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El fútbol patriarcal se encargó de desterrar al olvido la historia de las jugadoras que representaron a la Argentina en el Mundial México 71. Ahora, casi medio siglo después, un documental las rescata.

Ante un repleto estadio Azteca, la Selección Argentina enfrentaba a Inglaterra en un duelo clave por el Mundial de México. El partido era parejo hasta que apareció quien luego iba a ser la gran figura de la tarde. Con la número 10 en la espalda, humilló al combinado europeo. Tan importante fue su participación y sus goles que muchos años después, en el país se conmemora un día especial en esa fecha.

Un chico pregunta si Elba Selva, autora de todos los goles albicelestes en el 4 a 1 ante las inglesas en México 71, era la Maradona de ese equipo. “No, es al revés: Maradona era la Elba Selva”, se ríe Lucila Sandoval, ex arquera e hincha de Independiente, quien descubrió, buscó y encontró a las protagonistas de aquella hazaña del 21 de agosto, fecha en que en la Argentina se celebra (desde 2021) el Día de la Futbolista.

Con el objetivo de homenajear a esas jugadoras y de dejar un material fílmico sobre aquel hecho histórico oculto por mucho tiempo, Carolina Gil Solari y Carolina Fernández hicieron el documental México 71. 

Las pioneras, como hoy se conoce a esas jugadoras que representaron al país en ese Mundial de México no reconocido por la Fifa, fueron sacadas del olvido cuando Lucky Sandoval fue a la Asociación de Fútbol Femenino a fichar para All Boys y se topó con un pequeño cuadro, un retrato de jugadoras de la Selección sin nombres ni apellidos, pero con una historia (ocultada) detrás. Cuando colgó los botines (y los guantes), la ex arquera del Albo, River, Boca, Independiente y San Lorenzo –entre otros– empezó a rastrear a las mujeres de ese cuadro y las encontró.

Carolina Gil Solari es delegada del fútbol femenino de Vélez e hincha fanática. En diferentes charlas, encuentros y reuniones con otros clubes y espacios a favor del fútbol de mujeres, se topó con Sandoval. Sus estudios de cine en la UBA más la pasión por las vivencias de esas futbolistas que viajaron al DF sin botines ni indumentaria, sin preparación física ni entrenador, y algunas hasta sin permiso de sus familias, le encendieron la lamparita. O la cámara, bah: “Creí que era la posibilidad para contar todo eso en un documental”.

Cuando conocí el estadio Azteca

“De haber tenido un juguetito, una muñequita, yo no hubiese jugado al fútbol”, asegura Virginia Andrada, la Negra, mujer de unos 80 años que en su juventud defendió los colores de la Selección Argentina en el mítico estadio mexicano. “Si me decían «Mundial del 71», les decía que se habían equivocado, porque fue en el 70”, reconoce un hombre. “Conmigo no cuenten, porque tengo un bebé”, les había dicho Elba Selva a sus compañeras previo al viaje. Su marido, a contrapelo de esos tiempos, la alentó para que fuera. “Fue el primer hombre deconstruido”, dice Lucky. Y menos mal, porque la goleadora la rompió en el mismo suelo en que años más tarde la rompería Diego Maradona.

En la hora que dura el documental, estas mujeres que ya peinan canas recuerdan las sensaciones encontradas antes de viajar, las emociones durante la competencia y la desolación del regreso al país, sin pena ni gloria. “Lo que nos sorprendió al mirar el archivo y por lo que ellas nos contaron fue que allá en México el Mundial fue muy famoso”, comenta Gil solari. “Me pareció sorprendente que en el 71 se llenara el estadio Azteca por unas mujeres que jugaban al fútbol. Me parecía una locura”, agrega y admite: “Incluso, cuando hablaba con ellas pensé que quizá lo estaban inflando un poco, pero cuando empezamos a ver material audiovisual, material gráfico, comprobamos que era real. La gente se colgaba de los micros” por un saludo de las futbolistas, una foto o un autógrafo. “En ese caso, el archivo ayudó mucho para contar la historia y ver la magnitud. La magnitud fue lo que más me sorprendió, la cobertura que tuvo en México”.

