Uno de los rasgos comunes de la internacional neofascista es negar el cambio climático, pese a que está científicamente comprobado y ya ni se discute entre los especialistas. Pero para ese espectro ideológico, la verdad, los fundamentos y la racionalidad forman parte del enemigo a destruir.
Si determinadas relaciones sociales de producción pueden poner en peligro el planeta, y hasta destruirlo, no parece fácil, en principio, encontrar argumentos a favor de este sistema. Pero no es así: los mismos que abominan de la justicia social y los derechos de las trabajadoras y los trabajadores, los racistas, xenófobos y homofóbicos son negacionistas del cambio climático. Quieren ostentar el título de enemigos de la humanidad con todas las letras, como la máxima expresión del odio, la violencia cobarde y la crueldad que despliegan con el desparpajo de los impunes envalentonados.
Durante su primer mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump (2017-2021), expresó en repetidas ocasiones sus dudas sobre que el cambio climático sea causado por la acción humana. Y en la campaña para este segundo mandato, llegó a decir que era “el mayor engaño de todos los tiempos”.
“El triunfo de Trump representa un verdadero obstáculo en la lucha contra el cambio climático”, dice Alice Hill, investigadora de la usina de pensamiento Consejo de Relaciones Exteriores.
“Bajo el liderazgo del presidente Trump, Estados Unidos dará un paso atrás en los esfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentando la producción de los combustibles fósiles”, asegura la especialista.
El mandatario designó como secretario de Energía a Chris Wright, un enemigo de las energías renovables y negacionista del cambio climático. “La administración Trump pondrá fin a las políticas irracionales y cuasi religiosas de la administración Biden sobre el cambio climático”, dijo Wright el 10 de marzo en su intervención en el congreso sobre energías Ceraweek, organizado anualmente por la firma financiera S&P Global.
“Sencillamente, no hay forma física de que el viento, la (energía) solar y las baterías puedan reemplazar los múltiples usos del gas natural”, agregó el secretario de Energía de Estados Unidos.
“Se tratará al cambio climático como lo que es: un fenómeno físico colateral a la construcción del mundo moderno”. El funcionario considera que las políticas del ex presidente Joe Biden fueron “económicamente destructivas para nuestras empresas y políticamente polarizadoras”, según declaraciones reproducidas por el sitio de información medioambiental español Climática.
En 2023, Wright afirmó en un post de LinkedIn que “no hay ninguna crisis climática” así como que “no estamos en medio de ninguna transición energética”.
El actual secretario de Estado de Energía es fundador y ex-consejero delegado de la corporación Liberty Energy, una firma con base en Colorado que está entre las mayores empresas de fracking (fracturación hidráulica) del mundo. Para Wright la “energía limpia” es “expresión sin sentido” y ha afirmado que cualquier consecuencia negativa del calentamiento global se verá “claramente superada por los beneficios de incrementar el consumo de energía”.
“Donald Trump está borrando la acción climática dentro de las agencias federales de Estados Unidos y dando luz verde a los grandes contaminadores”, señala Euronews en la nota titulada “Proyecto 2025: ¿Qué recortes medioambientales ha hecho Trump en un mes y cuáles son los próximos?”.
“Un mes después de comenzar su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, Donald Trump está llevando a su país a una peligrosa situación climática. Además de abandonar el Acuerdo de París, Trump ha puesto en marcha una serie de órdenes ejecutivas con consecuencias que contribuyen al calentamiento del planeta y ponen en peligro la vida”, agrega el informe, que destaca que el mandatario está eliminando la financiación de la ciencia dedicada al clima, borrando información crítica de los sitios web y haciendo retroceder las normas para las empresas petroleras y de gas.
“El regreso de Donald Trump al poder no supone solamente una venganza. Se trata de borrar la acción climática a una velocidad que nunca antes habíamos visto”, según la plataforma radicada en Suecia y especializada en acción climática We Don’t Have Time (No tenemos tiempo). “En apenas tres semanas, su administración ha promovido una guerra sin cuartel contra la ciencia, las protecciones medioambientales e incluso los hechos básicos”.
“El calentamiento global amenaza nuestra existencia. La evidencia está aquí. Vivimos en tiempos de crisis, una crisis que nosotros mismos hemos creado. Nosotros creamos esta situación y podemos arreglarla. Juntos somos la solución. Pero no podemos esperar”, señala el sitio con sede en Estocolmo.
“Es difícil seguir la pista, pero hay un método establecido en esta especie de delirio político. Muchos de estos movimientos se predijeron en el Proyecto 2025, un libro de acciones que también ofrece algunas señales de lo que está por venir”, agrega el sitio sueco.
El presidente de la Argentina, Javier Milei, es también negacionista: “el cambio climático es una mentira y todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas”.
