Si crees que la Inteligencia Artificial se quedará con tu empleo, te invitamos a descubrir por qué no podrán reemplazar al humano ¡Exploramos las razones!
En la actualidad, el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) ha generado grandes avances en el mercado laboral y plantea una gran revolución.
El lanzamiento de herramientas como ChatGPT han hecho que empresas de la talla de Google o Amazon hayan evaluado la implementación de este tipo de tecnologías en sus labores cotidianas.
En este contexto, los empleadores piensan en la automatización de procesos que facilitan y agilizan el trabajo, mientras que los empleados pueden temer perder sus empleos y ser reemplazados por máquinas.
Sin embargo, aunque la IA está diseñada para reemplazar el trabajo manual con una forma más eficiente de realizar tareas, no puede anular la necesidad de la intervención humana en el entorno laboral.
Los humanos tienen habilidades blandas y otra serie de características que les hacen valiosos en el lugar de trabajo.
Este artículo explora algunas de las razones por las cuales la IA no puede reemplazarnos por completo.
La inteligencia emocional es uno de los factores distintivos que hacen que los humanos sean esenciales en el lugar de trabajo. Se trata de una cualidad crucial en el ámbito laboral, especialmente al tratar con clientes.
Como seres sociales, los humanos tienen una necesidad básica de establecer conexiones emocionales con los demás.
Los algoritmos de la IA intentan imitar la inteligencia humana, no obstante, la inteligencia emocional no es fácil de replicar, según se lee en un análisis del portal de tecnología Makeuseof.com.
Esta cualidad requiere empatía y una comprensión profunda de la experiencia humana, incluido el dolor y el sufrimiento. Algo imposible de experimentar por una inteligencia artificial.
La IA simplemente no puede experimentar estas emociones humanas. Los empresarios y ejecutivos de empresas saben la importancia de apelar a las emociones de su personal y de sus clientes, puede ser la diferencia en muchas oportunidades.
Una máquina no puede lograr niveles tan profundos de conexión humana, mientras que los humanos pueden trabajar para aumentar su inteligencia emocional.
Las habilidades blandas como el trabajo en equipo, comunicación efectiva y empatía son fundamentales para cualquier trabajador en el lugar de trabajo.
Se trata de cualidades que son demandadas en todas las industrias y su desarrollo es necesario para tener éxito profesional.
Por más que se intente dotar a los bots con una “personalidad”, no serán capaces de desarrollar estas habilidades , más allá de lo preestablecido en su algoritmo. Esto le da la ventaja al humano.
En un primer lugar, la Inteligencia Artificial, como la conocemos hoy en día, no existiría sin una inteligencia humana que la desarrollara, de ahí el término que la define.
Son los humanos quienes escriben las líneas de código con las que se desarrolla la IA, optimizan sus modelos de aprendizaje del lenguaje, ingresan los datos con los que operan las máquinas de IA y son los que las utilizan.
A medida que la aplicación de la IA continúa creciendo, también lo hace la necesidad de servicios proporcionados por los humanos.
En vista de que no son autónomas, un humano siempre debe diseñar los procesos de IA, crear las máquinas, operarlas y mantenerlas.
Esto descarta, al menos de momento, la especulación sobre un reemplazo total de los puestos de trabajo a manos de las IA.
La Inteligencia Artificial no es autosuficiente, al menos por ahora solo puede funcionar con base en los datos que se le proporcionan.
Cualquier situación que no esté incluida en los datos ingresados o que no esté contemplada en su algoritmo hace que la máquina sea ineficiente.
Por ejemplo, si hoy en día pides a ChatGPT que te haga una búsqueda de cuántos españoles viven en Suiza en 2023, le será imposible responder la respuesta, puesto que sus datos solo comprenden hasta 2021.
Si temes que la IA pueda infiltrarse en todas las industrias y eliminar la demanda de tus habilidades profesionales, puedes estar tranquilo.
El razonamiento humano, nuestra capacidad para crear, improvisar y recolectar información no conoce las limitaciones de la IA.
Lo comentado previamente deriva en un problema importante de los chatbots de IA, como ChatGPT. Ya que estos suelen ser inexactos y requieren verificación de los datos y la información provista.
Quizás no es tan relevante si solicitas una receta para preparar una paella, pero puede generar otro tipo de consecuencias a nivel laboral si, como redactor para un medio digital, la usas para generar contenido que necesite información y fuentes verificables, por ejemplo.
En este sentido, es probable que la verificación de datos se convierta en una profesión importante en el futuro. Por lo tanto, es aconsejable desarrollar habilidades de investigación y mantenerse actualizado en estas áreas.
Precisamente por el punto anterior, la IA carece de la habilidad humana para generar nuevas ideas y formas creativas de realizar tareas que se salgan de los parámetros.
Como se mencionó anteriormente, la IA solo puede trabajar con los datos que se le proporcionan y está restringida a los patrones y plantillas existentes.
La creatividad es un elemento fundamental en el entorno laboral y la base de la innovación.
Se trata de un rasgo humano complejo en el que tienen lugar diversos factores como las emociones, la cultura y las experiencias. Además, implica pensar con originalidad, explorar nuevas ideas y asumir riesgos.
Aunque la IA puede analizar datos, identificar patrones y tendencias, e incluso generar nuevas ideas basadas en datos existentes, carece de la capacidad de pensar de forma innovadora y proponer ideas realmente originales.
La IA se basa en algoritmos preestablecidos que a la larga limitan su capacidad de pensar de forma creativa.
La ética es otro ámbito en el que la IA no puede sustituir al ser humano. Involucra los principios que rigen el comportamiento humano y la toma de decisiones.
Es lo que permite a una persona distinguir el bien del mal y tomar decisiones que se ajusten a valores morales.
Si bien la IA puede programarse con principios éticos, carece de la capacidad autónoma de emitir juicios basados en valores morales, o al menos lo hará hasta donde alcancen los valores preestablecidos en su modelo.
Por ejemplo, una inteligencia artificial puede estar programada para priorizar la seguridad de los pasajeros en un coche. No obstante, es posible que no pueda emitir un juicio de valor si se encuentra en la necesidad de elegir entre la seguridad de sus pasajeros y la de los peatones.
La ética es vital en áreas como la medicina, el derecho o el periodismo, donde las decisiones tienen consecuencias de larga duración.
Es cierto que estas tecnologías están ganando terreno en el lugar de trabajo y reemplazarán algunos de los empleos que las personas cubren actualmente. No obstante, suelen ser labores que implican tareas repetitivas y requieren menos razonamiento en profundidad.
Su irrupción está llamada a liquidar puestos al mismo tiempo que genera nuevas oportunidades en el panorama laboral.
De acuerdo a un informe del Foro Económico Mundial, la inteligencia artificial reemplazará aproximadamente 85 millones de empleos en 2025. Sin embargo, generará alrededor de 97 millones en el mismo año.
Lo más importante en este nuevo panorama, es aprender a trabajar en colaboración con estas tecnologías y explotar sus oportunidades y ventajas.
Actualmente, organizaciones de la envergadura de Google o Amazon incorporan desarrollan formas de combinar las capacidades humanas y la IA para lograr mayores niveles de productividad e innovación.
Finalmente, la inteligencia artificial no puede reemplazar por completo a los humanos en el campo laboral.
En lugar de temer estas tecnologías, es fundamental aprender a trabajar en colaboración con ella para aprovechar su potencial y desarrollar habilidades humanas que la IA no puede replicar.
Fuente : tecnovedosos.com
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