El Gran Buenos Aires es la región con mayor concentración de factores de riesgo.
Bajo el titulo “Desigualdad Climática en Barrios Populares de Argentina” un reciente informe presentado por la Fundación TECHO y Jóvenes por el Clima dio como resultado que cuatro de cada diez barriadas humildes sufren fuertes problemas a nivel ambiental.
Según el estudio, sus habitantes, en fuerte incremento, tiene como amenaza constante las inundaciones (5 de cada 10) sumado a un innumerable conjunto de enfermedades, por sobrevivir próximos a basurales a cielo abierto e industrias que descargan en aguas, tierras y aire, sustancias altamente dañinas para el medio ambiente y la vida humana.
“En términos de distribución regional, el Gran Buenos Aires es la región con mayor concentración de factores de riesgo debido a su alta densidad poblacional de clase trabajadora” (El Destape, 02/09).
Al hambre, la pobreza y la marginalidad se le suma la contaminación. En estas barriadas viven los pibes y pibas que no se alimentan las cuatro veces al día como corresponde, ni en cantidad ni calidad. El menú en sus platos se repite constantemente: polenta, donde las proteínas, desde hace tiempo, se encuentran ausentes (básicas en el crecimiento corporal y mental)
La crisis habitacional es visible a gran escala. El hacinamiento, el aumento de los alquileres (transformándolos en impagables) y la fuerte política de desalojos con el fin de entregar los lotes al gran capital especulativo inmobiliario, ha obligado a centenares de familias trabajadoras a instalarse en precarias casillas de madera, cartón, chapas y lonas, en amenaza constante de desmoronamiento y en zonas no aptas por los altos niveles de precariedad. “La presencia de tierra vacante sobre zonas inundables ha sido progresivamente ocupada por sectores de la población que carecen de tierra y vivienda en búsqueda de un hábitat justo y digno” describe el informe.
Hombres, mujeres, niños, niñas, adultos mayores y embarazadas que transitan, respiran y consumen el agua altamente contaminada (con derivados de petróleo, metales pesados y residuos fecales). Asentamientos ausentes de redes cloacales, pluviales, asfalto y cemento, en zonas muy próximas del centro político y financiero del país. A la par, los hospitales y centros de salud, próximos a las barriadas más urgentes sufren el ajuste, ausentes de personal médico y elementos básicos para hacerle frente a la demanda de urgencias.
El ajuste del Estado no es solo visible en la ausencia de obras de infraestructura, o la relocalización de aquellos habitantes que sobreviven en tierras altamente infectadas, sino también en la entrega de humedales y terrenos públicos a los grandes ceos empresariales, sin distinción de partidos. Lo demuestran los constantes desalojos en la Ciudad de Buenos Aires, comandados por el jefe de gobierno, Jorge Macri (PRO), como así también los desarrollados por Axel Kicillof (PJ) en la provincia de Buenos Aires. Queda en la retina del pueblo laburante la brutal expulsión y represión a los vecinos de Guernica, en 2020, a cargo de Sergio Berni.
A todo esto se le puede agregar el recorte en la entrega de bidones de agua potable para los habitantes de Villa Inflamable (Avellaneda) o la falta de cloacas y veredas en Villa 21 (Barracas).
Según relata el documento, la preocupación se incrementa ante el incesante cambio climático, que trae consigo el crecimiento del caudal de océanos, mares y ríos, que afectará prontamente las costas argentinas con inundaciones. Como respuesta, tanto los anteriores gobiernos peronistas y macristas, como el actual libertario, regalan terrenos a grandes firmas multinacionales, con el aval del RIGI, incrementando la precarización ambiental.
Es urgente dar una respuesta obrera y socialista. A ganar las calles en defensa del derecho a la tierra y la vivienda digna. No a los desalojos. Basta de represión. Por un plan de construcción de hogares populares y obras públicas, bajo control de los habitantes de las barriadas más urgentes y las organizaciones piqueteras, que de forma diaria levantan la olla en los comedores para alimentar a centenares de personas, haciéndole frente al hambre. Conformación de comisiones de salud e higiene bajo control obrero, que auditen las descargas de las industrias. Aumento ya del presupuesto para la salud pública.
Fuente : prensaobrera.com
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