Por su parte, la UE expresó su preocupación por el uso de dispositivos acústicos de largo alcance, planteando preguntas sobre si esto contraviene las leyes del bloque sobre derechos fundamentales.
Un vehículo de la Policía Fronteriza griega con un cañón de sonido, Feres, Grecia, 21 de mayo de 2021.Giannis Papanikos / AP
La Guardia Fronteriza griega ha presentado este lunes unos potentes dispositivos acústicos de largo alcance, o cañones de sonido, instalados en sus vehículos blindados y diseñados para impedir la entrada ilegal de personas a la Unión Europea desde territorio turco.
Aunque el dispositivo tiene el tamaño de un pequeño televisor, es capaz de producir un sonido tan fuerte como el de un motor a reacción, informa AP. Las potentes ondas sonoras, producidas por estos cañones, pueden provocar dolor y descargas en el cuerpo humano. Ya se utilizan en aeropuertos para mantener alejada a la fauna y en parques eólicos y solares, instalaciones nucleares y plataformas de gas y petróleo, pero su uso en personas es más controvertido.
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Los cañones de sonido forman parte de un amplio conjunto de nuevas barreras físicas y digitales experimentales que se están desplegando y probando a lo largo de 200 kilómetros de frontera entre Grecia y Turquía.
Un nuevo muro de acero, similar al construido recientemente en la frontera entre EE.UU. y México, bloquea los puntos de paso más utilizados a lo largo del río Evros, que separa ambos países. Las torres de observación están siendo equipadas con cámaras de largo alcance, visión nocturna y múltiples sensores. Los datos se enviarán a los centros de control para señalar los movimientos sospechosos mediante análisis de inteligencia artificial.
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La red de vigilancia automatizada que se está construyendo en la frontera greco-turca tiene como objetivo detectar a los inmigrantes en una fase temprana e impedirles cruzar la frontera con patrullas fluviales y terrestres que utilizan reflectores y dispositivos acústicos de largo alcance.
Los elementos clave de la red se pondrán en marcha a finales de este año, declaró Dimonsthenis Kamargios, jefe de la Autoridad de la Guardia Fronteriza de la región. "Nuestra tarea es impedir que los inmigrantes entren en el país de forma ilegal. Para ello necesitamos equipos y herramientas modernas", agregó.
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Mientras, la UE expresó este jueves su preocupación por el uso por parte de Grecia de dichos cañones para ahuyentar a los inmigrantes de sus fronteras, planteando preguntas sobre si el dispositivo contraviene las leyes del bloque sobre derechos fundamentales.
Según comunicó Adalbert Jahnz, portavoz de la Comisión Europea, el organismo "tomó nota con preocupación de las informaciones aparecidas en los medios sobre este sistema de cañones de sonido" y pedirá datos a Atenas sobre su uso. Señaló que, aunque los Estados miembros de la UE pueden decidir cómo gestionar sus fronteras, sus métodos "deben ser conformes a los derechos fundamentales europeos, incluido el derecho a la dignidad".
"Las medidas deben ser proporcionadas y respetar los derechos fundamentales, incluido el derecho de asilo y el principio de no devolución", agregó, en referencia a la política de no devolver a las personas a las fronteras que han cruzado antes de que tengan la oportunidad de solicitar asilo. La devolución está prohibida por la legislación de la UE y los tratados internacionales sobre refugiados.
Los flujos migratorios se han reducido en muchas partes de Europa durante la pandemia, interrumpiendo un aumento registrado durante años. En Grecia, el número de llegadas se redujo de casi 75.000 en el 2019 a 15.700 en el 2020, un 78% menos.
Sin embargo, entre el 2000 y el 2020, el número de inmigrantes internacionales a nivel global aumentó más del 80%, hasta alcanzar los 272 millones, según datos de la ONU, superando rápidamente el crecimiento de la población mundial.
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