"Como la selección argentina masculina en la Copa América, el kirchnerismo tiene todas las cartas para obtener una victoria en las PASO de septiembre y en las generales de noviembre", sostiene el autor José Cornejo, director de APU. "Ojalá que sirva para que se avance con ritmo más firme hacia las reformas que necesita la clase trabajadora argentina".
Por José Cornejo*
La última vez que el kirchnerismo triunfó en una elección legislativa fue en 2005. El 23 de octubre de ese año, la Alianza Frente para la Victoria encabezada por Cristina Fernández obtuvo el 43% de los votos contra el Frente Justicialista, encabezado por Hilda “Chiche” González de Duhalde, que obtuvo el 15%. Tercero salió el ARI de Elisa Carrió y cuarto los radicales, casi empatados, con 8,77% y 7,92% respectivamente. Fue el final del peronismo duhaldista y su unificación detrás del comando de Néstor Kirchner.
Desde entonces se sucedieron tres reveses, a saber:
La victoria del 28 de junio de 2009 de Francisco De Narváez contra el mismísimo Néstor Kirchner. Elección que a su vez el Poder Ejecutivo había adelantado debido al empeoramiento de las condiciones económicas derivadas de la crisis Lehman Brothers y de la guerra contra las patronales rurales (o conflicto de la Resolución 125 de retenciones móviles). La derrota del expresidente por 2,5% de los votos se agudizó porque el candidato opositor había hecho campaña con el humorista Roberto Peña, aquel que repetía hasta el cansancio “alica, alicate”.
Los comicios del 27 de octubre de 2013, cuando a pocos días de cerrar las listas el entonces intendente de Tigre Sergio Massa rompió con el kirchnerismo y enfrentó al alcalde lomense Martín Insaurralde. El ex jefe de Gabinete obtuvo una contundente victoria, por más de 11 puntos porcentuales de ventaja. El FPV fue con la singular consigna de “en la vida hay que elegir”
Tercera derrota consecutiva: el 22 de octubre de 2017. Ya en la oposición, CFK funda Unidad Ciudadana y confronta contra el oficialismo de Cambiemos, cuyo candidato sería el entonces ministro de Educación Esteban Bullrich. Luego de unas PASO enrarecidas, en las que el macrismo ocultó los resultados hasta largas horas de la madrugada, el oficialismo pudo imponerse en las generales por 4 puntos de ventaja en el rubro senadores nacionales. El futuro inmediato demostraría que sería una victoria pírrica para Cambiemos. Primero, porque CFK reafirmaría su hegemonía al interior del peronismo, venciendo tanto a la fuerza de Massa como a la de Florencio Randazzo. E igualmente importante, porque escasos días después del recambio de autoridades habría dos puebladas en Plaza Congreso contra la reforma previsional, con posterior cacerolazo en una de ellas.
Las elecciones de septiembre y noviembre de este año
El kirchnerismo, ahora Frente de Todos, tiene todas las chances de romper la racha. Primero, porque el peronismo va unido. Es cierto que hay un enorme apoyo mediáticoa la candidatura de Randazzo, pero a priori ningún referente territorial de peso se ha sumado a sus filas.
Segundo, porque la gestión macrista aún está vigente en la memoria del Pueblo bonaerense. Un gran ejemplo de esto es la fuga de Vidal hacia la Ciudad de Buenos Aires y la competencia de Cambiemos por quien no representa a la Provincia. No es lo único: varios intendentes amarillos han migrado hacia un vecinalismo con buen diálogo con el gobernador Axel Kicillof.
Tercero, porque la política de vacunación ha tomado un volumen tal que es posible que para septiembre todos los argentinos estén vacunados, al menos con una dosis. La tasa de infectados cae perpendicularmente. No es audaz pensar la campaña sanitaria como una gran epopeya colectiva.
Cuarto, porque en virtud de las políticas proteccionistas y sobre todo, el retiro de las restricciones debido al Covid-19, la economía empieza a mostrar signos de sorprendente recuperación. El Estimador Mensual de Actividad Económica del INDEC señaló un crecimiento interanual de casi 14 puntos.
Como la selección argentina masculina en la Copa América, el kirchnerismo tiene todas las cartas para obtener una victoria en las PASO de septiembre y en las generales de noviembre. Por supuesto, el futuro no está preescrito y ninguna fuerza responsable debe confiarse. Dicen los sajones: shit happens. Ojalá que sirva para que se avance con ritmo más firme hacia las reformas que necesita la clase trabajadora argentina.
Apéndice
No quiero terminar este artículo sin recomendar efusivamente el trabajo de Andy Tow, quien sin esfuerzo personal no existiría su exhaustiva base de datos sobre resultados electorales. Para quienes quieren profundizar sobre la efectividad electoral que tiene el peronismo unido, recomiendo el agudo análisis de Enrique De la Calle titulado “Provincia de Buenos Aires: ¿El peronismo unido puede perder?” en Agencia Paco Urondo.
*Director de la Agencia Paco Urondo
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