En el mes de la Memoria, la verdad y la justicia, y en vísperas de una audiencia de revisión de medidas cautelares, la familia y amigos y amigas de Carlos Bocacha Orellano convocan este próximo lunes 28 de marzo desde las 18.30hs a una concentración y marcha en la Plaza 25 de mayo, (Laprida y Santa Fe)
“Después de dos años de lucha, con miles de trabas en el camino, la justicia santafesina sigue sin dar las respuestas adecuadas que la familia necesita y busca”, señalaron los allegados en comunicado y añadierons: “Seguimos tropezando con las mismas piedras, que son las que construyen un muro de impunidad para quienes son los verdaderos responsables de la desaparición y asesinato de Bocacha. Pedimos por la causa de él, pero también por quienes ya no están y por los pibes y pibas que aún quedan vivos”.
“Acompañennos, para hacer fuerza entre todxs, no podemos seguir en silencio ni inmovilizados, es necesario estar juntos y que se alce la voz por nuestros hijxs, por nuestros hermanxs, por nuestros sobrinxs, por nuestros amigxs y compañerxs”, subrayaron por último.
La madrugada del lunes 24 de febrero de 2020 Carlos Orellano fue a bailar al boliche Ming, ubicado en la zona de la Fluvial, en la costa central rosarina, junto a un grupo de compañeros de la fábrica Liliana donde trabajaba. Al día siguiente lo esperaban para almorzar en la isla, donde su familia tiene “un ranchito” al que se habían trasladado para descansar durante el fin de semana largo del carnaval. Pero Bocacha nunca llegó.
Cuando intentaron contactarse con él su celular no sonaba y sus amigos tampoco tenían noticias suyas. La primera novedad apareció en horas de la tarde del lunes, cuando pudieron comunicarse con sus compañeros de salida y les dijeron que a eso de las cuatro de la mañana lo habían perdido de vista en el boliche.
A partir de ese momento comenzaron a movilizarse. Lo primero fue hacer la denuncia por desaparición de personas en la Comisaría 20º del barrio Empalme Graneros, donde vive la familia. Pero allí los redirigieron a la Comisaría 2º porque, según les dijeron, había una denuncia radicada esa madrugada respecto a un chico que se había caído al agua en la zona del boliche donde Bocacha había sido visto por última vez.
Sin embargo, en esa seccional negaron cualquier denuncia y les mostraron el libro de guardia, donde efectivamente no había registros. Hubo llamados entre comisarías, hubo pedidos de paciencia, hubo reclamos de una familia desesperada. Hasta que una sumariante admitió que tenía la denuncia, escrita a mano, en un bolsillo de su pantalón. Ese fue el primer indicio de lo que terminaría siendo una búsqueda cuesta arriba y una causa plagada de irregularidades.
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