina sobre Malvinas, todo lo contrario”.
La presentación de La hermanita perdida será el martes 24, a las 19.30, en el Complejo Cultural Atlas, de Mitre 645, y el autor estará acompañado de Marcelo Ramírez (“Un amigo que estuvo enrolado en la guerra. Estuvo en el continente, pero fue un soldado incorporado al conflicto”); Darío Barriera (“Es profesor de historia de la Facultad de Humanidades y dirige el Programa Malvinas, destinado a la investigación y difusión de este tema”) y Pablo Bilsky (“Escritor, docente, periodista, que además tuvo la deferencia de escribir el prólogo del libro”).
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