En defensa de los productores acusados de tener mano de obra en condiciones inhumanas en bodegas en Bento Gonçalves, un concejal partidario de Bolsonaro aconsejó contratar argentinos porque son “limpios, trabajadores y correctos”.
Unos 207 trabajadores que padecían condiciones laborales degradantes en bodegas de Bento Gonçalves, en Serra Gaúcha (la mayor región vinícola del país) fueron rescatados de esta situación en una operación coordinada por el Ministerio de Trabajo y Empleo de Brasil. Denunciaron atrasos en salarios, largas jornadas laborales, violencia física (palizas, descargas eléctricas y gas pimienta) y que recibían comida podrida.
Ante esta situación, el concejal de Caxias do Sul (otro municipio del sur de Brasil, cercano a Bento Gonçalves), Sandro Fantinel, se mostró del lado de los productores y acusó a las víctimas, “cuya única cultura es vivir en la playa tocando tambores”, por lo que consideró que “era normal que la gente tuviera ese tipo de problema”.
Foto: Foto: Policía Federal de Carreteras
“Todos los campesinos que hoy tienen argentinos trabajando sólo aplauden. Son limpios, trabajadores, correctos, cumplen los horarios, mantienen la casa limpia y, el día que se van, hasta agradecen al patrón el servicio prestado y el dinero recibido. En ningún lugar del Estado, en la agricultura, ha habido problema con los argentinos”, aseguró el dirigente.
En la sección de este martes, el edil ultraderechista y simpatizante del ex presidente Jair Bolsonaro, contó que un productor de la zona “me llamó para ver el alojamiento” donde tenía a sus empleados, “porque los muchachos trabajaban una semana y media y pedían las cuentas. Pagó todo enseguida y se fueron. No podías entrar al alojamiento. El olor a orina, el hedor a podredumbre y mugre que dejaron”.
“¿Hay que meterlos en un hotel cinco estrellas para que no tengamos problema con el Ministerio del Trabajo?”, ironizó Fantiel, y resaltó: “Agricultores, productores y empresas agropecuarias que me están acompañando en este momento, les voy a dar un consejo: no contraten más a esa gente de arriba”, en referencia a los habitantes del nordeste. “Háblenme –continuó–. Hagamos una línea y contrarrestémosle con los argentinos”, dice.
Tras acusar a los laburantes de esa región (“deja de lado a esa gente que está acostumbrada al carnaval y las fiestas, para que no te vuelvan a molestar”), concluyó: “Había varios de este mismo grupo que no se querían ir, y se querían quedar en la empresa a seguir trabajando. Si la esclavitud era tan mala, ¿por qué algunos del grupo no querían irse?”, obviando que los testimonios de las víctimas revelaron que existían amenazas para quienes denunciaran la situación.
Hoje, um vereador do Rio Grande do Sul defendeu o trabalho escravo nas vinícolas do estado e ainda foi xenofóbico e racista com baianas e baianos. Eu repudio veementemente a apologia à escravidão e não permitirei que tratem nenhum nordestino ou baiano com preconceito ou rancor.
— Jerônimo Rodrigues (@Jeronimoba13) February 28, 2023
Según el portal de Globo en Rio Grande do Sul, la mayoría de los trabajadores habrían venido de Bahía para trabajar en la vendimia, con promesas de salarios superiores a 3.000 reales, además de alojamiento y alimentación. Sin embargo, denunciaron ante el Ministerio de Trabajo y Empleo que estaban obligados a trabajar todos los días de 5 de la madrugada hasta las 20, sin descanso y con días libres sólo los sábados, aunque los obligaron a firmar un punto que decía que también tenían día libre los domingos.
Entre los testimonios contra la empresa contratista Fênix Serviços Administrativos e Apoio à Gestão de Saúde LTDA, remarcan que les ofrecieron comida en mal estado, que sólo podían comprar productos en un pequeño mercado cercano al alojamiento, con precios muy altos, y que el monto gastado se descontaba del salario, por lo que los trabajadores terminaron el mes en deuda, ya que el consumo superó el monto de la remuneración.
También manifestaron que les impidieron salir del recinto y que, si querían hacerlo, tendrían que pagar la supuesta “deuda”. Asimismo, revelaron que fueron atacados con golpes, descargas eléctricas y gas pimienta, y que los patrones amenazaron a sus familiares.
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