Preparemos la huelga general para frenar esta catástrofe social.
La noticia de que un millón de chicos en Argentina se va a dormir sin cenar sintetiza como pocas cosas la necesidad de derrotar al gobierno por medio de la movilización. Javier Milei es una amenaza contra las infancias al punto de negarles el derecho a la alimentación, lo cual lo impugna como alternativa para seguir gobernando este país.
Los ingresos populares quedaron heridos de muerte luego del golpe devaluatorio de diciembre. Por lo tanto, pocos salarios hoy en día logran costear la canasta alimentaria, que en julio alcanzó los $405.697 para una familia de cuatro integrantes, y además hacer frente al resto de los gastos del hogar. Sin ir más lejos, las trabajadoras de casas particulares pertenecientes a la quinta categoría (la más numerosa) ganan apenas $321.361 mensuales ¿Cómo subsiste un hogar monomarental en esos casos? Es un problema que al gobierno no le interesa resolver. Por el contrario, agrava la carestía despidiendo trabajadores.
La situación es particularmente desesperante en el caso de las mujeres de menos recursos económicos, para quienes la carga del trabajo doméstico no remunerado es mayor, restringiéndolas en el acceso al mercado laboral pago. Lo demuestra un informe de la UCA correspondiente al primer trimestre 2024, donde arroja que el 45,5% de las personas demandantes de cuidado vive en hogares pobres.
El oficialismo condena con sus políticas a un millón y medio de niños y a 4,5 millones de adultos a saltearse una comida diaria -según Unicef- y, como si fuera poco, retiene el alimento de los comedores populares, al cual acuden cientos de familias en los barrios para paliar el hambre. Milei prefiere que la comida se pudra en un depósito con tal de boicotear las formas colectivas que encontraron los sectores más postergados para parar la olla y luchar en común por ese derecho fundamental.
Mientras el gobierno se jacta del “descenso” inflacionario de los últimos meses, logrado a fuerza de retraer el consumo, en los barrios los alimentos básicos aumentan muy por encima de la inflación general, que acumula 134,62% desde que asumió Milei. Según un informe de Isepci, entre finales de noviembre 2023 y julio 2024, en los comercios de cercanía del conurbano bonaerense el kilo de cebolla subió 300%, el de lechuga 333,3%, el de tomate 280%, el de zapallo 137,5% y el de zanahoria 211,11%. En cuanto a los productos de almacén, el litro de leche aumentó 146,05%, 500 gramos de mermelada 142,86% y 100 gramos de manteca 172,73%.
La gestión mileista manda a los pibes a dormir con el estómago vacío, hunde al 70% de ellos en la pobreza, y, a la vez, persigue a quienes luchan por el bienestar de esas niñeces. En ese sentido, pretende limitar el derecho a huelga de los docentes a través de convertir a la educación en un “servicio esencial”, al tiempo que destruye las condiciones materiales “esenciales” para que los estudiantes puedan construir aprendizaje. A su vez, les arma causas judiciales infames a las organizaciones piqueteras que pelean hace décadas por un futuro mejor para las nuevas generaciones. Lo único que le ofrece Milei a la juventud de los barrios pobres es más estigmatización, volviendo a la carga con el proyecto de bajar la edad de punibilidad a los 13 años.
Que siete millones de niños, niñas y adolescentes sean pobres y que más de un millón pase hambre en el país debería ser motivo suficiente para que la CGT y las CTAs llamen a la huelga general para terminar con semejante barbarie. Sin embargo, no tienen previsto hacerlo debido a la naturaleza entreguista y propatronal de sus direcciones. Hay que construirla desde abajo porque no podemos permitir que este gobierno siga dinamitando el porvenir de las infancias.
Fuente : prensaobrera.com
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!