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Fútbol y literatura Gol cantado


04-03-2023 13:07:02
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En el libro Tocala de nuevo , de reciente aparición, Juan Manuel DAngelo se lanzó a la aventura de juntar al fútbol y al rock. Elton John, Charly García y el Flaco Spinetta son algunos de los que tiran gambetas en sus páginas.

Elton John siente tanto amor por el Watford de Inglaterra que compra acciones hasta llegar a la presidencia y juntos salen del pozo en el que se encuentran, él en lo personal y el club en lo deportivo. Una banda alemana de punk que tiene un tema contra la supremacía del Bayern Munich puso guita de sus giras para reforzar al equipo del que son hinchas. El retorno de Deep Purple a los escenarios, en manos de una vieja gloria del Queens Park Rangers. Un integrante de Led Zeppelin regresó a su casa después de tres días de festejos por el título del Wolverhampton.

En las más de 150 páginas del libro Tocala de nuevo. Historias de fútbol y rock, Juan Manuel DAngelo también cuenta que la primera guitarra del Flaco Spinetta se la regaló un masajista de River, que Charly García se salvó por poco de la tragedia de la Puerta 12, y que la barra de Independiente salvó a Joe Cocker de ser linchado en un bondi.

En una entrevista con El Eslabón, el autor también se refiere a su fanatismo por las ligas exóticas de fútbol, como la australiana y la escocesa, entre otras. Y aclara sobre sus dos pasiones: “Como músico era buen futbolista, y como futbolista buen músico”.

Chicos y chicas quieren fútbol y rock

“Hace un tiempo había escrito sobre la historia de Elton John y el Watford”. Así dice Juan Manuel DAngelo que comenzó esta aventura que volcó en Tocala de nuevo (LIBROFUTBOL.com). La cosa fue así: el Watford era para el cantautor y pianista británico no sólo el club de sus amores, sino también el único puente posible para acercarse a su padre, quien lo llevó a la cancha de chico. “Cuando se hace famoso, el club lo va a buscar para que le dé una mano porque estaba hecho mierda, jugaba en tercera división, el estadio se caía a pedazos, se usaba como canódromo”, relata el escritor. Para revertir la situación, y que por césped corran jugadores y no galgos, Elton organiza un concierto con Rod Stewart y otros músicos. “El valor de la entrada era una libra y ese dinero recaudado iba a las arcas del club”, agrega.

Luego, el cantante aceptó el ofrecimiento del por entonces dueño de la entidad de comprar una parte del paquete accionario para ser vicepresidente. Pero mientras el club seguía cayendo, “él se da cuenta que como vice no puede hacer mucho, porque no lo tomaban muy en cuenta”, y compra lo que resta. Como mandamás, lleva a Las Avispas a jugar la final de la FA Cup, el torneo más antiguo del mundo, asciende desde la tercera división a Primera, y termina jugando la Copa Uefa (hoy Europa League). “Todo en 5 o 6 años” de gestión, resalta DAngelo.

Pero su vida personal iba en sentido contrario: “En ese momento atravesaba una de sus tantas crisis personales. Si bien era exitoso en el plano musical, en lo personal tenía adicción a las drogas, al alcohol, recién asumía su sexualidad y estaba conflictuado con eso. Y el Watford fue, en ese momento problemático de su vida, lo único que le dio un marco de estabilidad”. Por eso, Elton John reconoce en su autobiografía: “Si no hubiera tenido el club de fútbol, Dios sabe qué hubiera sido de mí. No exagero cuando digo que estoy convencido de que el Watford me salvó la vida”.

Envalentonado con esta historia, Juan Manuel fue por más. Y encontró algo en una de sus bandas preferidas, la de los alemanes de Die Toten Hosen, que hacen punk y que le dedicaron un tema al Bayern Munich. “En el 2000 hicieron una canción protestando por la influencia del Bayern dentro del fútbol alemán, y en cómo no deja crecer a los demás”. Además, los tipos son ultrafanáticos del Fortuna Düsseldorf, el club de la ciudad que los vio nacer. “A finales de los 80, principios de los 90, cuando el equipo empezó a andar mal, comenzaron a aportar, primero con guita que conseguían de las giras. Y a finales de los 90, cuando el club descendió a la cuarta categoría, se pusieron el equipo al hombro: lo empezaron a patrocinar, se encargaron de conseguir sponsors, de comprar jugadores. Y todo ese laburo que hicieron fue sentando las bases para que el Düsseldorf, de a poquito, pudiera ir subiendo nuevamente de categoría. Si bien nunca fue de los más grandes, siempre fue un tradicional equipo animador de la Bundesliga”.