Desde que asumió como presidente de la Nación, Javier Milei reiteró su postura sobre el cambio climático en diferentes espacios, desde su libro hasta redes sociales, afirmando que es “un ciclo natural”, según informó el sitio de control de datos argentino Chequeado.
El cambio climático es una de las temáticas más frecuentes en los discursos del presidente Javier Milei (La Libertad Avanza), principalmente en foros internacionales. Desde mencionar el tema en su libro Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica hasta retuitear contenido vinculado al tema en sus redes sociales, Milei señaló en varias oportunidades que “el cambio climático es un ciclo natural”, agrega el sitio.
A principios de este año, Milei viajó a la ciudad suiza de Davos para participar de la reunión anual del Foro Económico Mundial. En su discurso relacionó al “wokismo” con el cambio climático y dijo: “Cuando uno argumenta que la Tierra ha tenido ya 5 ciclos de cambios bruscos de temperatura y que en 4 de ellos el hombre ni existía, nos tildan de terraplanistas para desacreditar nuestras ideas, sin importar que la ciencia y los datos estén de nuestro lado”, mintió el mandatario.
Foto: Juan Sebastián Lobos | AP
En España, el tema enfrenta al gobierno de Pedro Sánchez (Partido Socialista Obrero Español) con la oposición de ultraderecha de Vox.
“El cambio climático mata personas”, señaló el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en su discurso en la 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-29), que se celebró del 11 al 22 de noviembre de 2024 en Bakú, Azerbaiyán.
Los referentes de Vox salieron a responderle: “Lo que mata es el fanatismo climático”, le respondieron desde el partido liderado por Santiago Abascal a través de redes sociales. No se quedaron ahí: tildaron de “suicidas” las políticas del Gobierno en materia verde, calificaron como “aquelarre climático” el encuentro de la COP29 en Azerbaiyán y acusaron a sus participantes, los principales líderes políticos, de ser “fanáticos, responsables de lo que ocurrió en Valencia”, con referencia a las inundaciones que comenzaron el 29 de octubre de 2024 en el este de España, afectando en distinta medida a zonas de las comunidades autónomas de Aragón, Castilla-La Mancha, Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana. Se la conoció como DANA (“Depresión aislada en niveles altos“), y dejó un saldo de más de 200 muertos.
Uno de los consensos científicos respaldado por una abrumadora cantidad de estudios y experiencia empírica es que el cambio climático lleva al extremo todos los parámetros (lluvias, vientos, temperaturas) produciendo fenómenos mucho más violentos y destructivos. Uno de los ejemplos más recientes tuvo lugar en Bahía Blanca, Argentina. Se vienen dando en todo el mundo, produciendo decenas de miles de muertos. “Que mueran los que tengan que morir” podría ser la frase que mejor define y caracteriza el pensamiento de los enemigos de la humanidad.
El ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que gobernó desde el 1 de enero de 2019 hasta el 1 de enero de 2023, va a pasar a la historia como uno de los mayores ecocidas de la humanidad. Junto con sus amigos empresarios, militares y paramilitares, promovió la destrucción del mayor pulmón del mundo, la selva Amazónica, para hacer negocios, muchos de ellos clandestinos.
“La misma bobada de siempre”, señaló Bolsonario en 2021, según la nota reproducida por el sitio alemán DW.
“La deforestación es una noticia patrocinada por brasileños que trabajan contra el país, ahuyentan inversiones y generan muchas dificultades económicas”, agregó el por entonces presidente de Brasil, un día después de que estimaciones oficiales de su Gobierno revelaran una deforestación récord en 15 años.
A tres años de asumir el gobierno, la organización ambientalista Greenpeace publicó un informe titulado “Bolsonaro es una catástrofe para el medio ambiente” (“Bolsonaro is a catastrophe for the environment”) “Su agenda anti-ambiental nunca fue un secreto. Durante su campaña, prometió que no reconocería ninguna tierra indígena durante su mandato y siempre dejó en claro su intención de abrir la Amazonia a una mayor destrucción. Desde un aumento impactante en la deforestación hasta la aprobación de más de mil nuevos pesticidas, estos son algunos de los impactos del gobierno de Bolsonaro en el medio ambiente”, indica el estudio.
Greenpeace asegura que en los últimos tres años (de gobierno de Bolsonaro), la deforestación en la selva amazónica aumentó un 52,9 por ciento en comparación con los tres años anteriores. Y agrega que no es sólo la Amazonia la que estaba bajo ataque. “Otros biomas del país, como el Cerrado y el Pantanal, están siendo llevados al límite para dar paso a plantaciones de soja y ganadería. El Pantanal, un humedal único en el mundo donde habitan jaguares y otras especies en peligro de extinción, perdió un tercio de su superficie en 2020 debido a una combinación de sequía severa e incendios provocados por agricultores para expandir sus negocios”, agrega el informe.