El plantel aterrizó en territorio mexicano en distintos vuelos, a medida que iban consiguiendo la documentación requerida. “Yo viajé con el documento de mi cuñada”, se ríe María Fiorelli, la Tana, arquera suplente que debió adaptar su look para parecerse a la de la foto carnet. Sin botines y vestidas de granate –pilcha donada por la UTA, más parecida a la indumentaria de Lanús que a la de la Selección– el equipo llegó a México con lo puesto. La organización del evento aportó el calzado correspondiente y las camisetas celestes y blancas. “Ellas acá jugaban en potreros”, remarca la directora del film. Tras la caída en el debut ante las locales, apareció por el hotel el ex futbolista argentino Norberto Rozas, que vivía en México, y se ofreció como DT. Con él en el banco llegó la icónica victoria ante Inglaterra y luego las derrotas ante Dinamarca e Italia.

Volver con la frente marchita

Encandiladas por los flashes, requeridas por el periodismo, llenas de regalos y del cariño que recibieron en México, el plantel encontró otra panorama totalmente distinto una vez que aterrizó en Ezeiza donde –a excepción de algunos pocos familiares, a algunas ni eso– no las fue a recibir nadie.

Entre los pocos artículos que le dedicó la prensa argentina al acontecimiento, uno se titulaba “El fútbol no es para chuchis”, que hoy no pasaría el manual de estilo del medio más machirulo. De hecho, Gil Solari revela que el material de archivo del film “fue facilitado por las propias jugadoras, que lo tenían guardado en sus armarios”, y por la mexicana Sandra Sandoval, “que se dedica a la búsqueda de archivos y trabaja sobre todo con archivos de fútbol”. Otros comentarios en medios nacionales hablaban de “Peores que los hombres” o “Fútbol de bellas piernas”, mientras que eran la excepción aquellos que analizaban el juego tácticamente. “La realidad fue que acá en Argentina no se contó esa historia, se conoce poco y no había archivos de eso”, lamenta la directora, y reflexiona: “Después de ese torneo, la Fifa prohibió el fútbol femenino en muchos países. En Argentina recién se retomó en los 90. Hubo una brecha muy grande. Lo que nos preguntamos es qué hubiera pasado si después de ese Mundial acá en Argentina el fútbol femenino hubiese sido un boom, quizá hoy seríamos potencia”.

Ante el maltrato y la indiferencia, muchas decidieron guardarse aquella experiencia. El contraste entre el Mundial y el después fue muy fuerte, incluso para la figura del equipo: “Tan mal me hizo eso que dejé el fútbol”, confiesa Elba Selva. No fue la única que tomó esa dura decisión.

Soy de la V

Carolina Gil Solari y Carolina Fernández, directoras del documental México 71.

Carolina Gil Solari, en sus cortos 25 años, ya fue jugadora de Vélez, coordinadora en el club, delegada, hizo prensa y hasta utilería. “Yo arranqué jugando porque no había jugadoras”, recuerda sobre sus inicios en el club de Liniers, al que conoce de toda la vida, pero en el que se empezó a meter de lleno a sus 18 años. “El inicio costó, pero hoy hay unas 350 jugadoras en el club, creció muchísimo”. De todas maneras, cuestiona: “Ahora el fútbol femenino está como en una meseta, que no avanza para ningún lado. No veo un crecimiento. Espero que sea pasajero”. Y admite: “Creo que este año va a ser muy difícil para el fútbol femenino. Ojalá me equivoque y podamos levantarlo”.

Esta película fue, entre otras cosas, “cumplir un sueño”, afirma. “Quizá estoy dejando una huella dentro del fútbol femenino. Que cualquier nena o cualquier jugadora pueda acceder a la historia de su deporte a través de una película es fantástico. Además, dejamos un material que puede servir por el resto de los años”. Y cierra: “También sentí esto como un reconocimiento a estas pioneras. Las veía yendo al cine y toda la gente aplaudiéndolas, sacándoles fotos. Eso se lo van a llevar guardado en el corazón por siempre. Son mujeres grandes. Están viviendo ahora, a los 80 años, lo que no vivieron cuando fueron futbolistas”.

Fuente : redaccionrosario.com