Entre las historias ocurridas en el viejo continente, el autor también destaca “la de un jugador del Queens Park Rangers que intervino para la vuelta de Deep Purple”, o la de Robert Plant, de Led Zeppelin, que era tan fanático del Wolverhampton que cuando ganó la Copa de la Liga en el 73 se va de joda y llega 3 días después a su casa”. Y que culpó al club por su separación matrimonial. “Está también la influencia de Bob Marley en un club de Irlanda, de izquierda, obrero”.

En el libro, que se puede conseguir en la web de la editorial, también constan los cruces entre la pelota y los instrumentos, jugadores y músicos. “Como la de un masajista –relata DAngelo– de River que le regaló la primera guitarra al Flaco Spinetta; o Charly García que se salvó de la tragedia de la Puerta 12, porque ese día estaba en la tribuna de Boca; y la historia del papá de Pappo que era futbolista, jugó en Atlanta y llegó a Primera”.

Por último, remata con otra curiosidad que camina en la delgada línea entre verdad y mito. “Es la vez que supuestamente la barra de Independiente salvó a Joe Cocker de que lo lincharan en un colectivo”. Y cierra: “Hay un montonazo de historias. Y me quedé corto, porque en un momento tuve que hacer una selección porque la idea no era llenarlo tanto para no hacerlo tan pesado”. No se descarta un tomo II.

Fútbol para pocos

Juan Manuel DAngelo escribió Socceroos, sobre el fútbol australiano; Los otros derbis, que reúne ocho rivalidades poco conocidas del fútbol mundial; y (junto con Nahuel Lanzón y Manuel Vaquero) Ligas exóticas del fútbol, en la que repasan los torneos de Arabia Saudita, Australia, Qatar, Estados Unidos y Japón. Claro está que sus gustos no van por los campeonatos tradicionales.

“Suelo colgarme viendo la liga de Escocia. Es una de las más viejas de Europa pero no es tan tradicional acá”, confiesa el escritor, y recuerda que “lo de mirar fútbol exótico empezó cuando estudiaba periodismo y para un trabajo le hice una nota a Marcelo Carrusca, que estaba jugando en el Adelaide United de Australia”. En esa entrevista al ex Estudiantes de La Plata, que pasó por varios clubes más en el país de los canguros, “me pareció interesante todo lo que me contó”, y “cuando dejé la carrera quería seguir vinculado, aunque sea por hobbie con el periodismo”. Así nació el blog sobre la Liga de Australia. “Pensé que la emoción me iba a durar dos semanas, pero estuve tres años y medio cubriendo la liga, haciendo entrevistas a jugadores, a dirigentes, incluso a un jugador australiano que jugó el Mundial 2018”. 

Este hombre nacido en Chivilcoy, pero que estudió y vivió varios años en La Plata, admite que esos certámenes “desde lo futbolístico no te llaman mucho la atención”. Por eso, explica que “a mí me gusta mucho el trasfondo”. Y argumenta: “De Australia me llamó la atención que el fútbol allá es un deporte de tercer o cuarto orden, y los grandes medios de comunicación no le dan bola. Y no sólo eso, sino que además hacen campaña en su contra.

En la liga japonesa también está esa transición al fútbol empresarial, que llevaba muy poca gente, que en realidad eran los empresarios y sus empleados, de Toyota, Suzuki. Pero después pasó a ser la liga más importante de Asia, lo tuvo a Lineker, a Ramón Díaz, casi lo tuvo a Maradona. En el fútbol de Medio Oriente está todo lo vinculado a la religión y los conflictos bélicos”. 

A la hora de ver rodar la pelotita, la cuestión pierde interés. “Si querés ver buen fútbol poné la Premier League, o mirá la Champions”. 

Por último, este hincha de Boca y de Atlanta (“soy doble camiseta, ja”) asume que lo suyo no es con la pelota en los pies o con un instrumento en la mano. “Del fútbol soy aficionado, muy malo. Jugué en la adolescencia pero siempre en un nivel paupérrimo. Lo mismo con la música, toqué un tiempo en una banda”. Y concluye: “Como músico era buen futbolista, y como futbolista buen músico”.

Fuente :

redaccionrosario.com

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