Un grupo de padres y madres de alumnos del Instituto Politécnico exigirán este lunes mayor presencia en las aulas, justo en el peor momento de la pandemia. Hay otras familias con estudiantes en la entidad que aseguran que ese sector “está en contra de lo que representa la educación pública”.
El Instituto Politécnico Superior atraviesa momentos agitados, y este lunes desde las 19 recibirá en sus puertas a los autodenominados Padres por la Educación, quienes llevarán la consigna “salvemos al Poli”, para pedir una mayor presencia del alumnado en el colegio, justo en el momento de más contagios de coronavirus, y con las y los jóvenes como grandes afectados en esta segunda ola.
Varinia Mangiaterra, integrante de la Asamblea de padres y madres en defensa de la educación pública, recordó en diálogo con Redacción Rosario que ese espacio se reúne desde 2018 –cuando el Covid-19 no estaba entre nosotros– “sobre todo para discutir la problemática de los paros, y creemos que es la misma gente la que arremete ahora” en contra de medidas restrictivas que priorizan la salud.
“Percibimos que intentan desestabilizar el funcionamiento y todo lo que tenga que ver con cómo funciona una institución pública, que tiene distintos estamentos, donde todo se decide en grupo, colectivamente, con la participación del personal no docente, los gremios, etc. Nuestra impresión es que esto va mucho más allá del tema de las clases presenciales. Es un circuito en el que siempre participan en contra del funcionamiento de la institución pública, que es lo que nosotros sostenemos y defendemos porque lo elegimos para nuestros hijos”.
Mangiaterra sostuvo que estos “Polipadres” están “en la vereda de enfrente de todo lo que representa la educación pública”, y marcó que “es contradictorio que manden a sus hijos a la escuela pública”. Ante eso, explicó que “creemos que hay mucha gente que viene de escuelas privadas y eligieron una institución pública” por el prestigio del Poli, “pero su cabeza y su mentalidad viene de la escuela privada, y pretende que se manejen de la misma forma, que el director baje una orden y eso se va a cumplir, y se escandalizan que eso tenga que pasar por el colador de reuniones, acuerdos, votaciones”.
Sobre la discusión por la presencialidad, Varinia opinó que “en este contexto, pretender que uno tenga certezas para afirmar que esto debería ser así o asá, nos excede, es imposible”, pero aclaró: “Nos parece que estos momentos las escuelas deberían tener cero presencialidad, no se deberían estar dictando clases en esta semana. Nos parece fuera de lugar pedir que haya más clases presenciales”.
Además, la madre defendió los protocolos del establecimiento perteneciente a la UNR, al resaltar que “está pensado para minimizar el riesgo y dar la mayor cantidad de presencialidad que se necesita. Nos parece un criterio serio, nos genera confianza. Cada institución puede armar un protocolo de acuerdo a su situación, al edificio que tiene, a la cantidad de docentes con la que cuenta, a la población de estudiantes que tiene”.
Y por último, en contacto con este medio, cuestionó el uso de la palabra “taburetazo” para realizar la protesta. “A los estudiantes les molesta mucho que usen el nombre de taburetazo móvil, porque esa palabra es patrimonio de ellos. Esto es una queja que sale de los padres y no de los estudiantes”, concluyó.
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