Por Alfredo Jalife Rahme
En medio del colapso del ya caduco orden económico global, según la revista monárquica globalista ‘The Economist’, los empedernidos globalistas, como Ambrose Evans-Pritchard, de ‘The Telegraph’, alucina que las reservas de gas esquisto y litio de Argentina desafían a China gracias a su repudio a los BRICS+ y benefician la resurrección del G7.
El nuevo orden mundial gira en forma vertiginosa del caduco orden unipolar de la anglosfera a un nuevo orden multipolar.Existen muchas maneras de visualizarlo. Una de ellas es la condensación geoeconómica del azorante avance de los BRICS+ frente al declive del G7.
Como si lo anterior fuera poco, el diagnóstico impecable cuan implacable de la revista monárquica globalista neoliberal The Economist –donde los legendarios banqueros Rothschild detentan casi 27% de las acciones– confiesan el colapso del caduco orden económico global que benefició al G7–el grupo de los 7 países industrializados, hoy paradójicamente desindustrializados: EEUU, Canadá, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia (“Se desintegra el orden económico global, según The Economist, de los banqueros Rothschild“).
Más allá del prospectivista libro del ilustre pensador galo Emmanuel Todd –La derrota de Occidente – vale la pena, por metodología meramente dialéctica, escuchar los estertores de los nostálgicos de ultratumba del agónico modelo globalista neoliberal, como el analista financierista Ambrose Evans-Pritchard, del rotativo británico The Telegraph, muy cercano a su monarquía, quien en una serie de tres bombásticos artículos propulsa al presidente argentino Javier Milei como el salvador geopolítico de un modelo que merece ya las exequias civilizadas.
Más allá de la bizarra personalidad de Milei, llama la atención que la anglosfera considere que las pletóricas reservas de gas esquisto (shale gas) en Vaca Muerta, no se diga del litio de Hombre Muerto, sinteticen lo que pudiera significar la resurrección del G7 frente al avance irreversible de los BRICS+ –agrupación a la que desechó pertenecer Milei cuando ha optado por su alianza con la OTAN–, olvidando todo el contencioso de la anglosfera en las Malvinas que denominan en forma despectiva Falklands.
En su primer artículo, en forma ditirámbica, cual su costumbre, Ambrose Evans-Pritchard asevera que “la Argentina de Milei” –como si un país fuera propiedad del presidente aleatorio de turno– “se está convirtiendo rápidamente en la Texas de Latinoamérica” cuando las “extensas reservas de gas esquisto constituyen el arma económica más poderosa del presidente”.Evans-Pritchard sentencia que Milei “coloca los recursos naturales de Argentina en el centro de sus planes para una resurrección económica”.
El norte de Patagonia, repleto de gas esquisto, sobre todo en la cuenca de Vaca Muerta, no solamente “se parece súbitamente al próximo Texas”, sino que también “aportará los dólares necesarios para estabilizar el arruinado peso argentino”.Según US Geological Survey –que lamentablemente es muy sesgada con sus interesadas estadísticas con impronta geopolítica–, Vaca Muerta ostenta “las máximas segundas reservas de gas esquisto (shale gas) del mundo” y “las cuartas de petróleo esquisto (shale oil)“, lo cual puede ser mayor en su conjunto si se suma el más reciente hallazgo de la cuenca de Palermo Aike en el Sur profundo de Argentina.
¿Milei convertirá a Argentina en un petro-Estado, al unísono de un litio-Estado?
Las cuentas alegres no faltan y ya desde antes de la llegada cronológica de Milei, la producción de petróleo esquisto se había cuadruplicado, mientras la mirifica y próspera cosecha nacional de soya se desplomó 44%.En su segundo artículo, Ambrose Evans-Pritchard se embelesa con la producción del litio de Argentina, que “amenaza el dominio de China de los minerales críticos”.
Aduce que la “lucha geopolítica por la supremacía de la tecnología limpia” se ha trasladado a los lagos de sal en la cordillera argentina, donde converge el “triángulo del litio de los altos Andes”, donde “China y Occidente(sic) combaten por controlar más del 60% de las reservas mundiales de litio”.
Ambrose Evans-Pritchard define que el litio representa “el mineral crítico para los vehículos eléctricos y la economía descarbonizada” y justamente el Salar de Hombre Muerto se encuentra entre las principales fuentes mundiales de litio.
Tal parece que entre el gas esquisto de Vaca Muerta y el litio de Hombre Muerto, Argentina, en la fase aleatoria y lúdica de Milei, combatirá la penetración de China en Sudamérica para iniciar su gran romance con la anglosfera de la OTAN y hasta con Tesla de Elon Musk.
Por la “naturaleza de las cosas”, como dirían los clásicos griegos, Argentina, con o sin Milei, ostenta la quinta parte de reservas de litio del mundo, que se han vuelto el vellocino de oro de la discordia geopolítica entre China y EEUU.
En su tercer artículo, Evans-Pritchard trasciende sus dos anteriores publicaciones para concretar que el “retorno de Argentina a Occidente constituye un momento pivote en la geopolítica mundial” ya que “al desafiar a China, Javier Milei asienta las bases para una revolución de libre mercado“.
Por lo pronto, Milei ha adoptado la narrativa de redención y resurrección de la anglosfera y, después de haber rechazado su ingreso a los BRICS+, ahora optó aplicar para integrarse como “socio global” de la OTAN mediante la compra de 24 jets de combate estadunidenses F-16, hoy propiedad de Dinamarca, con un dinero que no tiene.
A Milei se le olvidó la guerra de las Malvinas con la anglosfera.¿Qué tanto todos esos esquemas teóricos, que quizá “salven” en forma efímera las finanzas de la anglosfera en caída libre, podrán rescatar a Argentina de su desintegración teledirigida desde la guerra de las Malvinas?
Fuente : noticiasholisticas.com.ar
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