Foto: EPA
La deforestación en Brasil, señala el texto de Greenpeace, no es sólo una amenaza para ese país, que aumentó sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 10 por ciento debido a los incendios. Según un análisis de la agrupación ecologista Carbon Brief, Brasil, durante la gestión Bolsonaro, llegó a ser el quinto mayor emisor del mundo, principalmente debido a su uso de la tierra y la silvicultura. Los bosques son vitales en la lucha contra la crisis climática. La pérdida de estos ecosistemas vitales significa más carbono en la atmósfera y menos recursos para capturar lo que se está emitiendo.
El informe de Greenpeace nos permite relacionar las actuales políticas de Trump con las que en su momento implementó su fan brasileño: “Para permitir toda esta destrucción, el gobierno de Bolsonaro ha estado debilitando los organismos gubernamentales responsables de monitorear el medio ambiente y hacer cumplir las leyes para proteger la selva. El Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA), una agencia crucial responsable de las políticas ambientales en el país, vio sus fondos recortados en un 30 por ciento entre 2019 y 2020, mientras que el presupuesto del Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio) se redujo en un 32,7 por ciento durante el mismo período. En 2021, el presupuesto general del Departamento de Medio Ambiente estuvo en su nivel más bajo desde 2010”.
“A medida que aumenta la destrucción del medio ambiente, aumenta la violencia en el campo. Los madereros, mineros y acaparadores de tierras invaden constantemente las tierras indígenas protegidas y entran en conflictos con ellos, a menudo letales. Según el informe de Global Witness, Brasil fue uno de los países más peligrosos para los activistas ambientales en 2021, con 20 asesinatos registrados. En 2020, se registraron 1.576 conflictos de tierras, un nuevo récord desde 1985. Los pueblos indígenas son los más amenazados por intentar proteger sus tierras y sus derechos. Más del 41 por ciento de los conflictos denunciados estaban relacionados con comunidades indígenas.
“El retorno al poder del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, a principios de este año, ha marcado un cambio significativo en la política ambiental. Lula ha prometido a la comunidad internacional la reconstrucción del sistema de protección de la selva tropical y frenar la deforestación”, señaló el medio francés France 24 en una nota de 2023 titulada “La deforestación en la Amazonía brasileña cae a su nivel más bajo desde 2018”.
“Estos avances se atribuyen a las políticas ambientales estrictas implementadas por Lula, quien presentó recientemente planes concretos para eliminar la deforestación en la Amazonia para 2030. Estos planes incluyen medidas como el fortalecimiento de la aplicación de la ley contra los delitos ambientales y el impulso del desarrollo económico sostenible”, agrega France 24 que también hace referencia a que el gobierno de Lula lanzó un plan ambicioso en octubre para abordar la deforestación ilegal. Este plan se implementó después de cambios legislativos que limitaron algunos poderes del Ministerio de Medio Ambiente, impulsados por legisladores de la oposición en el Congreso.
“Este notable descenso contrasta con el aumento alarmante de la destrucción forestal durante el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2023), quien debilitó las agencias de protección ambiental, allanando el camino para la proliferación de actividades ilegales como la minería, la ganadería y la ocupación ilegal de tierras”, indica el medio francés, que puntualiza que en la primera década del 2000, coincidiendo con el primer gobierno de Lula (2003-2010), Brasil destacó por sus esfuerzos de conservación, logrando una marcada reducción en la deforestación. No obstante, la llegada de Bolsonaro al poder en 2019 marcó un cambio radical, con políticas que favorecían a la agroindustria, revirtiendo el progreso alcanzado.
Al asumir el cargo, Bolsonaro desmanteló medidas de conservación, redujo fondos para agencias científicas y ambientales, despidió a expertos y abogó por debilitar los derechos de las comunidades indígenas. Estas acciones estaban en línea con el respaldo a la industria agropecuaria.
Entre agosto de 2019 y julio de 2021, más de 34.000 kilómetros cuadrados (8,4 millones de acres) de la Amazonia desaparecieron, excluyendo las pérdidas por incendios forestales naturales. Esto representó un aumento del 52 por ciento en comparación con los tres años anteriores.
“¿El calentamiento global? Una creencia de lujo. ¿Políticas de cero emisiones netas? Normas de tipo soviético. ¿Contarles a los niños sobre el futuro incierto de un planeta en ebullición? Un crimen. Éstas son sólo algunas de las opiniones marginales —y objetivamente cuestionadas— que circulan cada vez más en Bruselas gracias a un grupo de expertos estrechamente vinculado al gobierno del primer ministro húngaro, Viktor Orbán”, señala el sitio de noticias estadounidense Politico en la nota titulada “El grupo de expertos de Orbán tiene la misión de romper el consenso climático de Europa” (“Orbán’s think tank is on a mission to break Europe’s climate consensus”).
Fuente : redaccionrosario.com
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