A mediados de abril, abrirá en Santa Fe el primer espacio educativo para integrantes del colectivo de la diversidad que quieran completar la escuela secundaria. Se referencia en el Bachiller Popular Mocha Celis.
“¿Querés comenzar o finalizar tus estudios secundarios?”. La pregunta invitación se lee en un flyer que circula por las redes sociales y remite al primer Espacio Educativo Secundario Travesti Trans y Disidente de la provincia. Arranca a mediados de abril en la ciudad de Santa Fe y planea, desde el próximo año, extenderse a otras localidades. Está pensado para personas trans, travestis –no es excluyente– que quieran terminar la educación obligatoria. La intención es dar una respuesta urgente y certera a esta demanda, sin descuidar el horizonte común de construir una educación plenamente inclusiva. Se referencia en la experiencia del Bachillerato Popular Mocha Celis, la primera escuela trans del mundo, que funciona desde hace 10 años en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El nuevo espacio educativo depende de la Secretaría de Estado de Igualdad y Género y del Ministerio de Educación de Santa Fe. “Es para garantizar el acceso a la educación secundaria. Entendiendo que las trayectorias de estas personas hoy se ven interrumpidas por un montón de motivos, y muchos de los mismos tienen que ver con su identidad de género”, dice la directora provincial de Políticas de Igualdad, Nerea Tácari, aludiendo a situaciones cotidianas de discriminación, como por ejemplo, cuando no se les respeta el nombre con el cual se autoperciben. Manifestaciones de vulnerabilidad que las terminan empujando a abandonar la escuela.
La directora apunta a dos objetivos de trabajo. Uno es el inmediato, resolver una situación de exclusión que padece esta población, y que además la deja por fuera de posibilidades laborales. El otro, a largo plazo: un horizonte al cual encaminar la educación entendida como un derecho pleno.
“Queremos que todas las escuelas sean inclusivas, que sean construidas con lógicas libres de discriminación, que todas las personas se sientan a gusto, pero para que eso suceda tiene que haber un cambio cultural. Y en eso estamos. Pero también entendemos que ese cambio cultural demora, y por tanto hay que dar una respuesta urgente”, dice Nerea, y encuadra esta decisión política en “una respuesta del Estado a las luchas de décadas de las organizaciones trans travestis”.
En esa meta de trabajo a largo plazo, la Secretaría y el Ministerio pondrán en marcha en forma simultánea una capacitación a docentes y directivas de las Escuelas de Enseñanza Media para Adultos (Eempas) con el foco en la Educación Sexual Integral (ESI). “Es la primera vez que las Eempas van a estar atravesadas por estas políticas”, señala Tácari, y alienta a que esas definiciones contribuyan a concretar el cambio cultural al que se aspira.
El nuevo espacio es una “experiencia piloto”. Hay tiempo de inscribirse hasta el 12 de abril y las clases comienzan a mediados de ese mes. En lo concreto, y en los papeles, el espacio es un “aula extensiva que depende de una Eempa”. El cursado es de tres años y otorga un título de bachiller nacional (siempre para personas mayores de 18 años). El aula funcionará por fuera de la institución escolar, en una dependencia del Estado. En este caso será en La Redonda, de la capital santafesina. Las clases son presenciales, de 18 a 21, con el cumplimiento de los protocolos acordados por el Ministerio para todo el sistema educativo. Eso incluye el trabajo en burbujas.
El cupo es para 50 personas, pero la intención es evaluar cómo garantizar que nadie quede afuera en caso de que las inscripciones superen ese número. Las y los docentes que dicten clases en este espacio ingresan por escalafón, como en cualquier escuela del ámbito público.
“Queremos que sea un espacio diferente. Previo al inicio de las clases vamos a hacer encuentros de sensibilización y formación, entre docentes y estudiantes”, adelanta Tácari. En el trabajo diario –detalla–, durante el proceso de este espacio, van a estar acompañados por los equipos Socioeducativo y de Equidad y Derechos del Ministerio de Educación, además del de Políticas de Igualdad.
La directora remarca que esto fue consensuado con los colectivos trans y travestis. También es desde ese intercambio que saben de la demanda concreta de finalizar los estudios secundarios. “Conocemos los relatos que comparten las compañeras, de las experiencias que transitaron en las instituciones educativas”, dice, y repasa los resultados de la “Primera encuesta provincial de vulnerabilidad de la población trans”, de 2019, realizada por la anterior Subsecretaría de Diversidad Sexual y el Instituto Provincial de Estadísticas y Censo (Ipec). Surge de ese relevamiento que el 42 por ciento de esta población no pudo concluir la escuela secundaria.
La funcionaria insiste en la idea de sostener este espacio focalizado, a la vez que se trabaja en la capacitación y formación permanentes, siempre en la búsqueda de trayectorias educativas libres de discriminación. Para ese mientras tanto, también se incluye una política de becas. Puntualmente, la referencia es al Boleto Educativo Gratuito y las Becas Progresar.
¿Cómo se sostiene la idea de inclusión educativa y creación de espacios segregados para estudiar al mismo tiempo? “Para nosotras dar respuesta es urgente y por eso se piensa en este espacio más focalizado. Pero en paralelo estamos trabajando en esa transformación cultural que es lo que va a permitir que todas las personas sean incluidas en cualquier ámbito. Hoy en día, y más allá de todos los avances legislativos que tengamos tanto a nivel provincial como nacional, la realidad es que las personas travestis y trans siguen atravesando situaciones de vulneración de derechos en las diferentes instituciones, y una de ellas es la institución educativa. Lo cual hace que las compañeras no puedan acceder a su título secundario con todo lo que eso conlleva”, explica la directora de Políticas de Igualdad.
“Es lo que se llama –añade a lo anterior– la acción de discriminación positiva. Como pasa con la ley de cupo laboral: ¿Por qué nosotras tenemos que tener una ley de cupos? Porque si no la tenemos, las personas que están atravesadas por ciertas vulnerabilidades y se encuentran en desigualdad de situaciones o de posición frente a otras, no acceden al ámbito laboral”. El nuevo espacio educativo viene entonces a ser un complemento, una ayuda para conseguir mejores oportunidades.
Nerea Tácari afirma que esta experiencia se referencia con la del Bachiller Popular Mocha Celis, el primero trans en el mundo, que funciona desde hace una década en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba). “Estamos en contacto con las compañeras de allá. Cuando arrancaron con esa experiencia tenían 12 inscriptas, hoy son 200 las personas graduadas. La experiencia es la misma: este espacio está pensado para personas trans travestis, y al no ser excluyente contiene también a mujeres migrantes, adultas mayores y personas con hijes”.
“La Mocha” –se lee en la página institucional de este bachillerato– es una escuela secundaria gratuita. Fue fundada en 2011 “con la misión de promover la inclusión de personas trans/travestis en la educación formal para subsanar la discriminación estructural que enfrentan. Nace del cruce del activismo travesti/trans y la tradición educativa de los bachilleratos populares. La Mocha forma líderes que potencian el movimiento trans y promueve la integración en la fuerza laboral”.
Mocha Celis fue una travesti tucumana que trabajó con Lohana Berkins en Caba, y asesinada –se cree– por la policía. No sabía leer ni escribir. Cuenta Lohana: “Cuando estábamos en los calabozos había otra trava súper erudita, y yo le dije: «Aprovechemos que estamos adentro y enseñale a Mocha. Pero hacelo de manera que ella no se sienta menos»”. Mocha murió sin poder terminar el secundario.
Hoy muchas compañeras tienen la posibilidad de pensar un futuro educativo diferente.
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