El 28 de mayo se conmemora el Día Nacional de los Jardines de Infantes y el Día de la Maestra Jardinera en Argentina, en memoria de Rosario Vera Peñaloza. Por eso hoy les rendimos homenaje a las docentes que educan a las niñas y los niños más pequeños, y que asumen el enorme compromiso de cuidar los primeros tiempos de infancia.
La ley de educación nacional Nº 26.206 establece que los objetivos del nivel inicial son:
promover el aprendizaje y el desarrollo de las niñas y los niños, considerados como sujetos de derechos y partícipes activos/as de un proceso de formación integral, miembros de una familia y de una comunidad;
propiciar la capacidad creativa y el placer por el conocimiento en las experiencias de aprendizaje;
promover el juego para el desarrollo cognitivo, afectivo, ético, estético, motor y social;
impulsar la comunicación a través del movimiento, la música, la expresión plástica, la educación física y la literatura.
Estos objetivos reflejan las propuestas educativas que se desarrollan en los jardines de infantes. Allí las niñas y los niños confirman que es posible aprender a través del arte, del juego, de la música y la literatura. Aprenden a convivir con pares y docentes, a ser parte de una comunidad, a conocer el mundo y apropiarse de las herramientas simbólicas que la cultura nos ofrece.
A diferencia de lo que sucede en otros lugares (incluso en la escuela primaria), en el jardín de infantes, la niñez no necesita pedir permiso para ser lo que es, puede darse el gusto de ser curiosa e inquieta, con los ojos bien abiertos, las manos pegoteadas y el cuerpo en movimiento.
No caben dudas. Si existe un lugar amable con la niñez, ese lugar es el jardín de infantes. El mobiliario es una réplica exacta del mundo de los grandes en tamaño pequeño. Porque se prioriza que las niñas y los niños se sientan a gusto, mientras que son las personas adultas las que deben ajustar su estatura, sus gestos y sus movimientos al tiempo y al espacio de la niñez. Porque los objetos –que operan como mediadores del conocimiento– son cuentos, juegos, juguetes, plastilinas de colores, pinceles, acuarelas y hojas de papel. Todo ellos, imprescindibles para crear nuevos aprendizajes.
El 28 de mayo se celebra, además, el Día Internacional del Juego. Feliz coincidencia para las infancias y las maestras jardineras. Porque el juego es la característica principal de la niñez, es su manera de participar en la cultura. Vigotsky nos explica que, en los escenarios lúdicos, las niñas y los niños ensayan alternativas posibles para determinadas situaciones que deben afrontar y, para las cuales, aún no están preparados. Así combinan datos de laexperiencia para construir una nueva realidad, que responda a sus curiosidades y necesidades. Todo ello permite la construcción de nuevos aprendizajes. Las maestras jardineras lo saben bien, por eso apuestan a la creación de espacios lúdicos para que las infancias continúen aprendiendo.
En nombre de las niñas y los niños, les decimos feliz día e infinitas gracias. Gracias por desarrollar prácticas educativas que respetan su tiempo de infancia. Gracias por cobijarlos con la fantasía que ofrecen los juegos, las palabras, las canciones y los relatos. Gracias por poner en valor una premisa imprescindible, que nos regala el gran pedagogo Francesco Tonucci, “todos los aprendizajes más importantes de la vida, se hacen jugando”. Gracias por acompañarlos en este tiempo difícil –signado por el temor, la angustia, la tristeza, la incertidumbre y la distancia. Gracias por recordarles que, cuando la realidad se vuelve hostil, lo mejor que pueden hacer es jugar y crear otros mundos posibles, otras realidades más amables. Gracias por cuidar a la niñez, queridas maestras jardineras.
*Fernanda Felice es fonoaudióloga, docente de la Facultad de Ciencias Médicas (UNR) y autora de 9 tiempo de ser niñas y niños y Cuentos desobedientes para cuidar a las infancias (Laborde Editor).
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