La serie de micro-documentales aborda cómo funcionan los tatuajes dentro del sistema carcelario. Identidad, promesas y homenajes. Agencia Paco Urondo dialogó con Axel Hochegger, idea y dirección detrás de los seis capítulos.
Por Diego Moneta
Del Penal de Olmos en La Plata a la Unidad 47 en San Martín. Esos dos puntos del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) dan paso a Tintas de libertad, serie de micro-documentales creada y dirigida por Axel Hochegger. Seis capítulos, disponibles en YouTube, donde personas que están privadas de su libertad reconstruyen parte de su historia a través de sus tatuajes. Agencia Paco Urondo dialogó con el director sobre el cruce entre el proceso de realización y su vida personal.
La producción, a cargo de Vuela Vuela Films, se realizó a fines de 2019 en la unidad de San Martín y se estrenó de manera online en marzo de 2020, pero comenzó varios años antes. “Nace como un proyecto personal en 2010 con el objetivo de hacer fotografías en la cárcel”, comenta Hochegger, y agrega: “Luego de una adolescencia en City Bell en la que vi pibes que caían presos y mucha gente hablaba sin saber necesitaba ver una por dentro”. De esta manera se cruzan un desafío profesional, el interés hacia lo documental y su experiencia de vida, que desembocan en Tintas de libertad.
Tras intentar gestionar varias veces, en 2015 Axel pudo ingresar a la Unidad 26 Lisandro Olmos en el marco de una actividad cultural. Cómo es cárcel adentro es uno de los grandes interrogantes para muchos platenses y así lo era para el diseñador, fotógrafo y realizador, egresado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Plata: “Por una cuestión natural quienes están ahí tienen la necesidad de contar su historia, necesitan ser escuchadas, no interrogadas”.
Esa instancia le dejó dos sensaciones: primero, que quizás nadie nunca los había escuchado; segundo, que debía filmar antes que fotografiar. Tras nuevas idas y vueltas, consiguió la aprobación del SPB pero cambió la locación. Axel ya vivía en Olivos y por eso eligió la Unidad 47 de San Martín. “Fueron dos años de trabajo sobre la idea hasta que llegué a los tatuajes”, asegura Hochegger, quien debía aprovechar la oportunidad considerando la poca gente que entra con una cámara en ese tipo de lugares.
En ese entonces el desafío pasaba a ser “cómo actuar ante la situación”, cuenta. La búsqueda era alejarse del lenguaje televisivo, encarado desde “la miseria humana y el efectismo” y que funciona para “determinada parte de la audiencia con el morbo del detalle y muchos prejuicios”, asegura. “Quería producir un contenido que no se parezca a eso, más humano, y los tatuajes fueron una forma de hacerlo”.
En Tintas de libertad nos encontramos con seis historias: Alan, Brian, Matías, Sebastián, Mauricio y “el chengue” Moreira, que fueron seleccionados previamente por el SPB. El plan de rodaje, que pretendía filmar a cada interno en locaciones diferentes, no prosperó. Sin embargo, la habitación que le asignaron representó la asfixia y monotonía que se vive en los penales. Más allá de la variedad de las causas de detención, el eje son los tatuajes.
Los tatuajes forman parte de la cultura popular y en el mundo carcelario su significado se transforma. Bajo esa premisa funciona la narración. “Afuera prevalece la estética por sobre el significado, pero adentro es al revés”, sostiene el director. Diferentes procesos, diseños y estilos. La carga de la imagen de la tinta se traduce en promesas, homenajes y nombres, mientras la razón sigue siendo la misma: dejar asentado en la piel para comunicar. De fondo, también se mantiene: es una cuestión de identidad.
Para Axel, Tintas de libertad es el cierre de una etapa profesional enfocada en la cultura urbana. De fotografiar el agite en la cancha de Gimnasia a cubrir un acto de egreso de policías, en medio de una campaña presidencial. “Hoy en día volví un poco a las bases”, explica, a partir de la producción de contenidos ligados al deporte y a la naturaleza. Sin embargo, sigue ligado a la Unidad 47 de San Martín, donde los internos armaron un centro cultural. Allí donde había celdas ahora hay un estudio de grabación y una biblioteca, para la cual Axel organiza colectas.
Para colaborar con libros de distintos niveles y temáticas en buen estado se puede contactar a Axel Hochegger mediante Instagram (axelhochegger) o Twitter (Axel_o_rama).
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