Teresa Varela, directora de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, dialogó con AGENCIA PACO URONDO RADIO (domingos de 10 a 12, FM La Patriada) sobre la situación sanitaria que está atravesando el país y el plan de vacunación contra el COVID- 19.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo analiza la situación actual de asistencia en los servicios de salud en la Provincia de Buenos Aires?
Teresa Varela: La situación actual es preocupante, específicamente en relación a la velocidad en la que están ocurriendo los casos. Inicialmente eran casos leves y con escaso impacto en los servicios de salud, pero progresivamente, y a medida que fueron transcurriendo los días, se presentó un aumento considerable en el porcentaje de ocupación de camas en las unidades de cuidados intensivos. Este es el recurso más crítico que tenemos, por eso es el indicador que se utiliza para evaluar la capacidad de respuesta del sistema de salud. A este indicador debemos acompañarlo de otro indicador que se refiere a la capacidad de derivación de los pacientes en caso de que un servicio se sature y se deba derivar a otro servicio cercano con la complejidad necesaria para que todos sean atendidos. Ambos indicadores, la capacidad de respuesta a las derivaciones y el porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva, está llegando a niveles de alerta.
El AMBA siempre es un área de preocupación por la densidad poblacional que contiene, donde cualquier aumento de casos dicta un altísimo riesgo de saturación de los servicios de salud. Sin embargo, esto también está ocurriendo en municipios el interior del país que, de acuerdo a su cantidad de población, tiene un sistema de salud que actualmente está llegando a niveles de saturación preocupantes, más allá del fortalecimiento del año pasado.
Todo esto muestra un escenario alarmante, sin olvidar que el personal de Salud se encuentra agotado porque ya tiene un año de pandemia encima. Al estar agobiados, por el gran volumen de casos actuales, podría ocurrir que bajen el sostén de las medidas de cuidado, acusando que tienen buenas coberturas de vacunación, pero igual podrían desarrollar la enfermedad y requerir aislamiento, entre otras cosas.
APU: ¿Qué medidas, aparte de las existentes, podría tomar el gobierno de la provincia de Buenos Aires?
T. V.: Lo que se está priorizando es que exista la suficiente capacidad de derivación para los pacientes a los servicios de salud que aún tienen capacidad de internación. Estamos en un promedio entre el 60% y 70% de ocupación de camas. Al ser un promedio, entendemos que hay servicios que están al 90% de ocupación y otros por debajo.
Durante el año pasado se logró fortalecer el monitoreo del estado de ocupación de los servicios de salud y del sistema de derivación de pacientes críticos. Esto se acompaña, desde hace algunas semanas, con un relevamiento telefónico para verificar si los indicadores que venimos viendo en los sistemas de monitoreo coinciden con la realidad epidemiológica de los distintos municipios. Algunos municipios ya han tomado medidas sobre la restricción en la movilidad, más allá de las medidas generales que ya se tomaron semanas atrás como la restricción horaria, actividades en espacios cerrados, entre otros.
Otro punto importante es avanzar, a la mayor velocidad posible, en la campaña de vacunación. Si bien en las ultimas semanas ya se aceleró el ritmo, se decidió vacunar con toda la cantidad de dosis disponibles hasta que ingresen nuevas dosis y no disminuir la velocidad en torno a lo disponible.
APU: ¿Qué incidencia tiene en los contagios el transporte público en los docentes y estudiantes y la asistencia a las escuelas?
T. V.: Se viene realizando un monitoreo en cuanto a la proporción de los casos que obedecen a niños y adolescentes en edad escolar para ver si existe un aumento de casos en ese grupo etario. Por otro lado, también se viene monitoreando la proporción de nuevos casos dentro del grupo de docentes y auxiliares. En ambos grupos, docentes y estudiantes, no se observa una influencia marcada en la circulación del virus. Por eso, en otros países, no se condicionó la presencialidad en las escuelas. En los casos en los que se decide interrumpir la presencialidad en las escuelas es para reducir eventualmente la movilidad de personas, pero no porque la escuela se considere un foco de riesgo de contagios. Por eso, las medidas tomadas al inicio de la temporada escolar refirieron a que en aquellos municipios que estaban en ASPO se iban a interrumpir las clases presenciales como parte de las medidas. Actualmente, esto no está definido, de todas maneras, todas las semanas se reevalúa la situación y las restricciones a tomar en cada municipio en acuerdo con las autoridades.
APU: ¿Cómo analiza el rechazo de las restricciones por parte Juntos por el Cambio a nivel nacional, pero que luego los municipios de ese espacio político tomaran restricciones, e incluso algunos antes que la propia provincia?
T. V.: Considero que una de las principales diferencias en la forma de ver el problema radica en el punto de vista desde el que se está gestionando. En primera fila, está la situación de la velocidad de contagios, la preocupación y el altísimo riesgo sanitario que estamos sufriendo. Luego está el punto de vista del partido de Juntos por el Cambio, que no está involucrado directamente en la gestión, de lo contrario su postura sería totalmente diferente. De aquí que vemos la ambivalencia y la contradicción de algunos municipios.
Es esencial entender que esta enfermedad se transmite de persona a persona, por lo que el aumento de la movilidad y el aumento de las reuniones son situaciones que aumentan la exposición e impactan indirectamente en las personas de mayor riesgo, ya que requieren asistencia de familiares y miembros de la comunidad. Hay que tomar todas las restricciones posibles porque realmente el sistema de salud está llegando a su límite y es muy preocupante que lleguemos a esos niveles de saturación porque no podríamos atender a todos los pacientes y realmente es el último escenario al que queremos arribar.
El sistema de salud se puede seguir ampliando, adquiriendo camas y respiradores, pero el personal de salud que lo asiste ya no tiene plasticidad, ha llegado a su límite. El personal de salud sufre los embates de la enfermedad donde el gran volumen de casos va de la mano de la fatiga y mayor riesgo de exposición al virus. Están agotados, pero necesitan mantener la alerta permanentemente para evitar cualquier situación de riesgo, y eso en un entorno de agotamiento sabemos que causa mayor pico de errores, lo cual es totalmente comprensible en este marco.
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